Me suelen enviar a mis redes fotos de vergas, con leyendas como: aquí esta lo tuyo; saluda; mira quien te extraña, etc. En una ocasión, Francis se percató de uno de estos mensajes. Me solicitó una explicación que no estuve preparada para dar, o más bien no me apetecía dar.
Esa noche, me hizo el amor con un matiz salvaje que me
encantó, sin embargo, de fondo había un reclamo y una afirmación sobre que mi
cuerpo le pertenecía. No hablamos esa noche.
En la mañana se hizo encima de mi para despertarme, me
penetro mientras chupaba mis tetas; su pene entraba con fuerza y me miraba a
los ojos, por alguna razón le desconcertó que gozara la situación, pues al
parecer su intención era otra.
La semana siguiente, me acosté con dos amigos, fue bien
particular pues, evidentemente no podía invitarlos a mi apartamento. Me sentí
extraña mintiéndole a Francis y a mis amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario