sábado, 6 de octubre de 2018

Juego de cartas y cerveza

No tuve nada mejor que hacer y fui a la fiesta, a pesar que encontraba varias razones para no ir, pero de alguna manera me sentía mal al pensar en decepcionar a Camilo, además, estaba condenada por mi falta de claridad ante el tema, todo se habría resuelto con un contundente NO cuando me hizo la invitación. Al llegar al apartamento había música, rock en español, poca gente, no más de diez personas, la mayoría hombres, aunque seria más propio decir niños-adolescentes; me saludaron con curiosidad, me ofrecieron una cerveza, ¿en vaso o en lata?, la pedí en lata.

Me senté en un sofá, no recuerdo haber estado tan incomoda. Un par de parejas en lo suyo en la otra esquina, el resto llegan a la sala, me miran me preguntan cosas, no doy mucha información, me invitan a jugar cartas, le doy un sorbo a mi cerveza; luego de un par de horas alguien dice que juguemos prendas, me ceja se sube en un automatismo, pero acepto, llevo hora y media con la misma cerveza, ya esta caliente, me dan otra. Pierde Camilo, se quita los zapatos, pierdo yo y hago lo mismo, luego pierde un amigo de Camilo y se quita la chaqueta, después mis medias, mi chaqueta, hasta que quedo en ropa interior, cuando debo quitarme el brassier lo hago y me retiro de jugar, hay protestas, pero no escucho. 

Voy a la cocina por agua, Camilo me sigue, me toma del brazo, me guía a una habitación, la habitación de los padres, se desnuda, me folla, me besa, chupa mis senos sin prisa, me hace venir varias veces en la noche, me olvido dónde estoy. En la mañana me levanto, salgo a sala, todos duermen, huele a cerveza, cigarrillo y vomito, tomo mi ropa, me visto; no me despido, no hablo con nadie, pido un taxi, llego a mi casa, escribo en mi blog sintiendo alegría de no tener guayabo como esos pobres niños, me desnudo, me meto en mi cama y prendo la tv.

No hay comentarios:

Publicar un comentario