martes, 18 de septiembre de 2018

Preguntas incomodas que arruinan amistades

Anoche fue la segunda vez que salí con este hombre, es rubio pero calvo, ojos claros, no muy muy gordo, no muy delgado, es amable, y hasta donde noté suele ser ambivalente cuando habla, pues en algunos momentos habla de querer una relación abierta y luego me confunde con enunciados que relaciono a la exclusividad e incluso al matrimonio o convivencia. Dice que su nombre es Esteban.

La primera noche que salimos tuvimos sexo en su apartamento, lo disfrute bastante, tuvimos una buena conexión sexual, hablamos poco, hicimos mucho, dormimos solo un par de horas; a la mañana siguiente me despertó tocándome y penetrándome suavemente, trajo desayuno a la cama, nos duchamos juntos, y luego me fui. Escribió insistentemente las dos semanas siguientes, apenas le puse atención eso días. Anoche tuvimos sexo en mi apartamento, de nuevo dormimos poco, esta mañana nos duchamos juntos, al salir de mi apartamento, en el ascensor, me pregunto si deseaba ser la madre de sus hijos. No le respondí.

Al escribir esto, Esteban, me ha enviado 27 mensajes, y no me apetece ni siquiera decirle un hola. 

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