lunes, 21 de diciembre de 2015

Reto del Bukakke Parte 1

Ellos me retaron, dos compañeros de la universidad que parecen estar curiosos o tal vez han visto demasiado porno; o tal vez las cosas que hablan de mi hace que las personas se tomen cierta confianza conmigo, pienso que hay quienes quieren poner a prueba mis limites, y que también hay algunos que saben lo que pueden lograr conmigo.

Ellos me retaron, y se mostraron escépticos, por lo que dude en aceptar, no por la propuesta en sí, sino por mi sospecha de que sea una broma; a pesar de esa duda acepte, queriendo ver hasta donde iba la propuesta, sus alcances y veracidad.

Es un apartamento no muy grande, es tarde en la noche, en la sala hay un tapete blanco muy suave, en el que estoy arrodillada y desnuda ante ellos. Es el apartamento de Juan Pablo, y esta con su amigo inseparable Camilo; hay otros cuatro hombres, todas son caras familiares, pero no tengo nombres para esos rostros, sin duda son de la universidad, los habré visto en algún pasillo, en la inducción, la cafetería, algún bar cercano, un auditorio.

Nunca he visto tantos penes juntos, todos están desnudos y mirándome, me gustaría saber qué están pensando; la música esta alta, parece que JP disfruta la electrónica, y disfruta hacer reuniones en su apartamento, me pregunto si ya han tenido otras mujeres en esta misma posición.

La verga de JP entra en mi boca, la disfruto, la saboreo, la de Camilo esta en mi mano, y otra en mi otra mano, todos se juntan y buscan restregar sus penes en mi cara, alguno me da un par de golpecitos, haciendo que yo parpadee automáticamente, los veo que se masturban y me observan. Esa imagen me excita, quiero que me penetren... pero aún no lo van ha hacer. Viene a mi mente la conversación que tuvimos con JP y Camilo en la U, cuando me dijeron:

-...vienes, vamos a estar varios y te hacemos un bukakke-

-¿Un que?- pregunte no por ignorancia, quise reafirmar o que creí escuchar.

-Entre varios hombres te bañamos en semen- lo dijo con mayor seguridad, parecía que tenia la certeza que aceptaría el reto.

Abro mis piernas, llevo una mano a mi vagina, quiero estimularme mientras... uno de ellos da un paso adelante, aparta a JP con el brazo, veo que me apunta con su verga, abro la boca esperando que meta su verga, pero me sorprende con tres chorritos de semen que dibujan tres lineas desde mi mentón hasta mi frente, unas pocas gotas entran en mi boca, la saboreo y juego con su semen en mis labios.

-No te limpies- dijo Camilo colocando su mano en mi hombro. Enseguida puso su verga en mi boca, la metió y saco un par de veces, luego se froto y al poco tiempo eyaculo en mis senos, con dos chorritos fuertes que atravesaron mi pecho de lado a lado, luego puso su pene en cada unos de mis pezones, mojandolos con su liquido.

-¿Quién sigue?- dije en voz alta en un tono pícaro.

-La noche apenas comienza- dijo alguien.



Continuara en 2016... que vendrá con más Pensamientos Libidinosos.

Feliz fin de año a mis lectores, mucha diversión y mucho sexo.

martes, 15 de diciembre de 2015

Todos Fracasos IV: Obesidad Morbida

Creo que Ruben lleva casi un año haciéndome la misma invitación, creo que no la he aceptado solo porque me suena a un plan demasiado romántico, y el romanticismo cursi me crea algún tipo de aversión.

Esta cursando su segunda carrera como administrador de empresas, es chef, parece que desde hace años tiene obesidad mórbida, que hace que sea alguien reconocido en la U, en parte por su físico y en parte porque es una persona realmente agradable.

Desde que nos conocimos siempre me hablo de ir a su apartamento, en donde me prepararía lo que yo quisiera acompañado por vino; nunca me decidí, y no fue enteramente por su físico que he evitado esa invitación tanto tiempo, pero debo admitir que en parte sí lo era.

Amigos y amantes no perdían ocasión para hacer bromas, en donde la imagen común era que si follaba con Ruben quedaría totalmente aplastada.

Mientras él abre el vino todos esos chistes vienen a mi, en una cascada de memorias, de algún modo no pude contener una risita.

Pero la risa termino en el momento en que estoy en su cama, desnuda y esperándolo; ahora hay miedo y ansiedad, Ruben es realmente grande y obeso, me da curiosidad la experiencia pero a la vez me siento como una virgen sin tener la mínima idea de qué hacer y cómo hacerlo.

Se desnudo a los pies de la cama, no pude ver su pene, su barriga lo cubría totalmente, vi que se tambaleo un poco por efectos del vino, se tumbo suavemente en la cama, y rece para que ese movimiento no me catapultara contra el techo, sonreí con la imagen y abrí mis piernas hacia él. Ruben con sus dedos y su lengua comezo a explorar todo mi coñito, con paciencia.

A continuacion se puso de pie, tomo un poco más de su vino y rego unas gotas en mis senos, parece estar mucho más ebrio de lo que imagine; enseguida lentamente se empieza a posar encima de mi, siento un desespero por la idea de tener todo su peso encima, él por otra parte parece olvidar ese detalle.

Se deja caer suavemente, y me penetra, puedo sentir que mis pulmones tienen menos espacio para el oxigeno, trato de moverme y acomodarme para ganarles espacio, y lo logro parcialmente; Ruben empieza a moverse con agilidad, me sorprende, me aferro a él, empiezo a sentir placer y comienzo a pensar que puedo aguantar.

Súbitamente él se detiene, estoy esperando un cambio de posición, pero no sucede nada, solo siento su profunda respiración, y su peso en mi.

!Maldita sea¡ se quedo dormido, eso le sucede por tomar tanto, halo su cabello y hundo mi dedo en sus mejillas para despertarlo, pero apenas consigo algunos balbuceos, no se mueve, y parece que no tiene planeado hacerlo.

Empujo con todas mis fuerzas colocando mis manos en su pecho, ni un milímetro puedo moverlo, luego intento por un costado tratando de llevarlo al borde de la cama, pero todos mis esfuerzos no tienen buenos resultados.

!Maldita sea¡ debí tomar la iniciativa y hacerme encima, pero no, me estoy desesperando, no sé qué hacer; a continuación se me ocurre taparle la nariz con mis manos, tal vez ahogándolo reacciones, pero siento temor de alguna reacción violenta.

!A la mierda¡ si no hago nada aqui me quedare, me decido ha hacerlo, hago un esfuerzo para llevar mi mano derecha a su rostro, con dificultad lo consigo, tapo su nariz, en un principio nada, luego hace un violento movimiento hacia arriba y se desliza hacia mi izquierda, cayendo al suelo en donde todo su peso reposo en la alfombra, y sin despertar del todo.

!Soy libre¡, mis pulmones vuelven a tener espacio para el oxigeno.

Solo pienso en vestirme e irme y hacer algo con esta frustración.

¿Donde esta mi ropa?... hay no, no ahí... !MALDITA SEA¡


No 30. Masturbación en el bus

He dormido poco, tengo preocupaciones nocturnas del futuro, o del presente, no lo sé; pasé la noche con imágenes de una vida sin futuro, no tengo idea a donde voy, tengo una gran incertidumbre si la carrera que elegí me va a brindar tranquilidad.

Es temprano, muy temprano. Voy sentada en un bus casi vacío, el trafico es terrible, debo llevar 15 minutos frente a la misma casa antigua por la Av Ciudad de Cali, escuche que graban novelas en esa casa, por su toque antiguo y elegante.

Observo atentamente por la ventana, no tengo nada mejor que hacer, las personas se ven desesperadas; un taxista no para de pitar, de la camioneta que esta al frente puedo ver que agita sus brazos y hace señas con su mano, me apoyo contra la ventana, como queriendo dormir y despertar en mi destino.

Se oye un cristal rompiéndose, seguido por gritos de varias personas, puedo ver un hombre corriendo a toda velocidad con algo en la mano. Odio cuando eso sucede, e ideas de justicia y rabia se apoderan de mis pensamientos, me pongo tensa y mi respiración se acelera. Al darme cuenta, hago un esfuerzo por re-dirigir mis pensamientos... necesito tranquilizarme.

Viene a mi imágenes del fin de semana pasado, follando con mi jefe en vía publica bajo una llovizna, un compañero de la U que es el culpable de que haya dormido poco, una cita a ciegas que termino en un motel. Los recuerdos me tranquilizan, puedo darme cuenta que mi cuerpo se relaja y pasa a un estado en donde se desconecta del instante.

El bus no se mueve, debe haber un accidente lo que puede implicar estar aqui un tiempo importante; estoy sentada en la ultima silla, la entrada/salida es en la parte del frente, el conductor es joven, no debe tener más de 25 años de edad, y va con un compañero que parece ser contemporáneo, seguramente fueron compañeros del colegio... hablan estupideces en voz alta. En la primera fila hay una señora que debe estar en sus 50´s, parece estar muy apurada, detrás de ella hay un hombre joven con saco y corbata. Unas filas más atrás esta un hombre canoso, con un chaleco, parece un profesor, a su lado hay otro señor, sucio y descuidado, huele a tierra y gasolina, cada vez que lo veo impulsivamente intento abrir más ventanas.

Mis recuerdos me están excitando, empiezo a sentir calor, un calor que me hace sentir incomoda y desesperada por no poder hacer nada; decido pensar en otras cosas que me permitan sobrellevar la situación: el trabajo, la U, las vacaciones, el próximo año. Sin embargo nada de eso me resulta útil , ahora estoy profundamente aburrida, y lo peor es que la biblioteca, mi referente de que estoy cerca a mi destino, ni siquiera se asoma a la distancia.

"Necesito hacer algo, o voy a morir aqui encerrada, y ¿si me pongo a leer algo?, pero, ¿qué voy a leer la sentencia del juzgado que llevo?, eso seria peor.... estoy tan excitada, ojala fuera a la oficina de Victor o de alguien... uhmm sera... no, mejor no, además con jeans seria muy incomodo. Bueno, igual no tengo nada que perder... nadie se va a dar cuenta..."

Al desabotonar mi jean pensé en lo practico que habría sido llevar minifalda, pero cuando la distancia es grande prefiero los pantalones. Deslizo mi mano entre el pantalón y mi panty, de modo que me froto por encima del panty ligeramente, sin prisas, dándome cuenta lo húmeda que ya estaba.

El bus empieza a andar lentamente, bajo un poco mi jean, dirijo mis dedos directamente a mi clítoris, mantengo mi mirada en los otros pasajeros, vigilando mi privacidad, y la sensación de peligro y miedo lleva mi placer a otros limites; la idea de ser observada, ojos y miradas lujuriosas apreciandome... deseándome.

Lo hago intensamente, mi mano me genera muchos placeres, conoce mi anatomía, mi clítoris ultrasensible; debo terminar lo que empece, no quiero quedar a medias y frustrada, entonces busco un orgasmo, uno ligero, no puede ser muy intenso pues eso me delataría.

Se suben dos nuevos pasajeros, llevan uniforme de colegio, pero no me detengo, sigo estimulandome el clítoris, estoy tan llena de placer que he olvidado dónde estoy y hacia dónde voy; estoy más húmeda, empapada, me froto con mayor intensidad y puedo percibir que mi rostro empieza a ponerse rojo, hay mucho calor, mi rostro arde, mi boca se abre como si me estuviera ahogando, mis piernas se contraen y con una mano aprieto fuertemente la silla del frente. Me detuve, ese ligero orgasmo seria suficiente por el momento.

Los dos nuevos pasajeros se sientan en la ultima fila, justo a mi lado, me pregunto que habría pasado si...

Ese pensamiento es interrumpido al darme cuenta que estoy cerca a mi destino, me acomodo mis jeans, me lo abotono, los dos muchachos del lado me miran interesados y desconcertados a la vez.

Hoy no Pilar, hoy no, me dije a mi misma, tratando de enfocarme...


lunes, 14 de diciembre de 2015

Alcohol y Sombras II: En la calle, bajo una llovizna

Estoy ebria, veo luces moverse en el cielo, no sé si son reales, o si estoy dormida soñando con luces que parecen naves espaciales rondando el oscuro firmamento. Puedo notar que hace frío, pero el alcohol en mi sangre me protege del clima bogotano de la madrugada; Sí, eso lo recuerdo bien, salí con mi jefe a tomar algo, eso es real, con el movimiento la linea del sueño y la vigilia se hace claro.

Es un taxi, Victor aunque evidentemente alcohólico sabe que no quiere poner su vida y la de nadie en riesgo, eso me tranquiliza... otra vez oscuridad.

Mis ojos se abren de nuevo, pero no por completo, mi mejilla esta pegada al vidrio de la ventana, trato de sentarme bien y miro a mi derecha, puedo verlo observándome, creo que le divierte verme así. No sé a donde vamos. Mis ojos se cierran de nuevo.

Hay un ruido extraño y familiar a la vez, tengo una sensación placentera y no reacciono; escucho una conversación pero no distingo las palabras, puedo reconocer la voz de Victor, la otra voz masculina me es desconocida, es ronca y con un acento particular. Sí, son dos dedos en mi vagina, puedo sentir que mi nuevo jefe esta inclinado hacia mi, percibo la cercanía de su cuerpo.

A él le encanta que no use ropa interior, me reta a salir a menudo de esa forma, y jugar, divertirme con ello; sin embargo se vuelve una condición cuando salgo con él, me ha comprado minifaldas para que las use cuando salimos juntos, "con minifalda y sin cucos" me dijo esa misma tarde antes de ir a un bar, me llevo al Exito de la calle 53, eligió ropa para mi, con la condición que debería mostrarle mientras me probaba ropa... en el probador. Ese recuerdo me excito demasiado, me moje y los dedos de mi jefe chapoteaban en mi coño como un pez en un balde.

Decidí no abrir los ojos, gemí, y puse un dedo en mi boca para morderlo; de nuevo escuche a Victor comentando algo con alguien, no le entendí, parecía estar divirtiéndose... es su estilo, entre semana dedicado al trabajo y el fin de semana pierde el control. Abre mi blusa, aprieta mis pezones con sus dedos, y luego con sus dientes.

Enseguida abro los ojos, el taxi esta en movimiento, y mi jefe estimulandome con sus dedos mira atentamente las expresiones de placer de mi rostro.

-...así borrachas...- fueron las únicas palabras que entendí, cuando le hablo al taxista. Él no seguía mucho la conversación, pero parecía apoyarlo y asentir en sus comentarios.

No es muy hablador en sano juicio, pero con que se tome una cerveza todo el mundo se hace digno de su confianza y de hacer parte de su circulo más intimo.

Me sentí totalmente desinhibida, me quite la blusa, y la deje a un lado, luego la minifalda, de modo que solo conserve mis botas negras que llegan hasta mis rodillas. Sé que le encanta eso.

-...parqueese aqui- saco un billete de la billetera, y lo puso en el hombro del taxista, le dio tres firmes golpecitos y le dijo: -... y esperece un ratico-

Victor me tomo firmemente del brazo, bajándome del taxi, pude darme cuenta que había una leve llovizna, hace frió, pero mi calor interno me impide sentir frío; las calles están muy inclinadas... debemos estar cerca de su apartamento, pensé. Mi cuerpo rápidamente es cubierto por gotitas, paso mis manos por mi cuerpo, en parte jugando, en parte cerciorandome de qué tantas gotitas habían; claramente no estaba empapada, pero mi cuerpo quedo con el brillo de una tenue humedad que refleja tímidamente las pocas luces de los postes de la calle. Victor se detuvo unos segundos para contemplarme desnuda, bajo una llovizna nocturna esperando a ser poseída.

Guió mis manos a una reja, al sujetarme del frío metal puedo darme cuenta que es una casa abandonada... espero que no hayan fantasmas... o duendes, pensé y sonreí. Mi jefe, aferrándose de mis caderas, me penetra fuertemente con su verga, le gusta ponerme en 4, y mi vagina esta realmente feliz de recibir sus atenciones, me muevo a su ritmo, estoy feliz, estoy excitada, parece como si alguien quisiera tumbar esa reja de metal.

Trato de hacer el menor ruido posible, pero él hace de eso una tarea imposible de cumplir, la reja se mueve, él me penetra con más fuerza como queriendo llegar al fondo, mis gemidos salen y se vuelven palabras:

-Más... más...sí...así....más...- pienso en el taxista, en el buen espectáculo que esta viendo, y esa sola idea, hace que mi mano vaya a mi clítoris, y con apenas rozarlo un intenso orgasmo llena todo mi cuerpo de sensaciones desesperadas y placenteras. Mi jefe acelera el ritmo, y enseguida siento que clava sus uñas en mis caderas y se viene dentro de mi vagina con tres embestidas finales.

Me toma del brazo, al caminar siento que su semen se escurre entre mis piernas, la sensación húmeda y caliente me hace dar frió por primera vez. Victor quiere que entremos al taxi, pero lo detengo y le digo:

-Pasame algo para limpiarme- puse una mano en la puerta del taxi para apoyarme, estoy mareada, abrí mis piernas y con la otra mano puse mis dedos en mis labios vaginales, los abrí y más semen salio. Siento pasos que se avecinan, me doy vuelta para mirar, asustada, pero son un par de perros.

Mi jefe toma su pañuelo, y desde atrás seca toda mi vagina, alzo la mirada y veo los ojos del taxista mirándome, mientras apoya su barbilla en una mano que tiene sobre la superficie del techo de su taxi. Sonreí porque no sabia qué otra cosa hacer.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Todos Fracasos III: Rubio, de ojos azules

Desde que lo vi no pude apartar mi atención de él, un perfecto cabello rubio y liso, casi tan largo como el mio, y más alto que todos los hombres que estaban en el bar. Estoy segura que no le faltan mujeres... y hombres si ese es el caso.

Me siento afortunada de estar en sus brazos mientras subimos en el ascensor; tiene una acento muy extraño, apuesto que es de Suecia, o tal vez Noruega, no lo puedo decir con seguridad, pero si puedo decir que tiene un excelente físico, me derrito aquí, apretándome contra su pecho.

Fui suya desde el momento en que me hablo, y dijo:

-Eres mujer bonita... yo quisiera saber la hora que sale de aqui...- le regale una sonrisa, en parte por su encanto, en parte por lo divertido que fue escucharlo hablar.

De solo pensar en la noche de sexo que me espera me humedezco, sí, estoy bastante excitada, tal vez por la novedad, por los encantos que tiene un extranjero en tierras lejanas.

Entramos en la habitación,  no es muy grande, y puedo ver que no es muy organizado, su ropa esta amontonada en un pequeño sofá que no da espacio para sentarse. No quiero perder tiempo, estoy ansiosa, entonces me siento en su cama, y me quito mis botas y mis pantalones, luego el saco negro, quedando solamente en ropa interior; enseguida el me imita, dejando toda su ropa en el suelo, dejando ver una erección parcial.

Lo hace con naturalidad, las mujeres deben caer siempre hipnotizadas con esos grandes ojos azules; tomo su pene, lo meto en mi boca...lo saboreo mientras me toma del cabello, paso mi lengua por todo el glande, su erección se hace cada vez más firme. Pone su mano delicadamente en mi mentón, levanta mi rostro y me besa tiernamente.

Me quita mi sujetador, luego se agacha ante mi y con los dientes saca mi tanga; me acomodo en la cama, él se pone un condón rápidamente, se deja caer sobre mi, y me penetra suavemente.

Muy suave lo mete y lo saca, a un ritmo muy lento, empieza a decirme cosas al oido:

-ohh bella... te amo... bella mujer- abrí más mis piernas y me aferre a él, apara que me follara más fuerte... pero no sucedió.

-ohhh sii...ahhh....mhhh- comenzó a gemir, como actuando en una porno, y comenzó a hacer movimientos que solo puedo definir como ridículos y actuados.

Abrí mis ojos desconcertada por los ruidos espantosos que este tipo hace, no sé si llorar o reír, su pene es de un tamaño normal, pero sus movimientos suaves, estereotipados y ficticios no generaron ningún tipo de placer en mi. Es como fingir que esta follando cuando esta follando... así como cuando un actor finge correr en lugar de correr.

Decido entonces relajarme, y esperar que el hombre rubio de ojos azules acabe con su actuación; empiezo a imaginar que debido a su belleza ninguna mujer le ha criticado sus talentos como amante, y él se ha convencido que es todo un as en la cama.

Sus gemidos se hicieron más intensos y graciosos, contuve la risa, él lo interpreto como un orgasmo, y al poco tiempo se vino. Él estaba sudando y jadeando, como después de haber corrido una maratón.

-¿te has venido... mujer hermosa?- pregunto, mirándome a los ojos mientras ponía de pie y se quitaba el condón.

-ehhh si- respondí, y entendí el mito, es difícil decirle a este hombre que no, rompe el corazón solo pensar en hacerlo sentir mal.

-yo poder... ser el amor toda noche, soy caliente mami- dijo con entusiasmo. Maldita sea, y su forma de hablar me esta matando, pensé mientras contenía una carcajada.

-ahhh, entiendo, pero me tengo que ir- dije sin pensarlo, solo quería huir y reír libremente.

-ohh muy pesar- lo vi genuinamente triste, tan triste que por un momento pensé en quedarme, pero no, si no me voy ahora, no podre aguantar esto toda la noche.

Cuando subí al taxi, no pude contenerme más, una gran carcajada salio de mi, fue tan intensa y duradera, que llore y mi estomago empezó a doler, duro todo el trayecto hasta mi casa, y mi libido quedo en cero. El taxista también rió sin saber porqué.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Tetas Pequeñas

Tener senos pequeños es algo bien particular, una se suele sentir en los comienzos menos y, poco atractiva; como que las miradas van a otra parte y no ha ti, lo que puede ser un factor de riesgo para el autoestima, que se ve afectado por una serie de mitos que te hacen sentir que debes hacer algo al respecto o resignarte a que no te miren.

Soy consciente que tengo el sesgo latinoamericano, por lo que me encantaría saber sobre este mismo asunto en otras partes del mundo. En ese sentido hablo desde mi experiencia en Bogotá, Colombia y cómo viví esto en mi adolescencia y mi edad adulta.

Desde los 15 años de edad aproximadamente empece a usar brasier, y desde entonces mi talla no ha cambiado, 32 de copa A. Desde el punto de vista de comodidad me sentí afortunada, no pasaba por las incomodidades al correr, hacer deporte, entre otras cosas típicas de la edad y el colegio que si pasaban mis amigas más cercanas.

Pero me daba cuenta que a mis amigas las miraban más, y les traía algo más de "suerte" en muchos aspectos de la vida. En otras palabras pensaba que ellas eran bonitas y yo era la fea.

Sin embargo notaba la gran sensibilidad que tenia en mis senos, y me preguntaba si ¿acaso entre más grandes más sensibles?.

Pronto, y digo pronto es a los 16 años de edad descubrí que habían hombres que disfrutaban de los senos pequeños, y les gustaban, lo cual me lleno de alegría, pues tuve la certeza que podría ser atractiva así no tuviera unas tetas grandes. Ello me relajo, y me permitió disfrutar de las que la naturaleza y la genética me dieron.

¿Te las vas a agrandar?, te las podrías operar. Estas fueron cuestiones que vinieron en la adultez, y que entiendo porqué muchas mujeres optan por el sí; en mi caso siempre he tenido la certeza de que o es una opción viable, ya que soy feliz como soy.

Aprendí que así sean pequeñas, me puedo divertir con ellas, puedo seducir, puedo no llevar sujetador y no pasa nada.

¿Y en el sexo?. Bueno, pues seguramente no podre hacerte una rusa como en las películas XXX, pero particularmente me encanta que me pasen el pene por los senos, los pezones, y que terminen ahí; lo disfruto muchísimo, y he visto que mis parejas también lo disfrutan.

A pesar de su tamaño atraen miradas curiosas y de deseo, lo que hace que a la hora del sexo reciban mucha atención...

¿Qué opinas?, cuéntame un poco de tus experiencias, coméntame ¿qué es lo que más disfrutas de los senos pequeños?...



viernes, 4 de diciembre de 2015

No 29. Pasando la materia

Nunca he tenido a las matemáticas en mis afectos, creo que desde muy niña aprendí una especie de bloqueo mental ante los números; grande fue mi sorpresa y decepción cuando me di cuenta que habían varias materias de matemáticas y estadística los primeros semestres de la carrera, creo que es una sensación que muchos y muchas de los que estudiamos psicología tenemos ese primer año.

Estadística II fue al finalizar el año mi monstruo negro, por alguna razón deje de asistir a esa clase, aún sabiendo que la perdería. Tal vez es el profesor, un viejo canoso malhumorado que siempre huele a cigarrillo; parece que nos ve a las psicólogas como ineptas para su materia, en sus ojos puedo ver que no nos soporta.

El año esta finalizando, y según mis cuentas, por fallas y parciales apenas me voy a sacar un 1.5 sobre 5. Tengo rabia, me descalifico a mi misma, pensando que el próximo semestre tendré que volver a ver Estadística II; en su metodología le gusta divertirse viendo sufrir a las personas, de manera personal, le agrada tener entrevistas personales para explicarles el porqué de las notas, mirando a los ojos a sus estudiantes y "degustando" su nerviosismo, para rematar siempre con su frase característica de "yo sé que ustedes son psicólogas, y no les interesa esta vaina, pero tienen que aprender a hacer estas pendejadas...".

Cuando entraba a clase siempre recibí de su parte un "tenemos una estudiante nueva...", quería matarlo, pero nunca fui capaz de responderle algo. Tiene fama de viejo verde pervertido, no porque saliera con estudiantes, sino que algunos decían que lo veían siempre viendo porno en la sala de internet de la U; sin embargo mi impresión es que odiaba a las mujeres, las miraba con una extraña combinación de deseo y desprecio que generaba miedo o asco, o las dos. Pero eso es solo una percepción femenina, ya que los hombres lo veían como un señor de un malhumor que les parecía gracioso, y es que para ellos había un trato evidentemente diferente... y no es que nadie pensara que era gay, pero se le veía más relajado, tal vez las mujeres lo intimidaban.

Y... aquí estoy sentada esperando mi turno para que este profesor me comunicara mis notas, pensé en no asistir, pero imagine que podría ser peor huir de la situación. No resulta muy alentador ver los rostros de mis compañeras cuando salen del salón donde esta el profesor, algunas se ven molestas, otras con lagrimas, y claro, mis compañeros hombres salían sonrientes, no me imagino cómo voy a salir yo, pensé. Tuve una imagen mis, saliendo arrastrándome por el suelo, y con lagrimas negras. Que bueno que no me puse maquillaje.

Me puse unas botas y una minifalda, una blusita esqueleto negra con el logo de Ac/Dc en azul, depronto pensé que había sido mejor haber elegido algo más "masculino", esos pensamiento me ponen más nerviosa, y lo peor, me dejo de ultimas, debe tener su mejor repertorio para mi... la estudiante nueva en sus clases.

Maldita sea, llego mi turno, estoy temblando; me asomo por el borde de la puerta, y puedo verlo que esta de pie junto al escritorio del salón:

-Señorita Pilar, pase- con sus manos señalo una silla. Pase y sin decir palabra alguna me senté, no lo miraba, mis ojos estaban clavados en el suelo.

-¿Sé le perdió algo?- dijo secamente, y mi miedo se volvió terror por tener que verlo a sus ojos.

-No, nada- respondí con una vocecilla apenas audible.

-Pensé que no se iba a dignar a venir hoy- la ironía en su voz encendió mis ojos de rabia, no porque fuera a atacarlo, sino más bien estaba acorralada.

Después de una larga disertación sobre mi desinterés y mi ineptitud me percate que había sido muy optimista, mi nota final es 1.1 sobre 5.

-Pero, podemos llegar a un acuerdo, tengo una propuesta que solo es para sus oídos... y solo se la digo si esta dispuesta, y sino, nos olvidamos de esto y nos vemos el otro año- vi su particular interés, pero era confuso ya que la sequedad en su tono se mantuvo.

-Pues, no quiero repetir la materia...- respondí, dejando claro mi disponibilidad.

-Me han contado que es buena en algunas... cosas, si quiere pasar la materia, la recojo en mi carro en..-  vi las intenciones, sin duda quería pasar muy discreto ante la situación, pero me alegro, pues vi la oportunidad de no tener que ver más estadística el resto de la carrera.

Salí del salón, con una expresión seria en mi rostro, casi neutral, los demás la interpretaron como que "ya sabia lo que le esperaba". Baje al primer piso, salí de la U, y fui a una tienda al frente, pedí una Pony Malta, y me entretuve un rato mientras escuchaba la conversación de dos estudiantes, sobre sus planes en las vacaciones, me pareció una tierna conversación.

Es casi la hora, salgo de la tienda, y camino dos cuadras hacia el norte, y me pongo de pie en un esquina poco concurrida, pasaban carros y motos, me veían de manera extraña. Vi el carro del profesor, se estaciono frente e mi, y me abrió la puerta, entonces seguí, y me senté sin decir nada, él tampoco hablo.

Hace mucho calor, y como suponía su carro apesta a cigarrillo, al estar cerca, pude darme cuenta que su bigote canoso tenia las puntas amarillas, tan vez por la nicotina o porque en sus mejores años era rubio; no fui muy consciente del camino, pero ne menos de 5 minutos ya estábamos entrando al parqueadero de una residencia a pocas cuadras de la U, nos bajamos, en silencio y subimos a la recepción, el profesor pago un tiempo de 3 horas, y el recepcionista nos miraba interesados, tal ves imaginándose alguna historia.

Subimos una escalera, y nos dan un cuarto pequeño, en el segundo piso, entramos, y de su maletín saca unas esposas, y dice:

-Desnúdese- su mirada fuerte persisitio, pero ahora había algo de ansiedad... locura tal vez.

Me quite las botas, deje mi blusita en una mesita al lado de la cama, y mi minifalda quedo en el suelo, me senté al borde de la cama, y vi como el profesor me miraba.

-Acuéstate- obedecí, me acosté en la cama, mientras el tomaba mis manos y me esposo a la cabecera de la cama, hay una especie de aro incrustado en la pared, seguramente no es la primera vez que viene.

Luego vendo mis ojos con su corbata, todo quedo oscuro para mi, escucho que se quita el pantalón, lo hace con paciencia, la idea que me vea desnuda y con deseo, hace que me humedezca rápidamente. sus dedos tocan mi vientre, acaricia mi ombligo suavemente, luego sube, se detiene en mi pecho, lo inspecciona, después siento sus dedos en mi pezón derecho y enseguida en mi otro pezón también, los aprieta suavemente.

La punta de su lengua toca ligeramente mi clítoris y mi humedad, enseguida siento que uno de sus dedos entra en mi vagina, primero la primera falange, y luego todo el dedo. empiezo a gemir sutilmente; a continuación, con mas intensidad besa mi vagina, su bigote me hace cosquillas, pero su lengua se mueve con experticia en mi coño, siento como si me fuera a hacer venir muy rápido.

Y lo logra, tengo un intenso orgasmo, me espalda se arquea hacia atrás, aprieto mis muslos en su cabeza, pero él no se detiene, se mantiene y con fuerza sigue estimulando mi clítoris, me riendo, me relajo y dejo que lo siga haciendo. Se incorpora, y de deja caer sobre mi, me besa en la boca, sabe a nicotina, y lentamente me penetra, puedo sentir su pene erecto y palpitante entrando en mi vagina.

-Es verdad lo que dicen... esta estrechita...- me dijo al oído, mientras me penetraba cada vez con mayor fuerza. Siento demasiado placer como para pensar en sus comentarios.

Sus movimientos son cortos, pero rápidos, y están estimulandome de una excelente forma, me vendré pronto de nuevo.

-Le voy a poner 5, señorita Pilar- cuando dijo mi nombre sentí como se estremeció, me dio con mayor fuerza, como buscando depositar su semen lo mas profundo posible... o eso creo, no estoy segura si se puso un condón.

Saca su pene, me quita su corbata de mis ojos, enseguida busca algo en su maletín, y puedo darme cuenta que no esta usando condón, igual... no me importa. Saca una cámara, no es muy grande, apunta a mi coñito, y empieza a sacar varias fotos. Luego se acuesta a mi lado, y me muestra las fotos que saco, en donde se ve mi vagina, rojita, y escurriendo su semen. Me dice que es su fetiche.

Recoge el semen de mi vagina con sus dedos, y me lo da en mi boca, saboreo sus dedos; entonces saca su portátil, lo pone a mi lado, entra a la plataforma de la Universidad, y sube mis notas, dejándome 5 en todos los cortes. Eso me hace muy feliz.

Cierra el Pc, comienza de nuevo a frotar mi clítoris, su mirada esta fija en mi, en mis expresiones de placer, se sube en mi de nuevo, mis muñecas empiezan a doler.

-¿Me las quitas?, ya me están doliendo- el profesor hace un rápido movimiento y me las quita, pongo mis manos en su espalda, y me aferro a él. Me penetra de nuevo.

-La quiero llenar- susurro a mi oído. Abrí mis piernas como accediendo  sus deseos.

Cuando estaban por cumplirse las 3 horas, el profesor me pidió que me sentara al borde de la cama, abriendo mis piernas, mientras con mis dedos abría mis labios dando paso a que el semen saliera, y el pudiera sacar las ultimas fotos.

Se ofreció a llevarme a mi casa, pero me negué, tengo ganas de caminar, le dije; él se fue en su carro, moría de hambre, no había comido nada desde el desayuno, entonces me dirigí a comer algo, enseguida pude percatarme que aun había semen en mi interior, es una sensación extraña y divertida a la vez, debí bañarme antes de salir, pensé.

Entre en un Olímpica en la calle 63, pedí un sandwich de pavo, eso serviría por el momento.

Bueno, un pequeño precio por no volver a ver estadística en mi vida. Sonreí, ahora empiezan las vacaciones, luego fruncí el ceño, y me detuve a reflexionar sobre algunas palabras del profesor.