lunes, 3 de abril de 2017

Angie IV


Agua caliente cae en mi frente y recorre mi cabeza de una forma que me da la sensación de descanso en un día que ha parecido muy largo, tengo esta costumbre, después del sexo, en lo posible tomo una ducha de agua caliente, y hago un recorrido mental de mi dia; medio día en clases, luego un inesperado encuentro con alguien que apenas conocí, y llegar a casa solo fue entrar en otra aventura mucho más extrema. Quiero compartir que lo que ha sucedido hoy en mi apartamento me ha hecho pensar un montón de cosas, pero, resalta por encima de todo lo que pensaba de mi misma. Me explico, cuando inicie a contarles esta historia me definí a mi misma como una mujer prácticamente sin prejuicios y con una sexualidad abierta, aventurera, juguetona. Me he dado cuenta que no es tan así.


No soy una chica que vea porno, por lo tanto creo desconocer algunas practicas, y en efecto hoy me he dado cuenta de esto. Esta mujer me ha mostrado que soy bastante tradicional, o por lo menos mi mente no es tan abierta, pues de seguro nunca podre hacer lo que ella ha hecho este día... simplemente no seria capaz.

Siento mi piel pegajosa, huelo a semen, me encanta esa sensación, ser objeto de deseo, fantasía y realidad a la vez. Cruza por mi mente que nunca había quedado en "segundo lugar", o por lo menos creo que no estoy acostumbrada a compartir, es más, creo que compartir me molesta un poco; no por el acto en sí, mas bien a los que algunos llaman el "momento post-coito", y no es que sea de aquellas que pide un abrazo o compañía al final, pero estoy acostumbrada a tener la certeza de que mi amante me sigue deseando después... así no lo diga con palabras o con actos.

Hoy no me he sentido deseada, la deseada ha sido otra, definitivamente no puedo acostarme con esos pensamientos rondando mi cabeza, los recuerdos y las decisiones tomadas taladrarían mi cerebro hasta causarme una migraña.

Salgo de la ducha con una intención clara, definitivamente quiero dormir en paz conmigo misma, abro la puerta y la dejo así, regreso a la ducha como esperando que alguien entre y me haga suya... pero no sucede. Me pongo una toalla negra, bastante corta y salgo a la sala, parece vacía en un primer vistazo, no obstante me percato que aquella desconocida esta mirando hacia la ventana, se encuentra desnuda, pero una desnudez totalmente cómoda -nunca había visto algo así-, es como que estar desnuda le resultara más cómodo que estar vestida, o por lo menos esas fueron mis inmediatas impresiones.

Tiene un cigarrillo encendido entre sus dedos, un brazo se cruza casualmente cubriendo sus pechos y posándose sobre su brazo, puede verse toda su silueta, y parece estar desconectada en la oscuridad, la sala tiene las luces apagadas y solo las luces de la calle iluminan tenuemente el apartamento. Pensé retirarme, dude un instante y ella se dio cuenta de mi presencia; me pregunto si fumaba, le respondí que hace mucho tiempo no lo hacia, mantuvo todo el tiempo su mirada en las luces de la calle, no sé si pensando o simplemente estando ahí. 

Me senté en el espaldar del sofá a su lado, observe el edificio en el frente y considere que tal vez alguien con unos binoculares nos espiara, entonces ella hizo un comentario similar a mis pensamientos, reímos un poco, luego me pregunto si algunos de los hombres del grupo era mi pareja, le conteste que de ninguna manera; menciono el nombre de alguien que no pude distinguir, dijo que quería seguir viéndolo, no le respondí, no supe hacerlo. Le pregunte si era la primera vez que hacia algo así, pero apenas la ultima palabra salio de mis labios me sentí estúpida, era evidente que no era su primera vez, ella sonrió, sus ojos se dirigieron al techo como en un gesto de reminiscencia y dijo que ya había estado en varias situaciones similares.

Compartí mis dudas respecto a esas situaciones, ¿cómo sucedían, ¿donde sucedían?, ¿con quienes sucedían?, ella se limito a mirarme y decirme que preferiría no hablar de aquello, me sonroje, pues me sentí como una entrometida o como una niña ante temas adultos. 

Alguien mas llego a la conversación, un hombre de cabello largo, serio y con los ojos cansados, puso sus manos en la cintura de la desconocida, entendí que solo le hablaba a ella, le dijo al al oído, la tomo con firmeza, pude ver que su mano se iba al frente, sus dedos a su clítoris, la mirada de ella siguió fija en las luces; en seguida se volvió a mirarme, luego poso delicadamente su mano en la mejilla de su amante, y dijo "creo que ella te necesita más que yo en este momento". Él me miro y se acerco como hechizado, no por mi... por ella, me tomo del brazo, y me invito a acomodarme en el sofá, quito mi toalla, me puso en cuatro y me penetro sin avisarme.

Ella se inclino, acerco su cara a la mía, me pregunto qué deseaba en aquel momento... sin pensarlo respondí "ser follada en la ducha".



FIN





1 comentario:

  1. maravilloso relato como todos los demas solo aspiro algun dia ser parte de uno de ellos por el momento me gustaria preguntarte te dejas invitar a salir aunque sea a solo tomar algo?

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