domingo, 27 de septiembre de 2015

Diario Libidinoso I (25-09-2015)

Habíamos hablado por Happn o Tinder, o algo así, nos pusimos de acuerdo para vernos en la tarde, pero mientras estaba en el trabajo chateamos un poco:

X: ya tengo ganas de verte, ¿qué estas haciendo?
Yo: ya pronto, estoy en el trabajo, no hay mucho que hacer en este momento.
X: ya pronto voy a salir, te recojo en mi carro.
Yo: vale, me parece bien.
X: y ahí vamos a un buen lugar y tomamos algo.
-
-
X: ¿como estas vestida? para reonocerte.
Yo: estoy con una minifalda negra y corta, una blusita blanca, y botas.
X: ¿y debajo?
Yo: unos pantys negros, y sin bra
X: ufff que rico, ya voy en camino, llego en 10 minutos. Qué ganas de verte.

Me ocupe con papeles sin sentido, estaba aburrida y no veía la hora de salir. X mostraba en su perfil una foto reciente, lleno de canas, algo pasado de kilos, gafas oscuras que lo hacían ver interesante, su voz era gruesa (eso me atrae), y me gusto su sinceridad, fue directo y claro:

#

X: Me llamo la atención tu perfil, me gustas. No me gusta perder el tiempo, soy un hombre casado y sexualmente frustrado, busco una aventura de una noche mientras mi esposa esta de viaje.
Yo: Hola !! :)

Estaba en mi oficina escuchando algo de música, y vi que X me estaba marcando avisando que había llegado, tome mi bolso y salí, baje las escaleras y salí por la puerta de cristal, en frente de inmediato lo reconocí.

-hola, que linda estas- abrió la puerta del carro e hizo un gesto amable para que me sentara en el asiento del copilto.

-muy bien, cansada, pero bien- nos saludamos con un beso en la mejilla.

#

Minutos después llegamos a un restaurante de sushi, no había mucha gente, y las luces eran tenues, X había reservado una mesa en la terraza; subimos unas escaleras, era ya de noche y el frió de la noche era derrotado por el fuego de un calentador a gas, me quite mi chaqueta y la puse en el espaldar de la silla.

-de verdad estas muy provocativa- apretó los labios, y miraba mi escote.

-gracias-

-estaba impaciente por conocerte, la semana se me hizo eterna- miro la carta y pidió una botella de vino tinto, ambos pedimos sushi.

-si, pero se paso rápido la semana-

-para ti, para mi no, fue larga y aburrida- suspiro y yo le devolví una sonrisa juguetona.

-pero ya estamos aquí-

Trajeron la cena y el vino, que tomamos como agua, me sentí coqueta y relajada.

-quisiera oler tu panty, ¿te atreverías?- dijo con tono retador.

-¿aquí?-

-si, quiero olerlo-

Mire a mi alrededor, no había nadie que estuviera mirando, me puse de pie a su lado, y con ambas manos me los baje, los tome con mi mano derecha y los puse en su copa vacía.

-ohh si, que sabroso- los puso en su rostro, se restregó el panty y lo olfateo con intensidad.

Intencionalmente me desabotone un botón de mi blusa y me senté a observarlo.

-siempre soñé con una mujer como tu, joven, caliente, deseosa de sexo... reserve una habitación en un motel, te va a gustar, y vas a ser mía por esta noche, no veo la hora de darte por ese coñito sabroso-

-cuando quieras- respondí.

#

Al llegar a la habitación lo primero que me fije fue en la cama, era bastante grande y en forma de corazón, el techo era un gran espejo que cubría el espacio donde estaba ubicada la cama y las luces simulaban velas. X no perdió tiempo, se desnudo y se acostó en la cama, boca arriba, esperando que lo acompañara.

-quítate la ropa, pero despacio, muy despacio, quiero disfrutarte-

-como quieras- empece por mi blusa que desabotone lentamente, me la abrí, no me la quite del todo y mis senos quedaron al descubierto, siguieron mis botas, que baje el cierre lentamente, primero de uno y después del otro; luego la mini, que desabroche de un lado y la deje caer al suelo, después termine de quitarme la blusa.

-wow, me encantas, ahora ven acá, quiero que me lo chupes- agarro su verga con una mano y la señalo con la otra.

Me acerque gateando en la cama, y me deje caer delicadamente para chupar su pene, estaba en una erección parcial, lo que me dio a entender que no necesitaba pastillas, o ya la había tomado.

-si, así, que sabroso lo mamas... mírame- me agarro del cabello y levante la mirada

Con un gesto me invito a cabalgarlo, y eso hice, sentándome, con mi humedad entro fácil en mi, de modo que empece a moverme mientras con sus manos apretaba mis senos, pellizcaba mis pezones y en ocasiones se levantaba para morderlos. Enrede mis dedos en en vello canoso de su pecho, levante la mirada para ver el reflejo, observar el rostro de X lleno de placer, y ver el mio a su vez, lleve mis manos a mi cabello y mirándome aumente el ritmo de modo que vi que él estaba a punto de venirse, entonces me detuve, no por completo, seguí con delicados movimientos circulares.

Me deje caer sobre él, y le pregunte:

-¿donde te quieres venir?- susurrando en su oído.

-nunca me han dejado venir en la boca, me quiero venir en tu boca y que te lo comas- me beso, introdujo su lengua en mi boca y con pasión agarro mi cola y un seno.

Se levanto de la cama, me dejo acostada boca arriba con mi cabeza sobresaliendo al borde, se acomodo e introdujo su verga en mi boca, haciendo movimientos como follándome la boca. Y no tardo en venirse, llenándome la boca de semen mientras él exclamo un gemido ahogado.

#

La noche transcurrió, X estaba encima de mi, con desesperación lo metía y sacaba, sus movimientos los seguí con detenimiento en el espejo del techo.

-quiero llenarte las tetas de semen- susurro en mi oído.

-llenamelas, quiero todo tu semen- le respondí, y lo bese, acercándome mas a su cuerpo aumentando la fricción, y logrando mi cuarto orgasmo de la noche.

Se incorporo rápidamente, tomo su verga y la acerco a mis senos, untandomelos con dos chorritos pequeños.

#

Al día siguiente me desperté, X estaba en el baño arreglándose.

-esta reservado hasta medio día, así que puede aprovecharla, pide algo de comer, todo esta pago- se acerco y me dio una nalgada.

Intente levantarme, pero la resaca del vino no me ayudo, tome el teléfono y pedí agua con gas y un desayuno generoso...

No 24. Modelo de arte Libidinosa

Miré mis pies, realmente nunca los había observado con detenimiento, y estaban enmarcados en un fondo muy claro, un suelo de baldosas blanco que parecía emanar un frió tímido. Me acomode en el gran sillón negro en el que estaba, su textura era una imitación de terciopelo que resulto agradable para mi piel, apoye mi espalda en la parte trasera, estirando mis brazos a ambos lados del espaldar, y mis piernas cruzadas haciendo un leve arco hacia adentro, me encontré bastante cómoda con mi desnudez y el roce del mueble.

Mire mis piernas, sus curvas, su blancura. Levante el rostro y observe con detenimiento el salón, conté 17 personas, solo tres mujeres y el resto hombres, cada uno sentado en una silla alta y un lienzo en frente, distribuidos aleatoriamente en el salón. Las ventanas están cubiertas por grandes cortinas negras que caen desde el techo, y hay un par de lamparas que iluminan con eficacia.

Las miradas de todos estaban atentas, como examinando cada rincón de mi piel, y como la luz y la sombra danzaban a lo largo de mi figura; dibujaban y pintaban sin prisas, serian dos largas, muy largas horas pensé. Pero también vino a mi mente la retribución económica entonces decidí relajarme.

Era la primera vez que lo hacia, y permanecer quieta resulto más difícil de lo que había imaginado, pensé que el tiempo se hacia lento, haciendo que el frío se apoderara de mi. A continuación centre mi atención en sus miradas: ¿son miradas de deseo?, ¿son miradas de curiosidad?, o ¿son miradas que se imaginan situaciones?, estas preguntas tiene un impacto en mi que casi sentí enseguida, lo primero que note fue que mis pezones se endurecían, después me sonroje pensando que todos esos ojos podían notar el endurecimiento; todo seguido por la familiar sensación de humedad en mis piernas, sin embargo ¿era real o producto de mi imaginación?, la única certeza es mi deseo por el calor masculino.

Paso la primera hora, y cada vez más me convencí que habían varias miradas de deseo, imagine energías libidinosas que querían poseerme en este mismo instante, lo que hizo que mi humedad creciera.

Sin dificultad identifique la mirada que demostraba mayor deseo por mi cuerpo, el profesor que iba pasando y hablando instantes con cada alumno, y sus ojos cada vez que se movió de extremo a extremo por el salón no se despegaban de mi, y entendí que seria suya.

La clase termino, y me puse una pequeña bata de seda blanca, estire mis piernas mientras recibía algunas palabras de agradecimiento de varios de los estudiantes, cuando por fin me quede sola no resistí el impulso de desnudarme de nuevo, tumbarme en el sofá de terciopelo y tocarme ligeramente. Lo hice con delicadeza, con poca intensidad de forma que mi piel rozara el terciopelo.

Se abrió la puerta, observe que entraron dos personas, la primera que iba al frente fue fácil de reconocer con canas y cola de caballo, era el profesor, el otro un muchacho joven no lo identifique bien, asumí que era un estudiante. Me observaron en mi estado de conciencia semi-alterado de éxtasis o deseo de éxtasis, revolcándome entre terciopelo y pieles.

Ambos se sentaron a mi lado, se quitaron los zapatos y se pusieron cómodos. El profesor dijo con voz ronca:

-no iba a dejarte ir así nada más- acaricio mi cabello, y bajo su mano rozando mis hombros con sus dedos.

El mas joven acaricio mis piernas por un momento, con gentileza abrió mis piernas, froto mi coño con tres de sus dedos.

-uy, ya esta bien mojadita- dijo, y metió dos dedos.

El mas viejo, se bajo sus jeans, agarró su pene medio erecto y lo puso en mi boca, lo lamí y chupe como hambrienta de verga. El otro se levanto, con sus manos me tomo de mis caderas y me puso en cuatro, sin esperar ni previo aviso metió su pene en mi vagina con fuerza, agarrando mis nalgas, sentí que sus uñas se enterraban.

El profesor se movía buscando según entendí que se lo chupara con mayor intensidad, y que no dejara de atenderlo mientras el mas joven me penetraba, mi vagina ardía con la fuerza con que me penetraba, no puse resistencia.

Ambos se pusieron de pie, el mas viejo me extendió su mano, la tome y me levanto de un tirón, me llevo hasta el sofá, me puso en cuatro, saco su pene y me lo metió, el mas joven fue por detrás del sofá, lo puso en el espaldar y lo busque con mi boca. Sus envestidas me meneaban de tal forma que se lo mamaba sin esfuerzo y de una manera que nos dio placer.

Se incorporaron, ambos me tomaron de mis brazos y me arrodillaron, sus penes se restregaban en mi cara, saque la lengua, y los dos la buscaron con sus vergas; metí una en mi boca y estimule la otra con mi mano, y viceversa, enseguida ambos empezaron a masturbarse... y recibí tres chorritos de semen del mas viejo y cuatro del estudiante, varios en mi boca y otros en mi cara y senos.

El profesor me paso una toalla, y me limpie, seguía sintiendo la mirada de ambos morbosamente que recorrían mi figura.

-tienes una carita inocente ¿sabes?, pero de esas que uno se da cuenta que son unas diablas- dijo el profesor mientras miraba como me limpiaba el semen con la toalla.

-mientras te pintaba imaginaba que me lo mamabas, y que llenaba esa carita de semen- dijo el estudiante, me pellizco una nalga y mordió mi hombro.

-estaba como ganosita mientras me pintaban, y no podía hacer nada- respondí, devolviendole la toalla al más viejo.

-¿también da culito mamacita?- el profesor humedeció su dedo en mi boca, lo chupe y moje, lo saco y lo metió en mi ano.

-aveces... es rico- dije, abrí mis piernas, me apoye en una mesita.

-no así no, venga- el estudiante me tomo del brazo, me llevo de nuevo al sofá, se sentó y me acomodo para que lo cabalgara, me tomo del cuello y me acerco a él lo más posible, me beso, acomodo su verga y entro en mi.

-saque mas el culo- el viejo me tomo de las caderas, puso la punta de su pene en mi ano, y empujo delicadamente y con paciencia. 

-eso, así profe, dele duro- dijo el mas joven mientras mordía mi oreja.

Dos penes en mi, la sensación era... fascinante, algo incomodo, pero... quiero más.

Al día siguiente me desperté en mi cama con un dolor intenso, recordé mi experiencia en la escuela de arte y sonreí, recordé que seria mi primer día de clases, no iba a llegar temprano, y en la noche tendría que volver a la escuela de arte, suspire, necesitaba cinco minutos más.

lunes, 21 de septiembre de 2015

No 23. La Putica del jefe

Llegue puntualmente a las 2:00pm mi primer día de trabajo, iniciamos mi pequeña inducción que no fue difícil para mi aprender cómo funcionaban las fotocopiadoras, pensé que lo importante seria sentirme cómoda y con la certeza de poder hacer lo que requería el cargo.

Pero en este momento no podía pensar claramente en eso, me encontraba en el escritorio de mi nuevo jefe, apoyada con ambas manos en un borde, con toda mi ropa en el suelo, su mano derecha en mi cintura, la izquierda en mi cabello... jalándolo con fuerza, escuchando susurros en mi oído y el escritorio chirriando por el movimiento.

-te va ha ir bien si aceptas ser mi puta- dijo Armando acercando mi oído de un jalón a su boca, y dándome una nalgada.

-si, voy a ser tu puta- respondí girando mi cabeza con dificultad tratando de encontrar su mirada, pero no tuve éxito.

A continuación apoyo ambas manos en mis hombros, acercándose a mi buscando una penetración más profunda y firme, en un desahogo que me hizo pensar que llevaba un tiempo significativo sin la compañía femenina. Entonces apreté mis piernas haciendo que la fricción fuera mayor, el ritmo era lento y terminaba con un empujón fuerte y un gemido en fuga.

En la papelería se encontraba aquel muchacho del día anterior, se estaba haciendo cargo mientras estábamos ocupados, en mi mente se cruzo la idea de qué tanto podría escuchar. Pero esas ideas fueron interrumpidas por las palabras de Armando.

-me gustan las putas que se dejan dar por el culo- dijo a mi oído, luego hundió un dedo en mi ano lentamente, moviendolo buscando agrandar mi huequito.

Me relaje y me entregue a sus deseos, sus palabras generaron un impacto de quiero que mes destroces, me incline apoyando mis codos en el escritorio, tratando de levantar mi cola; a continuación mi jefe saco su pene y el dedo que tenia en mi ano, colocando cuidadosamente la punta de su verga en la entrada de mi culo, enseguida empujo con fuerza haciendo que la cabeza de su pene entrara. 

-le voy a destrozar ese culo, por puta- y de un segundo empujón todo su pene entro, con la palma de su mano me dio cinco nalgadas, fuertes y tan sonoras que me salieron gritos moderados que seguramente se escucharon afuera... me sonroje.

Su fuerza y ritmo aumentaron como no lo esperaba, ya mis gritos descontrolados llenaron la oficina, entonces mi jefe con su otra mano tapo mi boca, tomándola con fuerza, lo que hizo que mi mirada quedara fija en el techo, lleve mis dedos a mi clítoris y lo estimule frenéticamente.

Mi culo ardía, estaba incendiándose, pero más allá de padecerlo lo gozaba, quise ser destrozada y la idea de lo genere en mi jefe me derretía; siguió entonces un orgasmo intenso y prolongado que hizo temblar mis piernas y mis fuerzas, me ahogaba, no podía respirar bien. 

-le voy a llenar ese culo... de... ufff ...mi semen- su fuerza aumento, sentí que me iba a atravesar, y luego percibí como su semen caliente aliviaba de una manera extraña mi ardor, mi jefe se desplomo sobre mi, mordió mi hombro y dijo:

-tremenda putica- se paso la mano por la frente secándose el sudor que empapaba sus cejas, se incorporo, subió sus pantalones mientras me contemplaba sin fuerzas en el escritorio, apoyando mi mejilla en un montón de papeles desordenados.

No quise moverme, de hecho no podía moverme, me di cuenta de una sensación extraña y placentera en mi ano, una lata sensibilidad me hacia sentir como el semen iba saliendose poco a poco, y haciendo un pequeño charco en la superficie del escritorio.

Pasaron alrededor de veinte minutos hasta que logre incorporarme, limpiarme y vestirme. Salí de la oficina, Camilo estaba sacando un juego grueso de fotocopias de un grupo numeroso de estudiantes, me miro y no pudo sostener la mirada, me di cuenta que sabia lo que había sucedido, pero decidí ignorar la inferencia. Llegaron entonces otro grupo de tres estudiantes que se veían deprimidos.

-buenas tardes, para unas fotocopias del casillero de ingeniería- dijo el mas alto.

-si, buenas tardes, ¿de qué profesor?- pregunte regresando automáticamente al trabajo.




Pieles de Porcelana I

Se abrió el telón, las luces opacas dificultaron la vista, los gritos y los chiflidos se tornaron ensordecedores para los que no están habituados a este tipo de espectáculos, se vio una larga pierna y unas botas de tacón de diez cm aproximadamente. Los hombres perdieron la cabeza, y corazones se pusieron en peligro en el momento en que la diosa piso el escenario vistiendo solo un par de botas negras.

Al otro lado del establecimiento en la barra esta una joven de cabello rubio tiene un vaso vacío en la mano, esta acompañada por un hombre que le besa el cuello con pasión, pero la atención de Natalia esta en el escenario, observando el show, con sus labios hace un gesto imaginándose que los pezones de la diosa están a su alcance.

El hombre abre la blusa de Natalia, sus pequeños senos quedan expuestos y un mesero se queda viendo, distrayéndose de su labor. Muerde su pezón, y con a otra mano pellizca su otro pezón. Ella abre la boca inconscientemente inundada de placer.




domingo, 20 de septiembre de 2015

Pantys Rojos IV

Es una cama desconocida, en un cuarto desconocido con un hombre desconocido de un motel en la Av Primero de Mayo, esta oscuro y la habitación es iluminada por las luces de carros que van de paso. Paola ve las sombras de sus siluetas cuando el cuarto es iluminado, ve su figura en cuatro mientras un hombre más joven que ella le da envestidas con fuerza y con el deseo de no ser olvidado.

En la mesita de noche esta el celular de Paola, no suena, ella le quito el volumen cuando subían por el ascensor para no ser molestada, entra una llamada y sin ver de cerca la pantalla tiene seguridad que su novio le marca insistentemente. 

Ella centra su atención en su cuerpo, las sensaciones que un amante pasajero le brinda y que se traducen en placeres eróticos negados en su relación de pareja en donde el placer de él era lo único.

La venganza y la libertad son experiencias que Paola abraza con incertidumbre y alegría; el hombre saca su pene, se quita el condón y se derrama en su espalda. Ella se deja tumbar en la cama por la fuerza del habito, dispuesta a dormir, pero su nuevo amante no tiene en mente dejarla descansar.

Él agarra la cintura de Paola, indicándole que se coloque boca arriba, ella lo hace y se ve a si misma en el espejo del techo, puede observar como su joven amante la cubre, se da cuenta que entra una nueva llamada.

-¿es tu novio?- pregunta el joven amante, se pone otro condón y guía su pene para penetrarla de nuevo.

-Si, es mi novio, estará... preocupado- pero en su mente pensó: eso le pasa por desconfiar en mi.



viernes, 18 de septiembre de 2015

No 22. Entrevista de trabajo y tácticas de persuacion.

Mire por la ventana del bus la fuerte lluvia que caía, nerviosa, ansiosa y con algo de miedo al ir a un lugar desconocido en donde estaba posiblemente mi primer trabajo que necesitaba con urgencia antes de entrar a clases. El paraguas lo había olvidado en casa y apenas iba con jeans y una chaqueta del mismo material, abajo solo un pequeña blusa blanca sin sujetador que no ayudaban en absoluto a cubrirme del frió.

Me baje en la calle 22 sur, frente a la Universidad Antonio Nariño, el cual era un referente importante que me habían indiciado telefónicamente el día anterior. Pase la calle con prisa y me resguarde en una panadería que estaba abierta, me senté en una mesa al fondo y pedí un milo caliente; me mire en el espejo, y pensé que cada vez me gustaba más el nuevo color de mi cabello, lo tenia mojado entonces el rojo oscuro se veía casi negro con mechones vino tinto.

Cuando paso la lluvia salí buscando la dirección, entonces vi una papelería grande en una esquina cercana a la entrada trasera de la Universidad, entre y vi un muchacho casi de mi edad, no muy alto que sacaba algunas fotocopias. 

-buenos días, estoy buscando al señor Armando- dije en voz alta tratando de mostrar seguridad. El muchacho se dio vuelta y me miro, entonces dijo:

-ya te lo llamo-

Me di vuelta para observar a través de la reja el interior de la universidad, que me pareció un pueblo fantasma con pocos estudiantes que en ocasiones pasaban por los pasillos. Me interrumpió una voz gruesa y me gire entre asustada y sorprendida.

-¿tu eres Pilar?- dijo un señor mayor cubierto de canas que en su cara demostraba menos edad, su rostro no tenia arrugas pronunciadas.

-si, soy...soy yo-

-pasa y hablamos, y de paso te presto una toalla- me sonroje con la invitación.

-vale,muchas gracias-

Lo seguí pasando por en medio de tres fotocopiadoras muy grandes, hasta el fondo donde había una puerta de madera con un vidrio corrugado en el medio, lo cual dejaba ver siluetas pero no ver claramente lo que se encontraba al otro lado. Abrió al puerta y me invito a sentarme en una silla de madera que estaba al frente de un gran escritorio con cuatro teléfonos de diferentes colores y varios papeles desordenados, no habían ventanas y en las paredes estanterías con carritos de colección.

-toma, sécate un poco- estiro su mano ofreciéndome una toalla amarilla recién lavada.

La tome y seque mi cara, y mi cabello, mientras Armando se acomodaba en una silla de ruedas chuecas al otro lado del escritorio.

-Alberto me llamo, y me dijo que estabas buscando un trabajito, y pues de casualidad estaba buscando a alguien que me ayude en las mañanas aquí- Pase un momento de temor cuando termino de hablar, pues era un horario que no se ajustaba a mis necesidades.

-uhmm pero yo voy a empezar a estudiar, y tengo clases en las mañanas-

-ahh, pero en las mañanas ya tengo al muchacho que viste en la entrada- lo sentí decepcionado.

Rápidamente pensé ¿de qué manera podría ser más... persuasiva?, entonces imagine que mi blusita podría estar mojada y transparente, ¿podría funcionar?.  A continuación me quite mi chaqueta y la puse en mis piernas, por el frío pude darme cuenta que mis pezones estaban duros y erectos, y la lluvia había ayudado a que el blanco se tornara de un transparente que dejo poco a su imaginación. 

-¿cual es tu horario?-

-pues inicio clases a las 7:00am, y es hasta medio día-

-entiendo, no sé cómo hacer entonces-

-desde las 2:00pm estoy libre-

Su mirada cambio, evidentemente Armando se encontraba en una lucha interna, sus ojos miraban mi blusita pero rápidamente trababa de mirar al techo o alguno de sus papeles, sin embargo sentía que me deseaba.

-bueno, pues... Alberto me dijo que eras buena... en... en hacer cositas- fruncí el ceño en señal de no entender su mensaje.

-si, osea... que lo haces bien... pues rico- llevo su silla de ruedas con un ligero impulso hasta la pared del fondo, con su mano inicio a tocar su entrepierna.

Esta vez, su mirada no era tímida o de vergüenza, sus ojos quedaron fijos en mis senos erectos por el frió, y entre mas miraba con mayor intensidad se frotaba. No me moví, y no me intimide por las acciones de mi entrevistador.

-¿qué piensas?, no me digas que me dijeron mentiras- abrió su cierre, desapunto su pantalón y saco su verga que tenia una erección parcial.

-no, no te han dicho mentiras- dije con seguridad.

-deberías acercarte, y darme... una mamadita- empezó a masturbarse con intensidad, consiguiendo una erección completa.

-y ¿por qué?- pregunte al tiempo que me puse de pie.

-porque vas a probar una rica verga-

-pero yo vine para un trabajo- dije e hice el gesto de querer salir.

-si, si lo que quieras- dijo descuidadamente.

-eso no me garantiza nada- se detuvo, se impulso de nuevo hacia adelante, colocando sus codos encima del escritorio.

-José¡¡- grito, y el muchacho que me había recibido llego enseguida.

-¿señor?-

-la señorita Pilar desde mañana nos va a acompañar en las tardes, necesito que cuadremos horarios y que usted se quede unas horas mas en la noche- dijo con autoridad-

- si, señor- y se retiro.

-¿contenta?- me miro fijamente y volvió a impulsarse hasta la pared, su verga regreso a una erección parcial.

-si, ahora si- le respondí, deje la chaqueta en la silla y me acerqué a mi nuevo jefe.

Me arrodille frente a él, y tome su pene con mi mano derecha, lo mire a los ojos, e inicie a masajearle la verga suavemente. Armando me tomo del cabello con una mano y acerco mi cara a su verga.

-cometela toda-

Su pene entro todo en mi boca, enseguida su verga iba creciendo con cada palpitación, mi lengua la saco hasta la mitad e inicia chupar la punta con intensidad, después él puso la otra mano en mi cabeza y con las dos guió mi movimiento, adelante y atrás, aumentando el ritmo por ratos y en otros momentos quedándose quieto para dejar que lamiera su pene.

-que rico, se nota que te encanta- lo mire a los ojos, lo saque de mi boca, con mi mano inicie a mastubarlo con intensidad y le dije:

-me fascina, esta muy rica- y la metí de nuevo a mi boca, me entre en la punta y seguí estimulandolo. 

No tardo tiempo en señalar que estaba a punto de venirse, entonces aumente un poco el ritmo, él se puso de pie frente a mi, tomo su verga frotándola con intensidad.

-abre la boca, y saca le lengua- tan pronto menciono la ultima palabra salio su semen.

El primer chorro entro de lleno en mi boca, el segundo dibujo una linea desde mi mentón hasta mi frente, a continuación mi nuevo jefe metió de nuevo su pene en mi boca, que recibí con agrado, limpiando su verga con eficacia. 

Me puse de pie y con mis dedos limpie el semen de mi cara, recogiéndolo y llevándolo a mi boca, me puse mi chaqueta y me dispuse a irme.

-mañana llega temprano, y no traigas ropa interior... no la vas a necesitar

Sonreí y me di la vuelta.

Pensamientos Libidinosos III

Un tribal de rosas espinadas en el brazo izquierdo fue el ultimo tatuaje que Pilar se hizo, cuando perdió el miedo a criticas de sus padres, se miro al espejo al llegar a casa desnudándose frente al cristal para ver su cuerpo adornado por seis tatuajes que desde ahora definirían su personalidad y la forma que las personas la verían.

Al ver su reflejo se le ocurrió otro gran cambio: ¿tal vez en el cabello?, ¿que tal ser pelirroja?, pensó. Entonces  la urgencia de conseguir trabajo desvió sus ideas de la diversión hacia la preocupación. El amigo de su padre le había dejado un teléfono para un posible trabajo, tomo su cuaderno en donde estaba anotado el numero y llamo.

Consiguió una entrevista para el día siguiente, le pareció que seria algo seguro aunque no muy grande, pero en su mente la idea de iniciar es primordial. En su nuevo apartamento no había Tv o un Pc, por lo que es fácil para Pilar aburrirse, entonces toma la decisión de cambiar el colo de su cabello.

En la noche ella se hizo al frente de nuevo en el gran espejo del baño, desnuda volvió a contemplar sus tatuajes, y no se reconoció con su nuevo cabello rojo oscuro. 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cigarrillo y Cerveza IV

Eve despertó después de una larga noche, su boca aun tenia el sabor del aguardiente, este en medio de dos hombres desnudos que no reconoció, paso su mano por su cabello rubio que estaba enredado; el ambiente apestaba a cigarrillo, intento sentarse y vio sus senos llenos de semen seco.

Su vagina ardía, y la cabeza le dio vueltas cuando por fin pudo incorporarse, estaba en la sala de un pequeño apartamento que no le es familiar. En el sofá ve una mujer también desnuda, con un tatuaje en la cola que se extiende por el muslo y la cadera, ella aún duerme pesadamente. 

En un sillón puede ver un rostro familiar, es un compañero de la Universidad que tiene el rostro hundido en en su gorra. Eve busca su ropa, pero no la encuentra, por lo menos no en la sala.

Busca en el baño, y ahí encuentra sus pantys y su jean, y varias cajas de condones partidas a la mitad. Se da cuenta que el olor es una rara mezcla de cigarrillo y sexo, se siente avergonzada de que esto ocurra la primera semana de universidad.

Entra a un cuarto y ve su brassier enredado en la verga de un señor mayor, lo agarra y le viene un recuerdo en donde tiene su rostro cerca, y su peso encima. Agarra su sujetador rosa y se lo pone, en el suelo reconoce su blusa blanca y se la va poniendo mientras busca la salida del apartamento, da un ultimo vistazo a la sala y vienen a sus pensamientos imágenes de tres penes que eyaculaban en sus senos. 

Abrió la puerta, y un sobrecogedor pánico la abrazo cuando pensó en regresar a casa.

No 21. El mejor amigo de mi papá. Parte 2

Me estaba comiendo un helado de dos bolas, una de arequipe y la otra de mora en una silla en la plazoleta de comidas después del almuerzo, me encontré con una sensación de soledad inmensa que me paralizo, y corrientes de ideas, preguntas, incertidumbres y miedos inundaron mis pensamientos. 

Alberto esta tardando, pensé. Entonces me puse de pie y fui a ver algunas de las pequeñas vitrinas que caracterizan al centro comercial Galerias; vi a Alberto a lo lejos, mientras me acerque a él y mi cuerpo recordó la sensación de cansancio debido a la gran noche que había pasado con él, casi no había dormido y lo extraño es que quería tener una tarde-noche similar.

-mira, deberíamos entrar, ¿qué opinas?- me dijo apenas llegue a él.

Dije que si, con un gesto.

Observe con atención la vitrina: ropa interior bastante sexy, un disfraz de enfermera, algunas esposas y artículos que fui incapaz de entender, y en la parte superior un mediano aviso neón que le daba un color rosa al vidrio. Él entro enseguida, yo dude un par de segundos y le seguí, quede intimidada ante la gran variedad de juguetes sexuales, muchos ni los entendí, o tuve que preguntar a Alberto para aclarar mis dudas, sin embargo tuve poco poder de elección, pues el amigo de mi papá eligió artículos sin mirar el precio como en una dulceria, imagine al ver sus expresiones que tenia ideas para cada uno, entonces me relaje y deje que él tomara el control de todo.

Salimos con dos bolsas llenas, con el entusiasmo y la prisa de llegar pronto a mi nuevo apto.

Al llegar nos sentamos de inmediato en mi cama, con las bolsas, apreciando mejor cada nuevo juguete que Alberto había comprado para mi.

La mayoría eran vibradores y consoladores de diferentes estilos, un par de disfraces, uno de enfermera y otro de diabla, algunas esposas, bolitas anales, fundas para dedos entre otras cosas. Entonces Alberto me miro fijamente, con deseo y con ideas sucias que podían verse en su expresión.

-desnúdate, quiero que juguemos un rato- dijo con firmeza, y lo hice de inmediato, sin dudar. Me acosté con las piernas abiertas en la cama como dispuesta a sus juegos.

Saco un funda de dedos, y se la coloco, era rosa, se una silicona suave, que al sentirla rosar mi clítoris me estremecí por la extraña pero agradable sensación. Rápidamente estuve húmeda y retorciendo de pequeños placeres que sentí en el clítoris y que se expandían paulatinamente, a continuación combino la funda con pequeñas y lentas lamidas que recorrieron toda mi vagina.

-mamacita, la voy a devorar, le voy a hacer de todo-

Enseguida Alberto saco un empaque plástico morado, en el que decía "Doble Penetración", vi un consolador relativamente grande, morado y con una punta pequeña que rápidamente entendí era para mi ano. Lo puso en mi boca para que fuera familirizandome con el juguete morado, mientras él metía un dedo en mi culo.

-sé que este va a ser tu favorito-

Lo metió lentamente, la punta de la vagina entro fácilmente, el de atrás un poco forzado entro poco a poco, cuando llego al fondo me doble hacia adelante con un gemido que evidencio la novedad de la sensación.

Agarro una pequeña caja de cartón, saco unas esposas de metal, se levanto se desnudo y me puso las esposas inmovilizandome contra la cabecera de mi nueva cama. Se arrodillo a mi lado, con la mano derecha empuño el consolador doble y comenzó a moverlo con delicadeza, con la mano izquierda toco mis senos y empezó a pellizcar mis pezones, jalándolos y apretándolos con firmeza.

Mis expresiones de placer lo llevaron a mover el consolador a un mayor ritmo, mis gemidos se mezclaron con algunos gritos resultado de tantas sensaciones a la vez; mi humedad la sentí en mi cola, ya mi cama estaba mojada con el placer que me estaba dando el consolador morado.

Entonces, se detuvo y lo saco, vi que tenia las bolitas anales en su mano, se acostó boca abajo a mis pies y se estiro metiendo en mi culo la primera bolita, al ser la más pequeña entro sin dificultad, después empujo con sus dedos la segunda, sentí placer y prisa porque entraran las dos faltantes. Luego la tercera, más grande y que entro con algo mas de dificultad, y la cuarta que requirió un fuerte empujón, que saco más gemidos de mi boca.

Se incorporo, colocándose de rodillas frente e mi, agarro mis piernas y las puso en sus hombros, y me penetro con su verga de un solo empujón, que por mi humedad llego fácil hasta el fondo, mis mejillas estaba rojas y me sentía caliente, enseguida empezaron sus embestidas descontroladas seguramente por la idea de partirme. Sonaron las esposas contra el metal de la cabecera de la cama, mis muñecas se vieron lastimadas por mis iniciales movimientos, que detuve para no lastirmarlas más, me deje llevar y el movimiento frenético hizo que las bolitas anales estimularan de una forma extraña pero excitante mi culo. Me desespere de las sensaciones de mi vagina y mi ano, ya que eran como una promesa de orgasmo intenso que no llegaba, iba hasta el limite y se mantenía... eso me empezaba a frustrar, entonces moví mis caderas sin control provocando una mayor fricción en mi clítoris.

Hasta que por fin llego mi orgasmo, intenso y húmedo, seguido por la venida de Alberto que lleno mis senos con cuatro chorritos de semen. Aun esposada, agitada, sudorosa y llena de semen contemple a mi amante observándome con morbo y satisfacción.

-me tengo que ir, quede de verme con tu papá- lo dijo disculpándose y despidiéndose a la vez, mientras me quitaba las esposas.

Con mis dedos frote mis pezones, los unte de su semen y poco a poco me lo comí, con la intención de compañía de toda la noche. No funciono.

Dormí sola, en un apto aun extraño por primera vez.

martes, 8 de septiembre de 2015

Concierto para medias veladas y tatuajes II

Era su ultimo evento, el viejo Rafael se va a pensionar la próxima semana, dedico su vida entera a una empresa de productos de belleza, y la feria de salud y belleza seria su ultimo reto, ya tenia todo organizado, y se dispuso esa tarde a entrevistar jóvenes modelos necesarias para que el evento fuera un éxito, o según eso pensaba su jefe que estaba atado a una cultura organizacional en donde la imagen es lo primero.

Había pasado años entrevistando mujeres hermosas, modelos que cualquier hombre desearía, colombianas que harían parte de las fantasías sexuales de cualquier habitante del planeta. Ese día siguió ese patrón, y desfilaron por su despacho figuras femeninas exquisitas.

El viejo Rafael pensó en lo afortunado y desafortunado que fue en sus años de trabajo, por un lado podía fantasear con mujeres hermosas que veía todos los días, pero solo se quedaron en fantasías, como tener un delicioso pastel en la mesa y ser incapaz de comerlo.

Una historia opuesta era la de su jefe, él sí, durante años se ha dado gusto con manjares femeninos, en su oficina, en moteles, en viajes a Cartagena y San Andres con modelos dispuestas a todo por una oportunidad de éxito profesional. Rafael se sintió frustrado con estos pensamientos.

Se hizo tarde, la oficina estaba casi vacía, y aun tenia dos aspirantes más para ser modelos en el evento, suspiro, se sirvió una nueva taza de café de su vieja cafetera con la intención de espantar el cansancio, e hizo pasar a la siguiente:

-¿nombre?- pregunto apenas poniendo atención. Sin desconocer la belleza de la aspirante, miro sus senos redondos, y evito cualquier contacto visual directo.

-A..aaalejandra- respondió con nerviosismo.

El viejo, hundió su rostro entre sus manos, y prosiguió la entrevista por protocolo, desde el inicio la descarto por su falta de carisma. Entonces la idea que solo faltaba una lo tranquilizo, y la hizo seguir .

-¿nombre?- pregunto viendo la figura de la ultima entrevistada, piel canela, con un 1.70 que hacia que el viejo Rafael se sientiera un Hobbit a su lado, con un vestido corto negro y elegante que hacia que sus piernas se vieran más largas, botas hasta la rodilla y un cabello castaño oscuro que llegaba a su hombros.

-mi nombre es Angie- respondió con un aire coqueto.

Rafael quedo impactado por su belleza, le pareció una de las más sexys mujeres que había entrevistado, sin embargo la frustración volvió a él y siguió con la entrevista a modo casi automático. Angie por su parte tuvo la sensación de estar conversando con un autómata, situación que le pareció graciosa, pero a la vez le preocupaba no impactar, pues necesitaba el trabajo con urgencia.

-¿disponibilidad de tiempo?- volvió a preguntar, con la mirada clavada en una hoja.

-es total, manejo mi tiempo y cuadro lo que se tenga que cuadrar-

-señorita Angie la estamos llamando- se dio vuelta y dio por terminada la entrevista. Se sintió aliviado con la idea de salir de la oficina.


El viejo Rafael, organizo su maletín y se dio vuelta para salir, sin embargo se encontró con que Angie estaba apoyada en la puerta obstaculizando la salida, con sus manos bajo lentamente el cierre a un costado de su ajustado vestido, lo abrió y lo dejo a un costado en el suelo; no llevaba ropa interior e hizo un gesto de poner sus brazos arriba como queriendo una requisa.

Rafael se quedo desconcertado, inmobil tratando de descifrar su siguiente movimiento. A continuación la aspirante se impulso hacia adelante, puso su mano derecha en la mejilla del viejo y la izquierda en su pecho, lo empujo levemente hasta llevarlo a su silla, él se sentó, y ella se hizo encima de él.

 -¿con quien hay que hablar para que me den el trabajo?-



lunes, 7 de septiembre de 2015

No 20. El mejor amigo de mi papá. Parte 1

Llegue a mi nuevo apartamento en la calle cuarenta y ocho, me di cuenta que tenia pocas cosas por lo que la mudanza fue bastante sencilla, solo algunas cuantas cajas que en su mayoría eran solo ropa; las clases iniciarían en un par de días y la búsqueda de un trabajo estaba en curso.

Reconocí en mi alegría por una nueva etapa de mi vida, pero había algo de ansiedad y miedo por la incertidumbre natural de la situación.

Baje las escaleras para buscar la ultima caja, llegue hasta el parqueadero y busque en el asiento de atrás, pero no vi nada.

-ya esta es la ultima, yo la subo- dijo Alberto que estaba sosteniendo la puerta del ascensor.

Alberto es un viejo conocido de la familia, desde que era pequeña lo veía en la casa visitando a mi papá, siempre tuve la imagen de ellos de "mejores amigos", navidades en familia, año nuevo, él siempre estaba presente, y de alguna manera lo veía como un tío. No es muy alto, 1.70 a lo mucho, algo gordo por su pronunciada barriga cervecera, se estaba quedando calvo, pero en brazos y pecho era bastante velludo. Él había ofrecido su ayuda para ayudarme en mi mudanza, mis padres no estaban de acuerdo con que me fuera por lo que tomaron la decisión de no intervenir; llego a casa de mis padres temprano, en su carro y él mismo cargo algunas de mis cajas.

Fuimos a almorzar, pensé seria un bonito gesto de mi parte invitarle algo, así que fuimos al Éxito de la calle cincuenta y tres, en el segundo piso, yo comí en el sandwich qbano, y Alberto en el Corral. Volvimos a mi nuevo hogar, pues le había solicitado que me ayudara a armar mi nueva cama, pues fue el regalo de mi tía más cercana, compre una cama de tamaño queen, y por sus dimensiones temí por no tener la fuerza para llevar a acabo la tarea.

Mi nuevo hogar es un apartaestudio ubicado en un cuarto piso, al entrar a la izquierda estaba la cocina con una pequeña mesa que cumple la función de comedor, cocina estilo americano creo que le dicen así; a la derecha de la entrada un pequeño cuarto donde esta la lavadora, al frente una pequeña sala que un sofá mediano llenaría de punta a punta, y a la derecha de la sala sin ninguna separación el cuarto, que en su esquina estaba el baño, y todo teniendo de fondo un gran ventanal que da a la carrera octava.

Me senté en el suelo de la sala, revisando cada una de las cajas y acomodando en el closet mi ropa, en el cuarto Alberto estaba armando con cierta facilidad mi nueva cama, su gran tamaño obligo arrinconarla en una esquina para dejar suficiente espacio para poder acceder al baño y al closet. Cuando él termino su tarea rápidamente tendí mi cama para poderla apreciar y saciar mi creciente emoción de verla lista.

-bueno, te dejo para que organices tus cosas- cuando termino de hablar pensé en la soledad, y en dormir completamente sola en un lugar que apenas estaba en camino de ser familiar, creo que sentí un profundo miedo de esos que paralizan.

-No, todavía no... no me dejes sólita- una voz de niña consentida envió un mensaje que era una invitación.

-Vale, voy a descansar un rato- me senté al borde de la cama, me quite los zapatos, busque acostarme contra la pared.

-voy a estrenar la cama... para descansar un ratico- le di la espalda, Alberto se sentó en la cama, quitándose sus zapatos y acostándose a mi lado.

Desde hace un par de años me di cuenta que el amigo de mi padre me veía de manera diferente, ya no con ternura o cariño, su forma de mirarme se acercaba más al deseo y la tensión sexual con una adolescente, sin embargo nunca sucedió nada, y esta era en realidad la primera vez que estábamos solos; yo tenia algo claro, y es que no quería pasar esa primera noche sola, y aunque no me sentía atraída hacia él, sabia que solamente una noche de sexo haría que me acompañara.

-hace como calor- lo dije en voz alta para justificar mi siguiente acción, me quite mis medias y el jean, quedando solo en un pequeño hilo color fucsia, una camiseta blanca sin sujetador debajo; al concluir me acosté nuevamente sin prestarle atención a mi acompañante.

Me di vuelta, observe que Alberto se acomodo quitándose su camiseta roja, siguieron sus jeans, se acostó y cruzamos miradas. Nos quedamos quietos, enseguida puse mi mano en su pecho para juguetear con sus vellos suavemente, me detuve solo para quitarme mi camiseta para ver su rostro en reacción a poder ver mis senos por primera vez.

Su atención entonces se centro en mis senos, se acerco y con ambas manos me los agarro, luego con sus dedos a modo de pinzas pellizco levemente mis pezones, los cuales lamió y mordisqueo posteriormente.

Un rápido pensamiento me inundo, ideas de: esto esta mal, espero mis papás no se enteren. Pensamientos que fueron interrumpidos cuando sus dedos frotaron mi coñito.

-estas bien mojadita que rico- y mis miedos desaparecieron, pensé.

A continuación me incorpore, baje mi hilo y quite sus boxers, agarre suavemente su verga ya erecta, y lo masturbe un poco... luego lo metí a mi boca un par de minutos en donde hice énfasis en la punta de su pene con mi lengua. Me puse encima de él, y con mi mano guié su verga para que me penetrara, cuando entro deje caer mi peso delicadamente a lo que siguieron pequeños movimientos circulares; Alberto puso sus manos en mis caderas y propuso un ritmo mas acelerado. Con una de mis manos inicie a estimular mi clítoris, mis mejillas las percibía calientes como cuando hacia un ejercicio que aumentaba mis pulsaciones rápidamente.

Ese gesto encanto a mi amante, me agarro del brazo con la invitación a una nueva posición sin interrumpir la penetración, él mostró entonces su intención de dominar la situación, me acostó en la cama y se hizo encima de mi, abriendo mis piernas con sus muslos.

-eres una experta, me encantas- susurro a mi oído.

-¿te gusta?-

-me fascina- y dio una envestida con todas sus fuerzas, mis gemidos se ajustaron a su fuerte respiración que daban prueba del colesterol y el sedentarismo.

Su peso no me permitía muchos movimientos, por lo que me relaje y me deje llevar, sin embargo entendí una ventaja que no considere de la situación, y es que su peso (no consideraba su experiencia) facilitaba de algún modo la estimulación de mi clítoris.

-¿donde los quieres?, ¿donde te lo hecho?- pregunto con dificultad.

-adentro, dale adentro- dije en un gemido.

Mis ultimas palabras generaron una reacción que no espere, se acomodo y acelero el ritmo, como un atleta rematando los últimos cien metros, pensé. La fricción se lubrico con el sudor de nuestros cuerpos, la humedad del calor y la agitación lograron con relativa facilidad mi orgasmo, que se presento largo e intenso, lo cual comunico a Alberto que tenia vía libre para eyacular.

Note sus desespero inicial, seguido por gemidos gritados típicos de una porno, y que me hacían pensar en que Alberto desahogaba meses de abstinencia. Taramos un par de minutos recuperar el aliento, entonces lo empuje con una mano señalandole que quería acomodarme y descansar.


Él no estaba de acuerdo, así que bajo y hundió su rostro en mi coñito, me sorprendió su gesto, pues di por sentado que mi amante necesitaba descanso, y más fue mi sorpresa cuando dijo:

-he esperado muchos años esto- desde abajo con la mirada fija en mi rostro, y con su lengua buscando mi clítoris.

Relaje mis piernas, fije mi mirada en el techo, y me deje llevar... mis miedos se diluyeron.



domingo, 6 de septiembre de 2015

Pensamientos Libidinosos II

Iba el muchacho tatuado y de elevada cresta subiendo las escaleras, se dirigía a trabajar con un animo pesimista, pues en su trabajo como tatuador no estaba en una buena época, llego hasta la puerta de su establecimiento y la vio cerrada, lo que le pareció extraño, entonces tomo la decisión de salir al balcón del centro comercial, saco de una chaqueta un cajetilla de Mustang azul, tenia un ultimo cigarrillo, lo prendió y lo empezó a fumar mientras observaba a la calle.

Recordó que había hecho solo un par de tatuajes la semana pasada, un tribal a un adolescente problemático y una lagartija a una muchacha que le había parecido encantadora en personalidad y físico. Tenia deudas, dejo que la desesperación lo invadiera, lo que trajo otros pensamientos tristes: hace dos años no tenia una novia, sus padres se mostraban decepcionados, no había terminado sus estudios...

Termino el cigarrillo y volvió al local, esperando que su socio y estuviera ahí con buenas noticias, o por lo menos algún cliente que hiciera desaparecer su mala fortuna. Desde lejos observo que la puerta estaba aun cerrada, pero el letrero fluorescente estaba encendido lo que indicaba que su compañero estaba adentro.

Se acerco percatándose que la puerta estaba entreabierta, dudo un par de segundos y entro, el establecimiento estaba a oscuras a excepción pro el aviso de la ventana, pero rápidamente le llamo la atención que la luz del pequeño cuarto del fondo estaba encendida, la puerta estaba cerrada y sin pronunciar palabra se acerco.

Escucho un ruido que no pudo distinguir de inmediato, percibió que el ruido estaba acompañado por movimientos que seguían un ritmo raro. Enseguida escucho voces, reconoció a su socio, pero no podía hacer la distinción de la voz femenina que hablaba entre gemidos.

Noto que su compañero se estaba desahogando seguramente con alguna amiga o alguna cliente, pues era habitual que su socio hiciera transacciones del tipo "tattoo por coñito". Pensó que él debería hacer lo mismo en algún momento, pero con su cresta roja y su nariz perforada era aun menos exitoso con las mujeres. Los gemidos que salían del pequeño cuarto daban cuenta del placer y pronto pensó en masturbarse, pero no lo hizo.

La puerta se abrió, primero salio su amigo que estaba subiéndose el jean, y apenas si puso atención a su presencia.

-¿todo bien?- dijo saliendo del cuarto con una agitación que lo relajaba.

-estaba esperándolo- respondió con un toque de envidia y desconcierto.

A continuación salio la dueña de los gemidos, andando completamente desnuda buscando su ropa. En ese momento pudo reconocerla, era Pilar, la que la semana pasaba le había hecho un pequeño tatuaje en el pie.

-hágale usted también hermanito- dijo su socio señalandole la habitación.

-dale rápido- Pilar se acerco agarro su mano llevándolo al pequeño cuarto.

Ella había sacado de su maleta un condón, se lo dio sonriendo, dándose vuelta y apoyándose en el espaldar de una silla.

-quiero otros tatuajes, me gustaron- se puso en cuatro esperando a que él se pusiera el condón.

Bajo sus pantalones con algo de dificultad, pues ya tenia una erección plena, desempaco el condón  y mientras se lo ponía evidencio que Pilar tenia dos nuevos tatuajes: un tribal en la espalda baja que acentuaba su cola y su figura; y una pequeña mariposa de varios colores en su nalga izquierda.

-le voy a cobrar caro- dijo con una risita de maldad.

Cerro la puerta, pensó que ahora era su turno de desahogarse, y que no tendría piedad con Pilar. Sonrió y cerro la puerta.



Pantys Rojos III

Ella estaba caminando por un pasillo con un cuaderno en la mano, se detuvo en un cartel que esta en la entrada del edificio y lo examino detenidamente, luego de un rato entro al edificio, subió por las escaleras hasta el tercer piso, pudo ver de inmediato el salón 302, en donde seria su primera clase.

Entro temerosa, pensando que seria la primera, sin embargo evidencio que habían dos muchachos que estaban sentados en la ultima fila, Paola evito que se cruzaran las miradas y se sentó en la primera fila dándoles la espalda, hecho un vistazo por la ventana logrando ver la moto de su novio, ella entonces se pregunto por qué estaría aún ahí.

Se puso los audífonos buscando alguna emisora esperando que alguien más llegara al salón.

Entro un hombre mayor con un maletín de cuero negro, casi completamente calvo a no ser por unos rastros de cabello a los lados de su cabeza, que dibujaba algunas franjas grises. Se sentó en el escritorio y reviso el reloj de una forma que todos entendieron que estaba nervioso; miro al fondo del salón y vio a los dos muchachos que no le prestaban atención, giro la cabeza y se fijo con mayor detenimiento en Paola que estaba viendo por la ventana.

Se fijo en su escote, que no era muy pronunciado pero dejaba ver la sensualidad de su pecho, entonces el profesor sonrió ligeramente.

Ella se dio cuenta de la mirada del profesor, tuvo la sensación de ser desnudada en la mente, de modo que junto sus brazos para apretar sus senos y darle un mejor panorama a su observador.

Paola escondió una sonrisa.

Después de clases, alrededor de la 1:00pm, ella salio por el corredor peatonal característico de la Universidad Piloto, al final casi llegando a la Cra 13, estaba la moto de su novio, pero no lo vio.

A continuación ella sintió que la tomaban del brazo, a modo de reclamo, ella se soltó y se fue, dejándolo a él en su moto.