jueves, 4 de junio de 2020

Capitulo 2

Al abrir los ojos nos damos cuenta que estamos a kilómetros de la playa más cercana, ya no hay brisa del mar que nos refresque el rostro y la música es también distinta, no podemos con certeza definir lo que escuchamos, pero nos agrada y no tenemos genero de duda al respecto, de alguna manera los instrumentos que suenan dan al ambiente un toque de alegría, pero es una alegría adulta y sensual. Estamos en una casa de dos pisos, aunque no es una casa muy grande, o el que haya tantas personas juntas da la impresión que el espacio libre es mínimo. 


Encontramos igual numero de hombres que de mujeres, hay hombres mayores y jóvenes, mujeres maduras y universitarias, tenemos un panorama heterogéneo y diverso; algunos llevan mascaras y otros no, hay mascaras que cubren toda la cabeza, observamos antifaces, otros se han pintado la cara o parte de ella, una mujer rubia se ha pintado rasgos felinos, un hombre lo vemos con los distintivos de un demonio, con una capa y una mascara que quiere mostrar maldad. Hay quienes complementan su mascara con una entera personificación, otros eligieron llevar una túnica, y otros van desnudos. 

En el centro hay una mesa redonda de madera con toda clase de pasabocas, fiambre y frutas. Hay vino, cerveza, ron, aguardiente, whisky. Una mujer rubia de cabello teñido de rojo sangre deja caer aguardiente por sus vistosas tetas y su acompañante hace lo posible con la lengua para que ninguna gota llegue al suelo. Todos se divierten a su manera, ya sea observando lo que otros hacen, conversando con amigos o nuevos cómplices o simplemente follando. Pero no podemos oír las conversaciones la música inunda el espacio ¿o solo esta presente en nuestra cabeza?




Nos gusta hacer parte de esto, desearíamos poder tomar algo y hablar con alguien que apenas conocemos, comentar como una mujer gorda se folla a jóvenes que apenas tienen experiencia y estos salen con una expresión difícil de calificar, pero que se acerca al asombro combinado con un placer inesperado.

Pero sabemos la razón de que estemos acá, la buscamos pero no la vemos, recorremos la casa o apartamento, nos sorprende la variedad de escenarios, en una esquina un grupo de hombres con traje de oficina ríen carcajadas escandalosas y parecen hablar de temas sin importancia, y detrás de ellos dos mujeres juegan con un consolador mientras hay un publico que las rodea y las anima. Pero Pilar parece que no se encuentra en este escenario, tal vez estamos en una especie de interludio en donde ella no existe. 

Pero pensamos que eso no tiene sentido, si nos encontramos aquí es a razón de que estamos en su mundo, en sus pensamientos libidinosos, la buscamos, seguimos recorriendo pasillos y habitaciones en donde imágenes de orgías se hacen borrosas, los gemidos se convierten solo en parte del escenario. Decidimos ir al balcón, y se nos revelan tres cosas: es de noche, estamos en una casa rodeada por arboles que al parecer esta en una colina no muy alta y Pilar se encuentra sola en el balcón.

-no tienes frío- le preguntamos, queremos preguntar pero lo decimos como una afirmación.
-No estamos en Bogotá- dice ella.

En efecto el clima es cálido, nos sentimos tontos por hacer la pregunta. Tiene una copa de vino casi terminada en la mano, se encuentra inclinada apoyándose en la baranda del balcón, miramos abajo y podemos ver un camino en el que pasan ocasionalmente carros y buses. Pero lo que capta nuestra atención es su culo, se nos muestra redondo y provocativo. Pensamos en esa ocasión en que eyaculamos dentro de ella. Su cabello muestra los rastros que ha estado participando activamente de esta bacanal.

Dos hombres entran al balcón, le llevan una nueva copa de vino a Pilar. El primero es un hombre moreno, tiene en la espalda un gran tatuaje que nos recuerdan el estilo azteca, el segundo es más alto, tiene el cabello negro y largo que recoge en una cola; podemos darnos cuenta que hablan de algo, pero la música nos impide comprender.

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Tomo un sorbo del vino y ambos se arrodillan ante mí, los miro desde arriba, ellos se acercan, dejo caer unas gotas de vino por mis piernas para que ellos lo prueben. Uno se hace a mis espaldas, deja caer mas vino y puedo sentir como recorrer mi espalda, el otro se hace al frente, me brinda su copa y me dice que riegue su contenido en mis tetas. 

El de atrás abre mis nalgas y mete su lengua en mi culo, lo hace despacio pero con determinación, el otro se pone de pie, lame mis senos y vuelve a arrodillarse, su lengua busca mi vagina, juega con mi clítoris. Lo hacen con tal precisión que no lo soporto, me doblo de placer y me es difícil mantener el equilibrio.








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