jueves, 11 de octubre de 2018

Decepciones amorosas

Leonardo es un hombre grande, tiene gafas, cabello corto, gordo pero no obeso, velludo, dice que tiene 42 años, mide 1.80, lo que quiere decir que casi estoy a la altura de su ombligo. Le gusta el vino, y por ello empezamos a vernos desde hace años, lo que me gusta de él es que a pesar que se ve como un hombre maduro cuando se le conoce tiene una inocencia infantil que provoca ternura. Eso lleva a que nuestras conversaciones siempre sean divertidas y poco serias.

En la cama nos llevamos bien, siempre que follamos lo hacemos como si hace años no lo hiciéramos; tengo algo claro, y es que Leonardo suele buscarme cuando tiene algún tipo de decepción amorosa, alguna separación, infidelidad, un rechazo. No me molesta, no lo hacemos explicito, pero hay esa especie de pacto. Esta vez ha sido una compañera del trabajo que no ha querido tener una relación con él, y eso le a dolido e incrementado su sensación de soledad.

Riega algo de vino en mis senos, los lame, con la punta de su lengua estimula mis pezones, mientras sus dedos rozan mi clítoris, me besa, me penetra delicadamente, me aferro a él, me encanta aferrarme a él. Su frente se cubre de sudor.

En la mañana nos despedimos como si fuera un hasta pronto, pero ambos sabemos que es un hasta la próxima vez que tenga el corazón roto.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Cuando se tienen dos amantes en un día

Follamos en el sofá, me muevo lentamente, estoy encima y Camilo sentado me mira sin decir palabra, agarra mis senos, pellizca mis pezones delicadamente, los lame, los muerde; me reclama por haberme ido sin despedirme el pasado viernes, y conteste de manera despreocupada argumentando que seria incomodo estar ahí cuando todos despertaran, simplemente no quería escuchar quejas y niños vomitando. Camilo hace una mueca y acepta lo que digo, me besa, me toma por la cintura, me lleva a la cama.

Me pregunta si es un buen aprendiz, yo le digo que si, que ha aprendido rápido y que seguramente una futura novia se enamoraría fácilmente de él, me dice que no quiere niñas, que le gustan mayorcitas como yo; me besa, lame mi cuello, mis senos, dice que quiere trabajar y vivir cerca de mí, pero él sabe que eso solo seria posible en un par de años, y yo sé que seguramente en un par de años ya no seamos amantes. Se viene en mis senos, me pide tomarle una foto con su celular a mis senos bañados en su semen, le digo que no hay problema.

Voy al baño, me limpio, me miro al espejo, Camilo aparece, me besa la espalda, me penetra de nuevo, nos miramos en el espejo, me hago consciente de su cara de niño, su cuerpo adolescente, pero su forma de follarme ya es la de un hombre. Suena el celular, veo que es Antonio, dice que quiere verme, le digo que estoy ocupada, se enfurece, me insulta y cuelga. Camilo se viste, me besa, quedamos de vernos el sábado. Suena el citofono, mientras Camilo se va, me dicen que Antonio ha llegado, autorizo que pase. Mi corazón palpita de nervios. Al llegar apenas si me saluda, me besa, me toca, me insulta, dice que huelo a semen, se quita la ropa, me desnuda y me lleva a la ducha, no me deja dormir en toda la noche.

Miro el celular, 5:00am, Antonio se viene por cuarta vez, me besa, dice que sus noches son mejores cuando esta conmigo, se muestra cariñoso, dormimos un par de horas. Desayunamos juntos, me lleva a un lugar muy agradable, hablamos, pero como siempre hablamos de otras cosas, de seguro no me apetece hablar de "nosotros". Me entrega una prueba de embarazo y me dice que quiere que me la haga, la guardo y no hago comentarios. 

martes, 9 de octubre de 2018

Antonio me sorprende

Me sorprendió ver a Antonio esperándome cuando salí del trabajo, no es usual en él darme esas sorpresas, pues tiene como costumbre el orden y planear absolutamente todo lo que hace; vamos a cenar sushi, todo muy tranquilo, hablamos de trabajo, de vacaciones soñadas, no hablamos de nuestra relación. Me lleva a mi casa, subimos, en el ascensor dice con ironía que espera no haberme arruinados mis planes.

Follamos en la sala, en la cama, me toma, me hace suya; Antonio tiene un estilo particular de hacerlo, suele pensar en su placer, es dominante, no suele ser cariñoso, salvo al final de la noche. Me gusta eso, me encanta como me lo hace. Se detiene me mira a los ojos, y dice que soy solo suya, y que quiere que le de dos hijos; guardo silencio, hago como si no escuchara, me muevo, disfruto de su pene dentro de mi, retoma su movimiento como si yo fuera su juguete. 

En la mañana me toma sin decir nada, me folla sin mirarme a los ojos, me aferro a él, se viene, descansa, lo hace de nuevo, esta vez no dura mucho y se viene de nuevo, me besa, esta vez con ternura y me dice al oído que soy solo suya. Le digo NO, su mirada se transforma, su voz hace lo mismo, me da la vuelta y me deja boca abajo, con sus piernas separa las mías, me toma del cabello, y dice que no me estaba preguntando, que es un hecho que soy suya, me penetra por atrás, grito, su peso no me deja moverme, se viene, me da un beso en la mejilla, se viste y se va.

sábado, 6 de octubre de 2018

Juego de cartas y cerveza

No tuve nada mejor que hacer y fui a la fiesta, a pesar que encontraba varias razones para no ir, pero de alguna manera me sentía mal al pensar en decepcionar a Camilo, además, estaba condenada por mi falta de claridad ante el tema, todo se habría resuelto con un contundente NO cuando me hizo la invitación. Al llegar al apartamento había música, rock en español, poca gente, no más de diez personas, la mayoría hombres, aunque seria más propio decir niños-adolescentes; me saludaron con curiosidad, me ofrecieron una cerveza, ¿en vaso o en lata?, la pedí en lata.

Me senté en un sofá, no recuerdo haber estado tan incomoda. Un par de parejas en lo suyo en la otra esquina, el resto llegan a la sala, me miran me preguntan cosas, no doy mucha información, me invitan a jugar cartas, le doy un sorbo a mi cerveza; luego de un par de horas alguien dice que juguemos prendas, me ceja se sube en un automatismo, pero acepto, llevo hora y media con la misma cerveza, ya esta caliente, me dan otra. Pierde Camilo, se quita los zapatos, pierdo yo y hago lo mismo, luego pierde un amigo de Camilo y se quita la chaqueta, después mis medias, mi chaqueta, hasta que quedo en ropa interior, cuando debo quitarme el brassier lo hago y me retiro de jugar, hay protestas, pero no escucho. 

Voy a la cocina por agua, Camilo me sigue, me toma del brazo, me guía a una habitación, la habitación de los padres, se desnuda, me folla, me besa, chupa mis senos sin prisa, me hace venir varias veces en la noche, me olvido dónde estoy. En la mañana me levanto, salgo a sala, todos duermen, huele a cerveza, cigarrillo y vomito, tomo mi ropa, me visto; no me despido, no hablo con nadie, pido un taxi, llego a mi casa, escribo en mi blog sintiendo alegría de no tener guayabo como esos pobres niños, me desnudo, me meto en mi cama y prendo la tv.

viernes, 5 de octubre de 2018

Vino, juguetes y aprendiendo de nuevas experiencias

Espere a Angie en mi apartamento, con un babydoll rosado, dos vibradores, uno rojo y uno azul, dos copas de vino. Llego a las nueve, se sorprendió al verme, sonrió, me beso en los labios, nos sentamos en mi cama, tomamos vino mientras ella examinaba los juguetes, confeso que nunca había experimentado con juguetes, abrí mis ojos con sorpresa, reímos, le dije que seria su primera vez, que le enseñaría a disfrutar con un vibrador.

Se desnudo, me hice encima de ella, nos besamos, bese su cuello, sus pechos, luego ella tomo el control, lamió mis pezones, tomo el vibrador azul, lo miro curiosa, lo encendió y lo metió en mi vagina, guié su mano, controle sus movimientos, la mire a los ojos y le dije "así, despacio", bajo, lamió mi clítoris delicadamente mientras metía y sacaba el juguete, me vine, ella se emociono, su rostro quedo humedecido con mis fluidos, me levante, la tome de los hombros y la acosté, abrí sus piernas, le hice oral, con paciencia, poco a poco, sus piernas temblaron, gemía, metí el vibrador rojo, lo hice despacio, observando, apreciando como su vagina se abría, después mas rápido, mi lengua luego rozo su clítoris, se vino.

Nos acostamos, me abrazo, beso mi cuello, me dijo que le encantaba aprender cosas conmigo, dormimos; esta mañana nos duchamos juntas, ella me puso jabón y yo a ella, nos besamos, nos acariciamos. Desayunamos juntas, hablamos poco, ella fue a clase, yo fui a trabajar.

jueves, 4 de octubre de 2018

Enseño, guío, con el propósito de sentir placer

Estamos desnudos en mi cama, ya follamos dos veces, nos besamos con pasión, Camilo me cuenta más de su vida, esta en décimo grado, perdió un año, sus padres son separados; chupa mis senos, y dice que nunca imagino que le gustaran tanto unas tetas pequeñas como las mías, acaricio su cabello, abre mis piernas, me penetra de nuevo, le digo que tiene mucha energía y responde que cuando esta conmigo quiere aprovechar cada segundo, agrega que se masturba con las fotos que me tomo la ultima vez.

Lo hace con una energía que me encanta, conoce si cuerpo, se preocupa por mi placer, le guío, le enseño a darme placer, controlo sus movimientos, besa mi cuello, me mira a los ojos, nos conectamos. Me vengo, hundo mis uñas en su espalda, gimo, pierde el control, sus movimientos son irregulares y se viene al poco tiempo; no tenemos aliento, me besa, me hago a un lado.

Camilo regula su respiración, se levanta de la cama y se viste, me da algo de rabia que no pueda quedarse, pero no lo menciono, prefiero no tener problemas y que él no tenga problemas. Dice que lo han invitado a una fiesta el viernes, me invita a ir con él, estoy vulnerable y asiento, sonríe, me da un beso en la mejilla y se va.

Tiene 17 años, aprende rápido, no me molesta su edad, me molesta las restricciones, me molesta no ser totalmente libres. Pero tal vez sea esto lo que haga especial cada encuentro.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Pedir exclusividad conmigo es un error

Ayer salí con Antonio, el militar. Cenamos, hablamos, hablamos de él, hablamos de mí, pregunto por mis otras relaciones, le dije que era mejor no hablar de ese tema. Fuimos a mi apartamento, nos besamos, me quito la blusa, chupo mis senos mientras mencionaba que tenia el periodo, mordió mi pezón al escuchar esa advertencia, luego se lo chupe detenidamente, saboreando.

Lo masturbe en el sofá, se puso de pie y se vino en mi cara. Lamí mis labios, fui al baño, me limpie; tome algo de agua, me metí a la cama, Antonio me siguió, me beso nuevamente, chupo mis senos, me dijo que dejara que lo metiera por atrás, le respondí que de la cintura para abajo estaba prohibido esa noche, no insistió más. Nos besamos, beso mi cuello, lamió mis senos, froto su pene contra mi cuerpo, luego lo puso en mis senos los froto, se masturbo y se vino abundantemente.

Al despedirnos esta mañana, dijo de nuevo su obsesión por mí, solo pensaba en mí, quería exclusividad, mi respuesta fue un contundente no. Nos besamos, y comento que haría todo lo posible por enamorarme.

martes, 2 de octubre de 2018

Jugando sin bra

En ocasiones me gusta divertirme con juegos sencillos, juegos que me hacen fantasear con facilidad. Ayer no me puse brassier, use una blusita blanca, con un escote pronunciado, si me vieran daría la impresión que en cualquier momento algunos de mis senos se asomará, pero difícilmente sucede; en el transporte publico, tres muchachos muy jóvenes me miraron con curiosidad, miraban, hablaban entre ellos en voz baja y luego volvían a mirarme, luego un señor de abundante barba me miraba morbosamente, tuve la fantasía que sin permiso me tomaba ahí y me follaba. 

Una señora de más de 40 años me miraba como basura; luego en el trabajo, muchas miradas, ojos más abiertos que de costumbre, pero sin referencia a lo que veían, o no veían. Camilo me escribió, dijo que quería verme, le dije que tenia el periodo y que no quería, insistió y termine por aceptar; nos vimos en la tarde, no estaba solo, estaba con amigos de su colegio, me saludo con un beso como saludando a su novia, entendí su intención pero no hice comentarios al respecto.

Tomamos una malteada, no dejo de mirar mi escote en todo momento, con intensión saque momentáneamente uno de mis senos y lo escondí rápidamente, él se emociono, pero le dije que hoy no estaban disponibles.

lunes, 1 de octubre de 2018

Angie, 19 años, universitaria curiosa

Nunca he tenido experiencias con mujeres, los que llevan tiempo leyéndome saben perfectamente esto; no obstante, es inevitable en ocasiones pensar en la posibilidad de experimentar. Hace años escuche historias que señalaban cómo una mujer podía hacer un mejor sexo oral, asunto el cual no puse mucha atención en el momento. Cuando tuve mi primera red social (Myspace), recuerdo haber hablado con una muchacha de mi edad (tal vez 19 en aquella época), decía que quería besarme, pues nadie besaba como una mujer, fue insistente en que nos viéramos, me paso el teléfono de su casa, pero por alguna razón sentí algo de miedo y deje de hablarle.

Tal vez este recuerdo me llevo el sábado a verme con Angie, tiene 19 años, universitaria, cabello rubio y crespo, es algo más alta que yo (1.65), senos grandes, no tiene novio. Tomamos un café, conversamos, me contó que ha tenido relaciones con hombres y mujeres, hace un mes termino una relación con un hombre que duro aproximadamente un año, le fue fiel, pero él no; dice que yo le gusto, que quiere experimentar con una mujer con experiencia, le digo nerviosamente que no tengo experiencia con mujeres, a ella parece no importarle. Vamos a mi apartamento, colocamos música, tomamos un vino, ella me besa, cierro los ojos, lo disfruto, no siento asco, luego yo la beso con algo más de pasión, ella suspira, gime.

Vamos a mi cama, nos desnudamos, nos tocamos, ella chupa mis senos, yo los de ella, lo disfruto, no siento culpa, aversión; toma la iniciativa y mete sus dedos en mi vagina, yo la imito, esa mojada, y yo estoy mojada, yo le hago oral, se viene, luego ella a mí, y tengo un orgasmo, sin duda sabe hacerlo, no sé si mejor que un hombre, pero mejor que la mayoría. 

Se viste aproximadamente a las 6:00pm, quiere verme de nuevo, le digo que no tengo problema, pero que valdría la pena visitar juntas un sexshop, ella esta de acuerdo con la idea. Me besa en los labios y se va. 

El domingo me llega el periodo, no salí de casa, prepare desayuno, apague el celu, leí un poco, luego Netflix, en la tarde pedí una pizza.