martes, 19 de diciembre de 2017

Un café en la mañana


Me despertó la luz, la luz de la mañana que entra sin la resistencia de una cortina adecuadamente cerrada, me encuentro boca abajo, se me hace difícil abrir los ojos, siento como si los parpados estuvieran pegados con plastilina; hago un reconocimiento interno de mi cuerpo, como si fuera una especie de androide, pues no he salido de la mini-amnesia de la mañana y la cual me impide recordar con claridad los acontecimientos de anoche. Ese "escaneo" me permite asegurar que tengo la sensación de languidez en mi coñito posterior a una noche de sexo.

Decido ampliar la exploración a mi cama, y, evidentemente no estoy sola. Un hombre, del que no puedo determinar mucho, esta acostado de lado, dándome la espalda; tiene una espalda ancha producto de ser fiel visitante de algún gym, es casi tan blanco como yo, su cabeza recientemente rapada descansa sombre su brazo. 

Me levanto lentamente, me paso mis dedos por mi cabello, me rasco ligeramente la cabeza como tratando de activar alguna función cerebral, observo el suelo lleno de ropa, su chaqueta negra de cuero, una botas bastante finas, y una caja de condones vacía. Paso en medio del desorden, voy a la cocina y pongo a hacer algo de café, me sirvo un vaso de agua, me lo bebo de un solo sorbo; voy al baño y me miro en el espejo, observo mi cuerpo desnudo, veo una pequeña marca de dientes en mi senos izquierdo y en mi hombro derecho, abro la llave del lavamanos y humedezco ligeramente mi rostro. Comienzo a recordar, la fiesta, las dos copas de vino que tome, los amigos, el instructor de gym brasilero, su forma de hablar, el taxi que compartimos.

Al ir por el café escucho un "hola" con un acento extraño, sus manos frotan su cabeza rapada, lo cual hace que su pecho acentúe lo bien trabajado que esta; sirvo el café, al mio le pongo un poco de leche, él me dice que quiere el suyo negro, regreso a la cama, le doy su taza y me mantengo de pie, tomo el mio junto a la ventana, él no dice nada y yo no digo nada. Recojo las tazas, las lavo, y regreso a la cama.

Él tiene su verga en su mano, la tiene dura, me mira, me dice algo con los ojos, mensaje que es difícil malinterpretar, entonces me monto en él, su pene entra en mi con facilidad, el solo verlo así ya me había hecho poner húmeda, lo hago lento, él mira mis senos, mira mi vagina y mira mis ojos, mientras tanto, yo miro su pecho y sus ojos. 

Me invade una sensación de culpa, el instructor "pertenece" a una amiga, hago un esfuerzo por ignorar ese tema. 

Se viste sin prisa, son alrededor de las 10:00am, y al despedirse me da un beso en los labios, lo hace tiernamente; por alguna razón pienso que el instructor tiene dos personalidades, una buena y una mala, una tierna y una salvaje, una amorosa y una maltratadora. De nuevo me pongo de pie desnuda frente al espejo, mis brazos tiene algunos pequeños morados, pienso en mi amiga y en cómo convencerla que él no es un buen hombre. Me miro a los ojos como buscando una respuesta, y lo único que se me ocurre es que nada puedo hacer.






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