viernes, 15 de abril de 2016

Virginidad I: El primero

-Hola, ¿cómo estas?-
-Hola, yo bien y tu?-
-Muy bien, y ahora mejor-
-¿y eso?-
-Veo tu foto y me siento afortunado-
- :)
-¿cuantos años tienes mujer preciosa?-
-tengo 19, casi 20, y tu?-
-Upss, voy a cumplir 17-
-Mmmm ya-
-¿ y ha qué te dedicas en esta vida?-
-Estudio y trabajo, voy para tercer semestre de psicología-
-Wow, que bien, te felicito-
-¿y tu?-
-Soy un niño, apenas voy a terminar el cole-
-Eso esta bien-
-¿en qué U?-
-En los Libertadores-
-ahh, no la conozco, yo estudio por engativa, deberías venir-

Hace frío y llueve, una típica tarde nublada y gris en Bogotá, no tenia clase y en el trabajo me habían dado el día, por lo que el plan fue entrar a una sala de chat y poner Nine Inch Nails a un volumen considerable, todos estaría trabajando en el edificio así que no importaba.

Un poco de sexo no caería mal, sin embargo estoy disfrutando del ocio y de no tener que salir de casa, me doy cuenta que es algo que no he hecho en un buen tiempo. Las salas de chat están de moda, he oído tanto a amigos como amigas hablar de ellos, he escuchado historias de relaciones de pareja que han surgido en la virtualidad, de salidas a cine, a tomar, de encuentros puramente sexuales y de muchos que buscan relaciones virtuales.

Jeny me ha hablado que tiene un novio virtual, se envían fotos vía MSN y se encuentran todas las noches para hablar y contarse su día; lo curioso es que ella viven en Bogotá y él en Madrid. Sinceramente me parece absurdo. Y ahora que estoy hablando con este niño puedo percibir lo absurdo y la ironía de la situación, ya que ¿de qué diablos voy a hablar con un adolescente hormonalmente agitado?... y me doy respuesta inmediatamente: absolutamente de nada.

Puedo darme cuenta que le intereso, y que sus deseos lo mueven y la timidez lo controla, y aquello me parece divertido.

-pues yo he tenido 2 novias, pero ambas se han ido de la ciudad... que mala suerte :(-
-qué mal-
-Si, y ¿eres casada?, tienes ¿hijos?-
- no, pero salgo con alguien
-¿Con quién?-
-con mi jefe-

Pensar en matrimonio e hijos no me causa ninguna gracia.

-¿pero ya has hecho el amor, cierto?-
-si, claro

Tal vez si me conociera se daría cuenta lo absurda de su pregunta.

-yo no lo he hecho, ¿me enseñaz?-

De pronto la conversación me lleva a pensar e imaginar, mi curiosidad empieza a moverse y mis palabras ahora se veían con interés. Sin duda la experiencia seria novedosa, además implicaría un rol diferente, como guía dominante de la situación; nunca he experimentado algo similar.

Esa misma tarde lo espere desnuda, y me divertía pensando en lo ansioso que podía verse camino a mi apartamento. Al abrir la puerta pude ver que era mucho más alto de lo que imagine; cabello crespo y brillante, morenito en su piel y cara de niño, que al verme desnuda no supo cómo reaccionar.

Lo hice seguir a mi sofá, se sentó y yo a su lado, creo que no sabe si verme a los ojos, ver mi cuerpo o ver el piso. Veo que esta duro, ese pantalón deja ver su erección, le digo que se lo saque, y sigue mis ordenes de inmediato, la punta esta mojada, me inclino y lo meto en mi boca, lo saboreo lentamente mientras puedo percibir que la tensión de él va disminuyendo.

Lo tomo de la mano y lo llevo a mi cama, me acuesto, abro mis piernas y él se deja caer encima, busca penetrarme y lo hace con relativa facilidad, pongo mis manos en sus nalgas y guío lentamente sus movimientos.

Pongo mis manos en su pecho, siento placer, morbo y me divierte su inexperiencia, es como que no decide qué hacer y cómo hacerlo, empujo y lo pongo a un lado; quiero cabalgarlo, con mi mano guío su pene, me penetra, dejo caer mi peso sobre él, y él pone sus manos en mis senos, me muevo lentamente, en círculos, nuestras miradas se conectan.

Llevo mis dedos a mi clítoris, lo froto y me muevo con mayor intensidad, círculos mas amplios alternado con movimientos hacia adelante y hacia atrás, sus ojos se ponen blancos y se estremece. No he llegado pero me ha parecido en extremo divertido ver su placer.