martes, 15 de marzo de 2016

Bacantes II: Piscina

He llegado a un punto en donde puedo acostarme con cualquiera, sin embargo no sé si es por sentirme triste y sin claridad de mi futuro o por las promesas del placer.

Al sumergirme en la piscina tengo pensamientos alrededor de mi misma y de que de alguna manera he perdido el control de mi vida, es como si estuviera en automático esperando que el tiempo pase; sé que hay música, pero es como si no estuviera escuchando, comprendo que estoy lejos de casa pero me siento terriblemente cómoda, estar desnuda ante varios ojos observadores se ha vuelto cada vez más sencillo.

Un hombre alto y poco atractivo se acerca, me toma de la cintura y me lleva a una esquina de la piscina, lo hace tan lento que me siento segura en sus brazos, me agrada la sensación, me da la vuelta, quedo dándole la espalda y arrinconada en la esquina más alejada de la casa, besa mi espalda y con sus dedos busca mi clítoris, lo estimula un rato y luego mete sus dedos en mi vagina; en seguida siento su erección, y sin mucho preámbulo me penetra, con fuerza, su gentileza se transforma en una rudeza como pocas, gimo, grito, me estremezco.

Puedo ver por un ventanal el cuarto que anteriormente había visto, esa muchacha que después supe que se llama Paola se encuentra en 4, con un hombre envistiendola salvajemente y con una fila de hombres esperando su turno; me pregunto si mi fila es igual de grande. Nuestras miradas de complicidad se cruzan, puedo ver lo que interpreto como una sonrisa, y yo respondo con una igual.

La fila avanza, un nuevo hombre en mi, este es mucho más gentil, ella sufre o disfruta, o padece el placer, sus expresiones me confunden; tal vez las mías sean igual, me gusta ver lo que sucede en ese cuarto, creo que es como verme a mi misma.

Avanza la fila de nuevo, un hombre, el unico que esta vestido se acerca y me pregunta:

-¿quiere algo de tomar señorita?, ¿una cerveza?, ¿ron?- me sorprende su amabilidad y tranquilidad, supongo que esto sucede con frecuencia en esta casa.

-Ron- respondí entre gemidos.

Creo que ella me simpatiza, o me agrada saber que hay otras mujeres como yo, al no tener muchas amigas mujeres he perdido de vista cosas, he desconocido e ignorado que otras mujeres viven libremente como yo.

De nuevo avanza la fila, otro hombre rudo que quiere hacerme gritar, al tiempo llega mi ron, se ve delicioso con dos cubos de hielo y el vaso lleno de gotitas; me lo tomo en tres sorbos, sin pedirlo aparece un nuevo vaso de ron y, lo desaparezco rápidamente.

Llega un nuevo hombre, éste me da la vuelta, abro mis piernas, me penetra y me aferro a su cuello, lo hace llevando un ritmo rápido pero sin ser muy profundo, me genera mucho placer, puedo ver mi fila claramente; segundos después tengo un intenso orgasmo que emociona a todos, la fila avanza una vez más.

He perdido la cuenta, se ha hecho de noche, también he perdido la cuenta del ron, y hay un vaso esperándome al borde de la piscina, el hombre que me esta clavando susurra algo a mi oído y después grita algo a los demás. No logro entender.

Tomo mi ron, quiero beberlo todo, un hombre me lo arrebata de la mano, lo miro con hostilidad, con la otra mano se esta masturbando y no tarda en eyacular en mi ron; se lo pasa a otro y hace lo mismo, y así hasta completar 7 eyaculadas.

El ultimo deja el vaso de ron al borde de la piscina, y todos me instan y me retan para que me lo tome. Lo miro con curiosidad, tomo el vaso y de un sorbo lo termino todo.

El ruido es ensordecedor.