sábado, 30 de noviembre de 2019

Algunas de mis cosas

Pude vivir en casa de mis padres hasta cuando yo lo quisiese, sin problemas, sin deudas, sin tomar decisiones tan relevantes; pensar en qué desayunar, almorzar, cenar, podría haberlo evitado y dejar que mis padres lo decidieran por mí, tal vez mi repertorio de vestidos, accesorios, perfumes, seria mucho más amplio. Mi cama seria sencilla junto a una ventana que me llevaría a ver arboles y escuchar ranas en las noches.

En lugar de eso, decidí tener problemas, deudas, decisiones vitales. Con frecuencia debo pensar en qué desayunar, decidí vivir en apartamentos pequeños con una cama grande y sin una vista acogedora. Vivir en otro país, no tener hijos, no tener una pareja, un matrimonio, una boda. Pude casarme con K... y no tendría que mover un dedo, pude decirle que sí a M... y estaría viajando por el mundo, rechace a P... negándome la posibilidad de vivir en una mansión, huí de B... desechando una vida en Buenos Aires, pude vivir en Barcelona, en Lyon, en Berlin, en Santiago, en el DF.

Pude prostituirme en Europa y ganar mucho dinero (bueno, eso me prometieron), pude ser una esposa en California y con el derecho de follar a quien quisiera. ¿qué tal la esposa o madre de los hijos de un futbolista de relativo éxito?, o tal vez la mujer de un político con el futuro económico asegurado.

Suena bien ¿no?, por ello no me atrevo nunca a juzgar a las que han dicho sí, las que han aceptado y firmado el contrato.

Cada día afirmo que ninguna de esas vidas me habría hecho realmente feliz, y no es que me sienta feliz del todo, soy como usted querido lector, dudo de mis decisiones, siento miedo e incertidumbre por el futuro, pero también vivo lo suficientemente tranquila con mi presente, hay personas que me han hecho daño, hay personas a las que les he hecho daño.

Anoche follé con un hombre que llora cuando eyacula, vi marcas en sus muñecas, es un hombre triste y feliz a la vez, inseguro y desesperado, justo el tipo de persona que me da temor. Me follo con odio y me trató con ternura a los pocos minutos... el caso es que él me hizo pensar en algunas de mi cosas, en varias de mis decisiones.


1 comentario:

  1. Nunca he salido del país.
    Y creo que no lo haré. Pero el tiempo tiene sus bemoles.
    Recordé las mujeres que después de follar lloran. No es realmente un llanto, es un descontrol de las lágrimas y las emociones. Cada vez que sucedía yo pasaba mi lengua por sus rostros y recogía las lágrimas con la punta. Ninguna le pareció extraño, al parecer lo agradecían.
    Otras tuvieron orgasmos como si fueran fuertes convulsiones, casi siempre seguidas de un manantial squirt como pocas veces en mi vida. Se avergonzaban un poco y yo les decía que todo lo contrario, una experiencia única. Siempre busco que se sientan bien, muchas han cargado enormes temores por su sexualidad. Yo no creo que deba ser así.

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