martes, 19 de julio de 2016

Mascaras y Fantasía: Requiem por un sueño

Sus indicaciones fueron muy precisas, lo que daban cuenta que su fantasía había estado rondando su cabeza desde hace un tiempo; el taxi que envió llego 5 minutos antes de lo esperado, pero ya estaba lista, no sé con certeza la totalidad de la historia que ha imaginado. Mientras voy en el taxi me doy cuenta que solo sé el inicio.

Dos días antes llego a mi apartamento un regalo, un abrigo negro, con un mensaje: "lo vas a estrenar la noche que vengas a mi casa", y lo firmaba con su seudónimo. También entendí por conversaciones previas que deseaba que fuera la única prenda que vistiera en nuestra cita.

Ya en el taxi me siento empapada...

Estoy en silencio, trato de no anticiparme y dejar que el resto de la historia me sorprenda, pienso que la incertidumbre de algún modo extraño es estimulante, no en el sentido de develar el misterio sino en vivirlo; tengo una rápida reminiscencia del Dr. Manhattan.

Es mas lejos de lo que pensé, es un conjunto típico donde viven familias grandes; padres que decidieron tener más de dos hijos. Me gusta el lugar, sin embargo es evidente que esta pensado para familias, eso me resulta des-contextualizado a mis expectativas.

Bajo del taxi, me dirijo a la portería y pregunto por el apartamento 612, el vigilante me lanza una mirada que no logro interpretar, pero me hace pensar que hay fantasías que ya han ocurrido en ese apartamento. Digo mi nombre, dejo mi documento y me dan una tarjeta blanca, me dicen que es el el edificio que queda al otro lado del parque, en la esquina. Hay niños jugando basket, no veo adultos, da cuenta del estilo de vida del lugar.

Hace frío, mis piernas se congelan, pero no me molesta, de algún modo pensar que el frío es pasajero me hace olvidar la sensación helada. Me veo al espejo del ascensor, no hay pensamientos, no hay miedo.

La puerta del apartamento esta abierta, y las luces están apagadas, el apartamento solo se ilumina por las luces de los edificios que están al frente, y un poste en un parque que no logro ver. Alguien me habla; es un hombre, esta desnudo y tiene una mascara, me da la bienvenida, me indica el camino a una habitación donde hay luces en movimiento, como la que refleja una bola de cristal en una disco. Al entrar me sorprende ver tantas personas en ese silencio, deben ser unos diez hombres en traje con corbata, y hay una mujer desnuda en medio de ellos; todos llevan máscaras, empiezo a notar un des-balance, soy la única que no cubre su rostro.

Es tal cual en la ultima escena de la película, y lo que ha sido una imagen recurrente en mis fantasías... hasta el detalle de las luces, no es una bola de cristal, cada hombre tiene una pequeña linterna que al percatarse de mis presencia todos apuntan a mi rostro. Nadie dice nada, pero entiendo el mensaje y dejo caer mi abrigo al suelo, y las luces temblorosas recorren mi figura.

El anfitrión se acerca, toca mis senos, luego mi vagina, introduce un dedo con facilidad y lleva mi humedad a su boca, me toma del brazo, y me lleva al centro, donde hay un tapete que se ve costoso. Me arrodillo y pongo ambas manos en el suelo, la otra mujer, que es un poco más alta me imita, y puedo verlo, el consolador de doble punta, negro como en la película, el anfitrión lo introduce primero en ella, y luego en mi, la mujer se acerca y hace que entre en mi, casi al unisono salen nuestros primeros gemidos y el silencio muere...

Los movimientos de ambas son frenéticos, no tardamos en estar empapadas de sudor, las linternas nos apuntan, las palabras nos animan... y la ropa de los demás también empieza a ocupar el suelo...



6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. El sexo no tiene que llevar al amor. Tengo 60 años. No soy viudo. Me gusta sobre todo la posibilidad de tu mente, en tu cuerpo, con esa particular libertad. Me sorprende.

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  2. De acuerdo.el sexo no tiene que llevar al amor.

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