martes, 16 de mayo de 2017

Mansiones y Cabañas III

De algún modo de antemano sabia mi respuesta, cuando Dario me dijo que debía volver esa tarde a Cali, me pregunto si deseaba acompañarlo o por el contrario prefería esperarlo en aquella casa la cual estaba disfrutando al máximo, no solo por nuestros juegos sino por la tranquilidad del lugar, y claro ... la piscina privada no me es indiferente.

Me prometió regresar esa noche, pero sabia que mentía; creo que tiene miedo que me enfade por su repentina partida, lo que no sabe es que John Le Carre me acompaña, y de alguna manera entiendo ahí mis pensamientos conspiranoicos y paranoicos. Así que en realidad no me molesta pasar una tarde en la piscina, unas cervezas heladas y un buen libro... y claro tal vez me masturbe un par de veces.

Media hora después me quede mirando el polvo que dejaba la camioneta de Dario al irse, entre a la piscina con una cerveza, el cielo completamente azul es mi techo, abrí el libro a medio empezar, llevo apenas cinco paginas, así que decido reiniciar la lectura desde el inicio; el calor, la temperatura del agua, mi desnudez... tengo una sensación de libertad y tranquilidad que en la ciudad son imposibles de experimentar, pienso que podría vivir una vida ahí.

Unos minutos después me caliento, decido tocarme un poco, estimulo mi clítoris y me entrego un rato a la autosatisfacción; entonces me doy cuenta que no podría vivir ahí si no existiesen hombres a los cuales conocer y..., seria bastante aburrido. 

Escucho el débil sonido del timbre, pero decido ignorarlo, luego se escucha los golpes del metal de la puerta que se abre, y pienso que tal vez Dario al irse olvido poner el candado... una sensación opaca de vulnerabilidad me ahoga, es como si por un momento olvidara respirar. Dos sombras se acercan a mi, me saludan en un tono amable y me hacen una pregunta que no logro responder, de mi boca solo sale silencio; en mis pensamientos, bueno en realidad no logro explicar qué hay en mis pensamientos.

El primer hombre, el mas viejo, es la misma persona que había venido el día anterior, debe tener aproximadamente 50 años, su pelo esta a medio canar, lleva un sombrero y la camisa abierta, se ve fresco como recién salido de la ducha, el otro es mas joven, tal vez unos 21 años, lo más posible es que sea el hijo del primero, pero no puedo afirmarlo, es más alto y delgado, lleva una gorra de los Toronto Raptors y una camiseta blanca. Ambos se ven sorprendidos, claro imagino que lo ultimo que esperaban ver era una mujer desnuda en la piscina en la finca de "sus patrones", una mujer sola, tal vez esperaban ver una pareja, pero no una mujer sola.

Mis ojos de sorpresa debieron impactarlos, tal vez hasta asustarlos, ambos se disculparon, y trataron de solo verme a los ojos; el más viejo me explico que debía trabajar en el piso del segundo nivel, y que esperaba no molestarme, creo que dije "no hay problema", y ambos bajaron al lado de la cancha de fútbol, tomaron algunos materiales de construcción que reposaban ahí, los llevaron en 5 recorridos al segundo nivel de la casa, mientras yo trataba de hundirme en la lectura, pero fue difícil, me encontré absurdamente distraída con mi imaginación.

Caí fácilmente en la fantasía en que ambos se metían a la piscina conmigo y me follaban entre ambos, con esa sola imagen sentí como mi vagina empezó a derretirse. Iniciaron los martilleos, las conversaciones de trabajo, todo ese ruido era el fondo de una nueva sesión de autosatisfacción en la que rápidamente tuve un ligero orgasmo con una imagen en mi mente... ser observada por aquellos trabajadores, miro a mi alrededor pero no hay ojos voyeristas a la vista. No puedo negarlo, es un poco decepcionante.

El hombre más viejo se pone de pie al borde de la piscina, me dice que debe irse, pero que vuelve mañana, añade que su sobrino terminara de pintar un pared antes de irse. Se despide con amabilidad y trato de hacer lo mismo; ahora pienso en seducir al "sobrino", podría pasar un momento agradable, ademas este tipo de lugares son para pasar momentos agradables impunemente. Pero hay silencio, supongo que pintar una pared no es una actividad muy ruidosa, no obstante, el silencio me inquieta... pero termino razonando que tal vez se ha ido huyendo de mi, ese pensamiento hace que se me escape una risita.

Casi media hora después aparece mirándome al borde de la piscina, se quita los zapatos y mete sus pies en el agua sentándose pesadamente tras una tarde de trabajo; él no es como su tío, ya que este a pesar de verme desnuda nunca sentí intenciones masculinas... mas bien había una cierta tensión de "no debo mirar" combinada con "solo mírela a los ojos", pero el sobrino no cuenta con ese control, creo que esta en una edad en donde puede ignorar fácilmente esos razonamientos. 

No se preocupa por disimular que miraba mis senos en el momento en que me pregunto si ya había ido al río, le dije que no sabia que había un río cerca, a lo que continuo hablándome del río, de lo limpio que era, y que estaría encantado en llevarme en la mañana, le dije que podría ser una buena idea. Al terminar de decir esa ultima palabra me percate que él tenia una erección bastante visible bajo su pantaloneta, aparte la mirada rápidamente, me di vuelta y tome un poco de mi cerveza, la termine, entonces me pregunto si deseaba que le trajera otra cerveza, asentí, él se levanto deprisa a la cocina.

Tener un mayordomo me vendría bien, pensé; la sensación de estar vulnerable no me ha abandonado... y eso de algún modo me excita. Algunos minutos después regresa con dos cervezas en sus manos, una águila y una poker, la segunda es para mi, la deja a mi lado, y con toda naturalidad se baja su pantaloneta, se sienta en el borde la la piscina exhibiéndome su erección. No puedo evitar de mirarla, pero no quiero dejar de mirarla, él se percata de ello y sonríe levemente... una sonrisa de triunfo tal vez.

A continuación tenemos una especie de conversación sin palabras, es como si me dijera "ven chupamela que esta rica, sé que la vas a disfrutar", y entonces en mis pensamientos le respondí "te la voy a mamar hasta que te vengas en mi boca, y nunca me vas a olvidar...". Al terminar ese pensamiento me acerque, me puse en medio de sus piernas mirándolo a los ojos, luego a su erección, y nuevamente a sus ojos, él tomo su pene con la mano y lo acerco a mi rostro, lo restregó levemente por mi mejilla izquierda, por mi frente, y luego entro en mi boca mientras él levanto su cerveza y se la tomo casi hasta la mitad de un solo sorbo, me tomo del cabello suavemente y me hizo mirarlo a los ojos haciendo que su pene saliera de mi boca, derramo un poco de cerveza en su verga y luego la metió de nuevo en mi boca... la lamí, la saboree como si la deseara hace días o como si no probara una en semanas. Muy pronto el sabor de la cerveza fue reemplazado por el de su semen espeso.

Me lleva enseguida a la cama como si fuera una carrera contra el tiempo o como si temiera que me arrepintiera de esto, o tal vez solo ha pasado demasiado tiempo desde que estuvo con una mujer; se hace encima de mi, me penetra impacientemente, lo hace con fuerza, como si tuviera rabia por algo o por alguien... no obstante no tengo queja alguna de su estilo. Esta vez dura más, como si él deseara que ese momento no terminara a pesar de tener cierta prisa, veo contradicción en sus ojos por un sentimiento que evita.

Tengo un par de orgasmos, luego él se viene y sin aliento se acuesta a mi lado, no hablamos, el silencio solo lo quebranta nuestra respiración medio acelerada; luego menciona nuevamente el río, dice que tiene una sorpresa para mi, solo asiento mentalmente, pues no puedo imaginar que ya tenga una sorpresa para mi si apenas hemos interactuado... ni siquiera sé su nombre, y él no sabe el mio.

"Sé que te va a gustar perrita" me dice mientras vuelve a hacerse encima de mi, me penetra y continua "la vas a disfrutar", me besa, sus ojos permanecen abiertos, los míos hacen lo mismo, siento un pequeño escalofrió imaginando que Dario llegara en ese instante, ¿no ha llamado debido a que quiere sorprenderme? o ¿tal vez no ha resuelto sus asuntos?

Se derrama en mis senos y con sus manos esparse su semen por mi pecho, se despide mencionando que viene por mi a las 9:00am, le digo que estaré lista.


CONTINUARA...




lunes, 8 de mayo de 2017

Cabañas y Mansiones II

Entre más avanzamos en la carretera me percate que la niebla quedo atrás, bajábamos y la temperatura iba subiendo poco a poco, además habíamos abandonado muy temprano aquella cabaña tenebrosa. Dario disminuyo la velocidad y dio un giro a la izquierda para tomar un camino que en principio me pareció casi un camino abandonado, seguramente iríamos otra cabaña rustica, o tal vez a un río, pensé. Mientras conducía, Dario empezó a hablar: “Esta finca que ves aquí, la de esas murallas altas, bueno, es que ahí hay una cancha de fútbol… esa finca era (o es) de los Rodríguez Orejuela, dicen que ellos traían a jugar ahí al América…”. 

Días atrás me había encontrado con un periódico local, dedicaban todas sus páginas a sus equipos de fútbol, alguno había quedado recientemente campeón, no sé si el América o el Cali, tenía un gran encabezado que decía “Se adelantó la feria de Cali”. Solo por eso entendí la referencia que hacía respecto a aquella finca… y parte de su historia.

Llegamos a una especie de entrada/portería, con una caseta a medio hacer, dos vigilantes que escuchaban la radio nos detuvieron y nos preguntaron a donde íbamos, Dario respondió que a la finca de… -no entendí el nombre-, el más viejo fue a la caseta, saco un libro, busco la autorización de ingreso e hizo una seña a su compañero para que nos dejara ingresar; el camino era un sube y baja interminable, el pavimento solo nos acompañó hasta la entrada, el resto es polvo y piedra, creo que se parece mucho a esos sectores llenos de fincas en el eje cafetero, pero sin café, mas bien solo hay maleza, sin embargo, pronto puedo darme cuenta de un montón de bonitas casas, una tan distante de la otra que en medio cabrían hasta cinco casas más. Quedo maravillada por lo bonitas que son, son enormes, pienso que nunca viví en una casa y por alguna razón deseé hacerlo en algún momento.

Todas las casas parecen estar vacías, seguramente sus dueños solo vienen en fechas especiales, pero en su mayoría custodiada por perros que no me gustaría encontrar con hambre. Pero más que casas dan la impresión de ser fortalezas que guardan secretos.

A paso lento creo que nos demoramos cerca de quince minutos en llegar a nuestro destino, una gran casa de dos niveles incrustada en una pequeña colina, el techo sobresale de la cima de la colina, pero la finca realmente esta abajo, hay que seguir unas escaleras que bajan dos niveles para poder ver la piscina y una cancha de mini-futbol. En el primer piso hay una cocina, dos habitaciones medianas y una gran sala descubierta, en el segundo piso no hay nada por el momento, parece estar aún en construcción. No hay perros. La rodea una malla alta, la puerta está cerrada con un candado que se consigue en cualquier ferretería, no hay casas vecinas, alrededor solo hay otros caminos, creo que todo ese lugar es una gran telaraña de caminos y casas.

En una de las casas vi una cuatrimoto, y no pude dejar de imaginar a una banda de adolescentes borrachos andando a toda velocidad por aquellos caminos, tal vez saltando, tal vez adictos a la adrenalina; al poner el pie en el suelo me choco con un objeto extraño... una herradura medio oxidada, esta doblada de una manera extraña, la levanto del suelo y la miro con ojos de una niña que soñó con tener un pony, bueno tal vez no un pony, más bien un pegaso.

Hace sol, mi frente perlada de sudor, mi vestidito se pega a mi cuerpo, solo llevo una botella de agua caliente que me sabe a veneno. Él lleva la camisa abierta, sus vellos del pecho brillan empapados y puedo distinguir como le bajan varias gotas de sudor. La piscina, oh si, se muestra muy tentadora, y cuando miro mas de cerca la casa se me hace muy similar a la parte delantera de un barco pirata, siendo la piscina la proa que sobresale de la pequeña colina.

Deseo mas que nada pasar el día en la piscina, se ve limpia y fresca, brilla con los reflejos del sol; no tardo en entrar a la piscina, desnuda -no necesito traje de baño-, el agua esta helada y me encanta; Dario me sigue, entra también desnudo al agua, comenta que la finca es de un amigo, que la empezó a construir hace un año con la idea de vivir ahí, pero que por ahora solo la tiene para ir algunos fines de semana, y su uso resulto ser más para reuniones familiares y de amigos. Luego me dice lo bien que la paso anoche conmigo, pero que solo falto algo para que fuera una noche perfecta, frunzo el ceño y le pregunto qué fue lo que falto, y me responde: “solo falto que me dieras culito”. Le digo que aún no se lo ha ganado, él levanta las cejas en señal de asombro y de tener una incógnita en sus pensamientos, me interroga respecto a cómo puede ganárselo y solo le digo que es algo que con solo palabras es inaccesible.

Se acerca, me toma de la cintura, me da vuelta y me apoya contra el borde de la piscina, quedo mirando al cielo con incertidumbre de sus intenciones inmediatas pero segura de las finales; roza mi ano con un dedo, como reconociéndolo y como estimulándolo; enseguida siento como lo hunde en mi culo, despacio, con fuerza, lo saca de nuevo y lo introduce, me susurra al oído y me pregunta si me gusta eso, yo le digo que me encanta y que no se detenga, “lo que sigue te va a encantar” dice y saca su dedo, luego percibo la punta de su lengua penetrando mi culo… eso me lleva a gemir a razón de una inesperada sensación. Mientras juego con su lengua en mi ano me sonrojo levemente pensando que tal vez algunos ojos nos vieran a través de la malla, abro mis ojos y vigilo que nadie nos vea, pero abandonos esa empresa rápidamente cuando el placer ya domina mi cuerpo que se retuerce en el borde de esa piscina.

Su lengua se detiene, ahora en los bordes de mi culo me doy cuenta de lo hinchada y dura que esta su verga, me penetra lentamente hasta llegar al fondo, inicia un movimiento firme, lo mete y lo saca, mientras estoy en los límites del dolor y el placer, aumenta el ritmo y la fuerza, mis gritos solo lo alientan a continuar hasta el final. Jadeante, sin aliento cae sobre mi espalda, me lame, y me dice que ahora si es un fin de semana perfecto.

Sigo en el agua, por un momento imagino un hilito blanco que se desprende de mi, incluso volteo a buscarlo... pero no lo veo en absoluto; Dario se sienta en el borde de la piscina como recuperando el aliento, me sonríe, me observa detenidamente. Me fascina que me observe de esa forma. Salgo de la piscina y busco en la nevera una coca-cola, le pongo un cubo enrome de hielo, parece frappe. Llaman a la puerta, suena un timbre afónico, Dario atiende la puerta sin dudar, entra un hombre mayor, da la impresión de ser un trabajador de la finca, escucho que viene a terminar un trabajo, sin embargo, mi compañero lo persuade para que venga otro día, me pregunto si nos espió minutos antes... seria divertido de ser así, pero ese tipo de cosas no se preguntan, o en mi caso no sabría preguntar, incluso tal vez es mejor dejarlo en la fantasía.

Estar desnuda, ser admirada, morboseada.

Estoy desnuda, y con un inmenso deseo de jugar, de divertirme, de...

En la tarde me puse mis tenis, permanecí desnuda con la intención de caminar por la finca y aprovechar cada rincón de ese lugar; follamos en la cancha de fútbol, lo cabalgue, él me alzo y me dio verga muy rico contra uno de los postes de la cacha, contra la malla, otras zonas verdes… en fin. Empecé a sentir frío al atardecer, permitiéndome darme cuenta que estaba toda untada de semen al final del día. 

Todo estaba oscuro, creo que pocas veces las estrellas se ven de esa manera; Dario recibe una llamada, se le ve preocupado pero guarda silencio, no me comparte lo hablado.



CONTINUARA...