jueves, 10 de diciembre de 2015

Todos Fracasos III: Rubio, de ojos azules

Desde que lo vi no pude apartar mi atención de él, un perfecto cabello rubio y liso, casi tan largo como el mio, y más alto que todos los hombres que estaban en el bar. Estoy segura que no le faltan mujeres... y hombres si ese es el caso.

Me siento afortunada de estar en sus brazos mientras subimos en el ascensor; tiene una acento muy extraño, apuesto que es de Suecia, o tal vez Noruega, no lo puedo decir con seguridad, pero si puedo decir que tiene un excelente físico, me derrito aquí, apretándome contra su pecho.

Fui suya desde el momento en que me hablo, y dijo:

-Eres mujer bonita... yo quisiera saber la hora que sale de aqui...- le regale una sonrisa, en parte por su encanto, en parte por lo divertido que fue escucharlo hablar.

De solo pensar en la noche de sexo que me espera me humedezco, sí, estoy bastante excitada, tal vez por la novedad, por los encantos que tiene un extranjero en tierras lejanas.

Entramos en la habitación,  no es muy grande, y puedo ver que no es muy organizado, su ropa esta amontonada en un pequeño sofá que no da espacio para sentarse. No quiero perder tiempo, estoy ansiosa, entonces me siento en su cama, y me quito mis botas y mis pantalones, luego el saco negro, quedando solamente en ropa interior; enseguida el me imita, dejando toda su ropa en el suelo, dejando ver una erección parcial.

Lo hace con naturalidad, las mujeres deben caer siempre hipnotizadas con esos grandes ojos azules; tomo su pene, lo meto en mi boca...lo saboreo mientras me toma del cabello, paso mi lengua por todo el glande, su erección se hace cada vez más firme. Pone su mano delicadamente en mi mentón, levanta mi rostro y me besa tiernamente.

Me quita mi sujetador, luego se agacha ante mi y con los dientes saca mi tanga; me acomodo en la cama, él se pone un condón rápidamente, se deja caer sobre mi, y me penetra suavemente.

Muy suave lo mete y lo saca, a un ritmo muy lento, empieza a decirme cosas al oido:

-ohh bella... te amo... bella mujer- abrí más mis piernas y me aferre a él, apara que me follara más fuerte... pero no sucedió.

-ohhh sii...ahhh....mhhh- comenzó a gemir, como actuando en una porno, y comenzó a hacer movimientos que solo puedo definir como ridículos y actuados.

Abrí mis ojos desconcertada por los ruidos espantosos que este tipo hace, no sé si llorar o reír, su pene es de un tamaño normal, pero sus movimientos suaves, estereotipados y ficticios no generaron ningún tipo de placer en mi. Es como fingir que esta follando cuando esta follando... así como cuando un actor finge correr en lugar de correr.

Decido entonces relajarme, y esperar que el hombre rubio de ojos azules acabe con su actuación; empiezo a imaginar que debido a su belleza ninguna mujer le ha criticado sus talentos como amante, y él se ha convencido que es todo un as en la cama.

Sus gemidos se hicieron más intensos y graciosos, contuve la risa, él lo interpreto como un orgasmo, y al poco tiempo se vino. Él estaba sudando y jadeando, como después de haber corrido una maratón.

-¿te has venido... mujer hermosa?- pregunto, mirándome a los ojos mientras ponía de pie y se quitaba el condón.

-ehhh si- respondí, y entendí el mito, es difícil decirle a este hombre que no, rompe el corazón solo pensar en hacerlo sentir mal.

-yo poder... ser el amor toda noche, soy caliente mami- dijo con entusiasmo. Maldita sea, y su forma de hablar me esta matando, pensé mientras contenía una carcajada.

-ahhh, entiendo, pero me tengo que ir- dije sin pensarlo, solo quería huir y reír libremente.

-ohh muy pesar- lo vi genuinamente triste, tan triste que por un momento pensé en quedarme, pero no, si no me voy ahora, no podre aguantar esto toda la noche.

Cuando subí al taxi, no pude contenerme más, una gran carcajada salio de mi, fue tan intensa y duradera, que llore y mi estomago empezó a doler, duro todo el trayecto hasta mi casa, y mi libido quedo en cero. El taxista también rió sin saber porqué.