No estoy segura qué me provoco más miedo: 1) la espesa neblina que no deja ver más allá de dos metros o, 2) conocer aquella historia en donde hace menos de un año la guerrilla bajo y secuestro un grupo de personas en este parador ubicado en el kilómetro-18. Mientras tomo un chocolate no dejo de imaginarme una escena de secuestro masivo, con gritos, armas, amenazas, tal vez disparos. A pesar del frío estoy sudando, asumo es el nerviosismo paranoico que estoy sufriendo a cuentas de mi imaginación bélica.
El chocolate no podría estar mejor, lo suficientemente caliente para que su sabor sea optimo y para que no se queme mi lengua; a mis espaldas hay una familia, por el acento creo que son de Medellin, los dos hijos pequeños no hacen sino hablar de fútbol, el padre entusiasmado sigue la conversación con ellos, mientras la madre se muestra reflexiva y en silencio, como tomándose un descanso de su rol. A mi derecha hay una pareja de esposos, deben tener más de 40, hablan de sus hijos, de sus desgracias, de sus malas elecciones de pareja... una razón más para no tener hijos, pienso al ver sus caras de frustración. A mi izquierda esta una pareja, ella es mucho menor que él, deben ser amantes, él seguramente es casado y se ha escapado un fin de semana, y ella imagino estará deslumbrada por sus atenciones que ningún hombre de su edad podría brindarle.
Un muchacho joven pasa a mi lado y me pregunta si todo esta bien, yo le pido un croinsant de queso; enseguida me pregunto si acaso los trabajadores del lugar trabajan como espías, observando los clientes y transmitiendo información respecto a quién es "secuestrable". Hay mucha gente, muchos turistas, familias que están viajando, parejas que se están desconectando de la vida "real". Yo misma soy una turista, una visitante curiosa por aquello que tanto da que hablar.
Un muchacho joven pasa a mi lado y me pregunta si todo esta bien, yo le pido un croinsant de queso; enseguida me pregunto si acaso los trabajadores del lugar trabajan como espías, observando los clientes y transmitiendo información respecto a quién es "secuestrable". Hay mucha gente, muchos turistas, familias que están viajando, parejas que se están desconectando de la vida "real". Yo misma soy una turista, una visitante curiosa por aquello que tanto da que hablar.
Es la primera vez que estoy en la Feria de Cali, siempre había escuchado sobre lo especial que era la feria, sin embargo, nunca estuve al tanto sobre sus actividades concretas y si tenia algún significado en especial. Bueno, sin duda no pude resistir mi curiosidad sobre lo que en aquellos días sonaba más entre la gente, creo que un periódico solo hablaba sobre lo majestuosa que seria la cabalgata ese año; vestí unos jeans y una blusita blanca tipo esqueleto, unos lentes para el sol y un sombrero -hacia bastante calor esos días-, no podían faltar dos botellas de agua congelada para ese día.
Mi expectativa era ver los caballos, creo que son animales hermosos, y no me defraudaron, cuando la cabalgata paso lentamente ante mis ojos me deleite con esos animales, algunos muy elegantes, otros algo descuidados, pero servían a mi propósito de entretenerme un rato. Pero claro, me encontré con cosas inesperadas, que las terribles idealizaciones nos hacen aveces ciegos ante obviedades; y el velo de la ignorancia cayo cuando vi a un hombre gordo, sin camisa, totalmente brillante de sudor, con una botella medio llena de aguardiente... mujeres con más operaciones que años, y bueno... los que han ido sabrán a lo que me refiero, fue la primera vez que fui, y también la ultima.
La salsa, cómo olvidar la salsa y el salsodromo, no sé porqué pero tengo el imaginario que todos los años esta el grupo Niche y el Gran Combo de Puerto Rico, deben tener ya casa en Cali. Nunca me sentí cómoda bailando salsa, es demasiado compleja creo o mi sentido de ritmo demasiado simple; así que cuando supe que venia a la feria ya había entrenado ante el espejo un rotundo "No gracias". Pero no sucedió, me gano la curiosidad... igual había tanta gente que nadie se percato de mi insensibilidad a la salsa.
La salsa, cómo olvidar la salsa y el salsodromo, no sé porqué pero tengo el imaginario que todos los años esta el grupo Niche y el Gran Combo de Puerto Rico, deben tener ya casa en Cali. Nunca me sentí cómoda bailando salsa, es demasiado compleja creo o mi sentido de ritmo demasiado simple; así que cuando supe que venia a la feria ya había entrenado ante el espejo un rotundo "No gracias". Pero no sucedió, me gano la curiosidad... igual había tanta gente que nadie se percato de mi insensibilidad a la salsa.
Dario me pregunta si deseo otra taza de chocolate, le digo que estoy a reventar; somos amantes hace aproximadamente seis meses, viaja bastante a Bogotá, es medico cirujano y socio de una IPS, por lo que los temas administrativos ahora ocupan gran parte de su tiempo, esta en proceso de divorcio, no ve a sus hijos hace más de un año, según él debido a que su ex-pareja le pide una cuota alimentaria bastante elevada que no esta dispuesto a pagar. Él me contó su historia la primera vez que salimos, pero jamas opine sobre su vida y sus decisiones... creo que eso lo ha hecho sentir cómodo. Dario es un hombre moreno, casi negro, lleva la cabeza rapada -sospecho que por una calvicie prematura-, mide 1.80, se muestra siempre bastante amable y cortes, dice que le gusta de mi el que soy natural, el que soy diferente a la norma de la mujer en su ciudad; no obstante, en la cama se muestra bastante salvaje, me ha confesado en un par de ocasiones que es un "actor porno frustrado", incluso se presento a un casting, pero no logro una erección -y no lo intento de nuevo-, es un consumidor habitual de porno, por lo que vive más en las fantasías, dice no haber tenido muchas parejas sexuales, en parte por el trabajo y en parte por haberse casado muy joven.
Cuando Dario me propuso pasar las vacaciones en Cali no lo dude, y acepte enseguida.
Sí, la niebla tiene vida propia, la veo moverse casi inteligentemente, casi que se arrastra por encima de los arboles y baja a la carretera, hace demasiado frío; Dario me dice que vamos a una pequeña cabaña que es propiedad de sus padres, una cabaña en donde paso buenos momentos de su niñez y su adolescencia, allí estuvo por primera vez con una mujer.
La neblina no es tan espesa cuando salimos de la carretera, tomamos un camino labrado durante años por las llantas de los automóviles que entran y salen de esta inusual comarca, en realidad alcanzo a distinguir tres casas, bastante pequeñas como de juguete; y a la casa que vamos es creo la casa más tenebrosa que he visto de cerca, toda hecha de madera, pero es una madera negra de humedad, con una única puerta y dos ventanas a cada costado, parece que el arquitecto fue un niño de cinco años... no sé si sentir alivio o terror.
Al entrar en la casa lo primero que observo es una pequeña chimenea de metal, quemada por el uso, da la impresión que esta hecha de carbón; se hace de noche, observo por la ventana como esperando que en algún momento alguien mostrara su rostro con expresión asesina. Dario me dice que es obligatorio para pasar una buena noche tomar aguardiente, de otro modo es imposible -hace énfasis en esa ultima palabra-, me pasa un vasito de plástico, y me lo tomo sin olerlo. Me quema la garganta, me siento en la cama, mientras él intenta prender la chimenea, me dice que un amigo le ha prestado su finca para que pasemos el fin de semana ahí, que no estamos lejos, y que desde que fue por primera vez soñó con llevarme ahí. No pregunte porqué, preferí preservar la incertidumbre, tome otro sorbito de aguardiente y me acerque a la chimenea que daba un tímido calor.
Acercándose a mi, posando su mano en mis hombros Dario me pregunto cuantos amantes tenia en la actualidad, rasque mi cabeza, cerré un ojo, y pensé: "si le digo la verdad tal vez se asuste, ya me ha sucedido, si digo que ninguno se va a reír y no me va a creer, o tal vez me solicite una relación formal... y de ninguna manera quiero eso, dos o tres parece un numero razonable". Y dije que tenia dos recurrentes y otro par muy ocasional, él sonrió picaramente, yo le devolví la sonrisa; a continuación me pregunto sobre la ultima vez que había tenido sexo, -fue la noche anterior, una aventura casual luego de haber ido a un bar, pasamos la noche en un motel, fue un negro de aproximadamente 25 años de edad, y es estriper... así lo conocí, y así me sedujo-, pero lo que en realidad salio de mi boca fue "hace una semana, con un amiguito en Bogotá".
Él por su lado me confeso llevar más de tres meses de abstinencia, a lo que le dije "pobrecito", se puso de pie, busco algo en su maleta y dijo: "pobrecita a la que le toque quitarme este verano", y como si con las palabras oprimiera un botón escondido de ON/OFF mi cuerpo se estremeció y me moje instantáneamente con esas palabras, evidentemente el frío solo era un recuerdo algo distante.
La neblina no es tan espesa cuando salimos de la carretera, tomamos un camino labrado durante años por las llantas de los automóviles que entran y salen de esta inusual comarca, en realidad alcanzo a distinguir tres casas, bastante pequeñas como de juguete; y a la casa que vamos es creo la casa más tenebrosa que he visto de cerca, toda hecha de madera, pero es una madera negra de humedad, con una única puerta y dos ventanas a cada costado, parece que el arquitecto fue un niño de cinco años... no sé si sentir alivio o terror.
Al entrar en la casa lo primero que observo es una pequeña chimenea de metal, quemada por el uso, da la impresión que esta hecha de carbón; se hace de noche, observo por la ventana como esperando que en algún momento alguien mostrara su rostro con expresión asesina. Dario me dice que es obligatorio para pasar una buena noche tomar aguardiente, de otro modo es imposible -hace énfasis en esa ultima palabra-, me pasa un vasito de plástico, y me lo tomo sin olerlo. Me quema la garganta, me siento en la cama, mientras él intenta prender la chimenea, me dice que un amigo le ha prestado su finca para que pasemos el fin de semana ahí, que no estamos lejos, y que desde que fue por primera vez soñó con llevarme ahí. No pregunte porqué, preferí preservar la incertidumbre, tome otro sorbito de aguardiente y me acerque a la chimenea que daba un tímido calor.
Acercándose a mi, posando su mano en mis hombros Dario me pregunto cuantos amantes tenia en la actualidad, rasque mi cabeza, cerré un ojo, y pensé: "si le digo la verdad tal vez se asuste, ya me ha sucedido, si digo que ninguno se va a reír y no me va a creer, o tal vez me solicite una relación formal... y de ninguna manera quiero eso, dos o tres parece un numero razonable". Y dije que tenia dos recurrentes y otro par muy ocasional, él sonrió picaramente, yo le devolví la sonrisa; a continuación me pregunto sobre la ultima vez que había tenido sexo, -fue la noche anterior, una aventura casual luego de haber ido a un bar, pasamos la noche en un motel, fue un negro de aproximadamente 25 años de edad, y es estriper... así lo conocí, y así me sedujo-, pero lo que en realidad salio de mi boca fue "hace una semana, con un amiguito en Bogotá".
Él por su lado me confeso llevar más de tres meses de abstinencia, a lo que le dije "pobrecito", se puso de pie, busco algo en su maleta y dijo: "pobrecita a la que le toque quitarme este verano", y como si con las palabras oprimiera un botón escondido de ON/OFF mi cuerpo se estremeció y me moje instantáneamente con esas palabras, evidentemente el frío solo era un recuerdo algo distante.
Desabotone mi pantalón, volví a la cama, me senté y deje mis jeans en el suelo, destendi la cama y me hice bajo una gruesa cobija de tigres, el resto de la ropa fue a dar al suelo casi enseguida; Dario hizo lo mismo, se hizo a los pies de la cama, levanto la cobija y entro como en un escondite, silencioso y sin prisa besa mis piernas, sube un poco, sé a donde va, pero lo hace con paciencia, paciencia que mi coñito no tiene, abro un poco mis piernas, mi humedad cálida me inunda, y me inunda la anticipación de su lengua.
En el momento en que su lengua toca levemente mi clítoris... mi cuerpo tiembla como en un escalofríos de placer, y mis ojos se fijan al techo, mis manos se aferran a la cabecera de madera de la cama. De no haberme contado de su abstinencia... lo habría sospechado por como me hace sexo oral, solo puedo imaginar a alguien tomando agua luego de una semana en un desierto. Su lengua empieza lenta, pero luego hace movimientos irregulares y rápidos, no puedo distinguir con claridad si sube y baja, o si hace círculos o va de lado a lado... como si importara ¿no es así?.
Sigue subiendo, su lengua esta en mi ombligo ahora, luego recorre mi abdomen, y sube a mis senos, chupa cada uno suavemente, luego casi con desespero. Sigue mi cuello, le gusta mi cuello, lo huele, lo muerde... y llega a mi boca, baja su mano, guía su verga a mi vagina y entra sin ninguna dificultad, lame mis labios, los muerde, me saborea, introduce su lengua en mi boca. Su pene se mueve dentro de mi vagina, sus caderas inician un movimiento firme, potente... casi desesperado.
Nos miramos a los ojos, "me encantas" me dice, "te encanta mi verga ¿cierto?", esa pregunta sonó más a una afirmación que a una autentica duda, "me encanta" respondí en un gemido; las tablas de la cama crujieron, sonido que me excito cada vez más, enseguida imite su ritmo, me moví salvajemente, mi vagina se encontró con el limite placer/dolor por un momento... hasta que nos vinimos, primero yo, después él. Agitado quedo por unos minutos encima de mi -me encanta sentir así la agitación de mis amantes-, luego se hizo a un lado.
Mis parpados depronto se hicieron pesados, y mi mente quedo casi en blanco, satisfecha, sin ignorar que solo es el comienzo del fin de semana.
CONTINUARA...
En el momento en que su lengua toca levemente mi clítoris... mi cuerpo tiembla como en un escalofríos de placer, y mis ojos se fijan al techo, mis manos se aferran a la cabecera de madera de la cama. De no haberme contado de su abstinencia... lo habría sospechado por como me hace sexo oral, solo puedo imaginar a alguien tomando agua luego de una semana en un desierto. Su lengua empieza lenta, pero luego hace movimientos irregulares y rápidos, no puedo distinguir con claridad si sube y baja, o si hace círculos o va de lado a lado... como si importara ¿no es así?.
Sigue subiendo, su lengua esta en mi ombligo ahora, luego recorre mi abdomen, y sube a mis senos, chupa cada uno suavemente, luego casi con desespero. Sigue mi cuello, le gusta mi cuello, lo huele, lo muerde... y llega a mi boca, baja su mano, guía su verga a mi vagina y entra sin ninguna dificultad, lame mis labios, los muerde, me saborea, introduce su lengua en mi boca. Su pene se mueve dentro de mi vagina, sus caderas inician un movimiento firme, potente... casi desesperado.
Nos miramos a los ojos, "me encantas" me dice, "te encanta mi verga ¿cierto?", esa pregunta sonó más a una afirmación que a una autentica duda, "me encanta" respondí en un gemido; las tablas de la cama crujieron, sonido que me excito cada vez más, enseguida imite su ritmo, me moví salvajemente, mi vagina se encontró con el limite placer/dolor por un momento... hasta que nos vinimos, primero yo, después él. Agitado quedo por unos minutos encima de mi -me encanta sentir así la agitación de mis amantes-, luego se hizo a un lado.
Mis parpados depronto se hicieron pesados, y mi mente quedo casi en blanco, satisfecha, sin ignorar que solo es el comienzo del fin de semana.
CONTINUARA...
Estoy esperando ansiosamente tu siguiente relato
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