domingo, 27 de agosto de 2017

27/08/2017


Este hombre llevaba años de sequía, eso me dijo hace unos días, a pesar de ser casado me dijo que ahora son como amigos, donde no hay deseo, ni juegos, ni nada que se parezca. Lo sentí ansioso cuando me desnude, y un desespero cuando me penetro por primera vez, ansiedad que sentí como ganas de desquitarse con la vida misma.

Me puso en cuatro, vi nuestro reflejo en el espejo, su rostro se podía entender como de rabia, y el sentir de mi culo correspondía a la imagen. Grite, gemí, él sudo, disfruto mi placer-padecimiento; vinieron nalgadas, muchas, sonaron con fuerza, mis nalgas se hicieron rojas, me halo del cabello, dijo que mi cara era de una puta barata, de una zorra viciosa. 

Es español, su acento le da un matiz especial; me penetra con la intención de romperme el culo, no puedo moverme mucho, mi cuerpo se perla de sudor, la habitación se siente caliente; saca su pene, escupe en mi culo, me vuelve a penetrar con mayor fuerza, apoyo mi mejilla en la cama, ahogo los gritos. Rasguña mi espalda, toma mi vibrador, lo enciende y lo introduce en mi vagina, me vengo casi enseguida, él me sostiene, sigue su ritmo salvaje, lujurioso, desesperado, se viene y se tumba sobre mi. Dice a mi oído que le ha encantado mi culo.

Se viste, toma su billetera, tira algunos billetes en la cama, dice que me llamara de nuevo. Lo observo y no digo nada, hay química, hay algo que nos une, no es amor, ninguno es capaz de sentir esas cosas. 



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