martes, 8 de septiembre de 2015

Concierto para medias veladas y tatuajes II

Era su ultimo evento, el viejo Rafael se va a pensionar la próxima semana, dedico su vida entera a una empresa de productos de belleza, y la feria de salud y belleza seria su ultimo reto, ya tenia todo organizado, y se dispuso esa tarde a entrevistar jóvenes modelos necesarias para que el evento fuera un éxito, o según eso pensaba su jefe que estaba atado a una cultura organizacional en donde la imagen es lo primero.

Había pasado años entrevistando mujeres hermosas, modelos que cualquier hombre desearía, colombianas que harían parte de las fantasías sexuales de cualquier habitante del planeta. Ese día siguió ese patrón, y desfilaron por su despacho figuras femeninas exquisitas.

El viejo Rafael pensó en lo afortunado y desafortunado que fue en sus años de trabajo, por un lado podía fantasear con mujeres hermosas que veía todos los días, pero solo se quedaron en fantasías, como tener un delicioso pastel en la mesa y ser incapaz de comerlo.

Una historia opuesta era la de su jefe, él sí, durante años se ha dado gusto con manjares femeninos, en su oficina, en moteles, en viajes a Cartagena y San Andres con modelos dispuestas a todo por una oportunidad de éxito profesional. Rafael se sintió frustrado con estos pensamientos.

Se hizo tarde, la oficina estaba casi vacía, y aun tenia dos aspirantes más para ser modelos en el evento, suspiro, se sirvió una nueva taza de café de su vieja cafetera con la intención de espantar el cansancio, e hizo pasar a la siguiente:

-¿nombre?- pregunto apenas poniendo atención. Sin desconocer la belleza de la aspirante, miro sus senos redondos, y evito cualquier contacto visual directo.

-A..aaalejandra- respondió con nerviosismo.

El viejo, hundió su rostro entre sus manos, y prosiguió la entrevista por protocolo, desde el inicio la descarto por su falta de carisma. Entonces la idea que solo faltaba una lo tranquilizo, y la hizo seguir .

-¿nombre?- pregunto viendo la figura de la ultima entrevistada, piel canela, con un 1.70 que hacia que el viejo Rafael se sientiera un Hobbit a su lado, con un vestido corto negro y elegante que hacia que sus piernas se vieran más largas, botas hasta la rodilla y un cabello castaño oscuro que llegaba a su hombros.

-mi nombre es Angie- respondió con un aire coqueto.

Rafael quedo impactado por su belleza, le pareció una de las más sexys mujeres que había entrevistado, sin embargo la frustración volvió a él y siguió con la entrevista a modo casi automático. Angie por su parte tuvo la sensación de estar conversando con un autómata, situación que le pareció graciosa, pero a la vez le preocupaba no impactar, pues necesitaba el trabajo con urgencia.

-¿disponibilidad de tiempo?- volvió a preguntar, con la mirada clavada en una hoja.

-es total, manejo mi tiempo y cuadro lo que se tenga que cuadrar-

-señorita Angie la estamos llamando- se dio vuelta y dio por terminada la entrevista. Se sintió aliviado con la idea de salir de la oficina.


El viejo Rafael, organizo su maletín y se dio vuelta para salir, sin embargo se encontró con que Angie estaba apoyada en la puerta obstaculizando la salida, con sus manos bajo lentamente el cierre a un costado de su ajustado vestido, lo abrió y lo dejo a un costado en el suelo; no llevaba ropa interior e hizo un gesto de poner sus brazos arriba como queriendo una requisa.

Rafael se quedo desconcertado, inmobil tratando de descifrar su siguiente movimiento. A continuación la aspirante se impulso hacia adelante, puso su mano derecha en la mejilla del viejo y la izquierda en su pecho, lo empujo levemente hasta llevarlo a su silla, él se sentó, y ella se hizo encima de él.

 -¿con quien hay que hablar para que me den el trabajo?-