miércoles, 25 de enero de 2017

Angie I

Quiero compartirles algo, es una pequeña historia personal que solo pocos saben; cuando me pidieron escribir alguna experiencia intima no tuve duda de cual debería relatar, tal vez no por ser mi mejor experiencia sino las que mas recuerdo, y que ya pasado los años aún genera muchas cosas en mi.

Me tome la libertad de contarlo como una espectadora privilegiada de mi propia vida sexual, pues hoy día creo que he sido afortunada de tener una mente lo suficientemente abierta como para no avergonzarme de lo que he vivido y que lo puedo decir sin temor a equivocarme "he tenido la vida sexual que he querido", no conozco lo que es estar frustrada, cada fantasía que he ideado se me ha cumplido sin mayores dificultades, me he comido a tipos muy atractivos y puedo hablar de sexo sin sonrojarme.

Creo que todos recordamos mucho nuestras épocas en la Universidad, yo estudie en la Piloto, y fueron cinco años bastante agradables y locos; pude viajar y conocí muchas cosas de mi país, tome, baile, tuve sexo. Para mi todo empezó en el segundo año, cuando dos compañeros me propusieron que compartiéramos un apartamento, lo cual me pareció de inmediato una muy buena idea. Rentamos un apartamento de dos alcobas en la calle 53; yo me quede con la alcoba principal y ellos la secundaria, había una sala razonablemente amplia y una cocina tipo americana.

En ocasiones tenia relaciones con ellos, aveces las teníamos los tres al tiempo, los cuales fueron mis primeros tríos y mi "inducción" a las dobles penetraciones. Establecimos algunas reglas básicas la primera noche que pasamos en nuestro nuevo apartamento; cada uno podía entrar otras personas, con la condición que no se quedaran viviendo ahí, yo tendría mis encuentros en mi cuarto, y ellos en el suyo, de modo que si alguno tenia acción el otro debía dormir en el sofa-cama de la sala. No habrían comentarios y no se permitía opiniones.

Debo decir que estas reglas funcionaron durante los tres años que estuvimos ahí, y que a mi personalmente me facilitaron la vida. La segunda noche fui la primera en tener acción y mis compañeros respetaron ejemplarmente mi espacio y mi intimidad.

Esta historia no se entendería lo suficiente si los les presento a mis dos compañeros y nuestra historia. A Jairo lo conocí un año atrás, era el mejor amigo de mi primer novio en la universidad, pasamos mucho tiempo los tres o los cuatro cuando él tenia alguna novia fugaz, él llevaba aproximadamente cuatros años en Bogotá, a la cual llego luego de problemas en su ciudad, nació y creció en Santa Marta, y a pesar de su edad -24 años entonces- ya tenia dos hijos -de 5 y 2 años de edad-, con mujeres diferentes. Y Sebastian, que viene de Medellin, y llevaba en aquel entonces apenas un mes en la ciudad, era mucho más maduro -35 años- y se definía como un soltero feliz, no tenia hijos y dejo su ciudad por problemas de seguridad.

Con el primero empece a tener sexo cuando aun estaba de novia de su mejor amigo, y desde entonces tuvimos una conexión intima muy poderosa, con el segundo tuve un encuentro casual en mis vacaciones que pase en el eje cafetero, creo que lo contacte por una pagina de citas y pasamos un fin de semana en un hotel en Pereira, me pidió no perder el contacto pues iba a mudarse a mi ciudad.

En la tercera noche tire con un vecino que me encantaba físicamente -intelectualmente no mucho-, Jairo tuvo un interesante encuentro con alguien que conoció en un chat, recuerdo que la chica grito bastante esa noche -de inmediato supe por qué-, y Sebastian se vio obligado a dormir -o intentar hacerlo- en la sala -sinceramente en sofa-cama era muy cómodo, aunque nunca dormí ahí-.

En la cuarta noche todos fuimos afortunados, yo repetí con el vecino, Jairo trajo otra amiga y Sebastian con su nueva novia. Recuerdo esa mañana siguiente, lo incomodo o raro que fue el encontrarnos los seis en la sala; las dos mujeres me miraban con lo que entendí era un poco de rabia, durante un tiempo recibimos continuas visitas de la nueva novia de Sebastian, siempre he pensado que iba más a vigilar que a estar con su pareja.

Los domingos usualmente era para nosotros tres, salíamos a cine, a comer, o nos quedamos en la sala o en mi cuarto, el plan era simple, pero siempre con un alto contenido sexual. Era recurrente que buscáramos porno, vídeos de tríos HMH y tratábamos de poner en practica en paralelo la escena, casi todo, pues cuando nos dábamos cuenta que la escena no era del todo heterosexual quedábamos congelados y moríamos de risa en ocasiones.

Debo decir que para un hombre "comprometido" no les es conveniente vivir conmigo, un día la novia de Sebastian encontró mi panty en su cama, y por lo que me contaron fui afortunada de no estar ahí cuando sucedió.

Hubo semanas donde cada noche de la semana había un hombre diferente en mi cama, y que no pensaba más sino en los placeres de la vida. Ese apartamento fue pura lujuria durante tres años.

Pueden llamarme Angie, soy bogotana, pero casi nunca me creen que lo soy; principalmente por el color de mi piel moreno tostado, canela dicen algunos, mido 1.70, y tengo una tatuaje en el muslo derecho que se extiende por un costado y llega hasta casi tocar mi nalga. Soy delgada, fui en su momento modelo de protocolo, ya saben, estuve en varias ferias vendiendo productos con vestidos escotados y cortos, pose en autos de lujo y tuve que escuchar mil veces la pregunta: ¿vienes incluida con el carro?.

Un día en una feria -en Cali- dije que si a esa pregunta, y termine encerrada en un motel todo el resto del fin de semana con un Catalan de los más atractivo. Una noche, mi jefe me follo en otra feria encima de un Jaguar verde esmeralda, mi cola quedo llena de su semen, además recuerdo que me pidió que lamiera el auto, ahora que lo pienso es un fetiche algo extraño.

Si han estado en Bogotá seguramente conocen el Salitre Mágico, en donde hay una gran rueda de chicago que se mueve muy lentamente, y la vista es maravillosa; un día Sebastian me reto a desnudarme completamente en ella, cuando estuviéramos en lo más alto, él perdió la apuesta, y dije que quería una folladita ahí mismo. Le dimos un espectáculo a unos adolescentes que estoy segura nunca olvidaran en su vida.

Una noche con un amigo entramos al Parque Simon Bolivar, no fue fácil, y nos desnudamos a oscuras, con el alcohol nos olvidamos del frió y tuve uno de mis mejores experiencias, después creo que fue más fácil entrar que salir.

Terminando semestre tuve una conversación con Jairo, que estaba ya bastante tomado, me comento que tenia una obsesión descontrolada por la idea de organizar y participar en una orgía, pero no quería ir a un bar sw o algo así, su idea era por así decirlo algo más intima. Le pregunte que si estaba viendo vídeos de orgías, pero el me dijo que eso no tenia nada que ver.

Él me contó de rumores de su universidad, de reuniones subidas de tono, de experiencias cargadas de puro erotismo, de una chica libidinosa y de grupos que tenían regularmente actividades interesantes. Me pregunto si estaría dispuesta a algo así en el apartamento, a lo que en primera estancia me pareció demasiado loco, sin embargo, entre mas lo pensaba pude imaginar que podría resultar una experiencia totalmente diferente y que esta era la época para vivir ese tipo de cosas.

Le dije que si, y nos olvidamos del tema por un tiempo.



Continuara.....





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