lunes, 9 de noviembre de 2020

Un vino en la piscina II

 Llenan una nueva copa de vino, me causa gracia ver en sus miradas que piensan que soy de ellos por el hecho de estar ebria; pero lo que más gracia me da es que son ellos son los que están justo donde deseo que estén. Me dan la vuelta, pero no los miro, estoy en la esquina de la piscina y solo hago un gesto para controlar la situación; abro mis piernas, y no de ellos se acerca, me penetra, busca mi mirada, no obstante, me resulta fácil esconderla. 

Tomo un sorbo de mi vino y le digo que se venga. Su cuerpo se estremece junto al mío, eso nos convierte ahora en cómplices. Le digo al segundo, que me lleve fuera de la piscina; me toma en sus brazos, y nos sentamos en los escalones del borde, pongo mis dedos en su frente para indicarle que se acueste. Tomo otro sorbo, me monto encima, su verga entra sin dificultad. Lo controlo, mis caderas se mueven, toca mis tetas, pero no lo miro a él, miro a los otros dos, que me dicen palabras sucias continuamente. 

El segundo no tarda en venirse, y yo hago lo propio. El tercero esta en una silla y voy hacia él, mantengo la copa de vino en mi mano y el me recibe con su pene erecto, mirándome y deseándome. Lo cubro con mi vagina, llega hasta el fondo, no tengo duda que esta todo dentro de mí. Mis caderas vuelven a moverse, y me excita la sensación de controlarlo a él, de controlarlos a ellos. Nos venimos.

Termino mi copa, la extiendo y sin decir pala la llenan de nuevo, regreso a la piscina, mi mirada vuelve a perderse en la naturaleza. 

 

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