viernes, 18 de septiembre de 2015

No 22. Entrevista de trabajo y tácticas de persuacion.

Mire por la ventana del bus la fuerte lluvia que caía, nerviosa, ansiosa y con algo de miedo al ir a un lugar desconocido en donde estaba posiblemente mi primer trabajo que necesitaba con urgencia antes de entrar a clases. El paraguas lo había olvidado en casa y apenas iba con jeans y una chaqueta del mismo material, abajo solo un pequeña blusa blanca sin sujetador que no ayudaban en absoluto a cubrirme del frió.

Me baje en la calle 22 sur, frente a la Universidad Antonio Nariño, el cual era un referente importante que me habían indiciado telefónicamente el día anterior. Pase la calle con prisa y me resguarde en una panadería que estaba abierta, me senté en una mesa al fondo y pedí un milo caliente; me mire en el espejo, y pensé que cada vez me gustaba más el nuevo color de mi cabello, lo tenia mojado entonces el rojo oscuro se veía casi negro con mechones vino tinto.

Cuando paso la lluvia salí buscando la dirección, entonces vi una papelería grande en una esquina cercana a la entrada trasera de la Universidad, entre y vi un muchacho casi de mi edad, no muy alto que sacaba algunas fotocopias. 

-buenos días, estoy buscando al señor Armando- dije en voz alta tratando de mostrar seguridad. El muchacho se dio vuelta y me miro, entonces dijo:

-ya te lo llamo-

Me di vuelta para observar a través de la reja el interior de la universidad, que me pareció un pueblo fantasma con pocos estudiantes que en ocasiones pasaban por los pasillos. Me interrumpió una voz gruesa y me gire entre asustada y sorprendida.

-¿tu eres Pilar?- dijo un señor mayor cubierto de canas que en su cara demostraba menos edad, su rostro no tenia arrugas pronunciadas.

-si, soy...soy yo-

-pasa y hablamos, y de paso te presto una toalla- me sonroje con la invitación.

-vale,muchas gracias-

Lo seguí pasando por en medio de tres fotocopiadoras muy grandes, hasta el fondo donde había una puerta de madera con un vidrio corrugado en el medio, lo cual dejaba ver siluetas pero no ver claramente lo que se encontraba al otro lado. Abrió al puerta y me invito a sentarme en una silla de madera que estaba al frente de un gran escritorio con cuatro teléfonos de diferentes colores y varios papeles desordenados, no habían ventanas y en las paredes estanterías con carritos de colección.

-toma, sécate un poco- estiro su mano ofreciéndome una toalla amarilla recién lavada.

La tome y seque mi cara, y mi cabello, mientras Armando se acomodaba en una silla de ruedas chuecas al otro lado del escritorio.

-Alberto me llamo, y me dijo que estabas buscando un trabajito, y pues de casualidad estaba buscando a alguien que me ayude en las mañanas aquí- Pase un momento de temor cuando termino de hablar, pues era un horario que no se ajustaba a mis necesidades.

-uhmm pero yo voy a empezar a estudiar, y tengo clases en las mañanas-

-ahh, pero en las mañanas ya tengo al muchacho que viste en la entrada- lo sentí decepcionado.

Rápidamente pensé ¿de qué manera podría ser más... persuasiva?, entonces imagine que mi blusita podría estar mojada y transparente, ¿podría funcionar?.  A continuación me quite mi chaqueta y la puse en mis piernas, por el frío pude darme cuenta que mis pezones estaban duros y erectos, y la lluvia había ayudado a que el blanco se tornara de un transparente que dejo poco a su imaginación. 

-¿cual es tu horario?-

-pues inicio clases a las 7:00am, y es hasta medio día-

-entiendo, no sé cómo hacer entonces-

-desde las 2:00pm estoy libre-

Su mirada cambio, evidentemente Armando se encontraba en una lucha interna, sus ojos miraban mi blusita pero rápidamente trababa de mirar al techo o alguno de sus papeles, sin embargo sentía que me deseaba.

-bueno, pues... Alberto me dijo que eras buena... en... en hacer cositas- fruncí el ceño en señal de no entender su mensaje.

-si, osea... que lo haces bien... pues rico- llevo su silla de ruedas con un ligero impulso hasta la pared del fondo, con su mano inicio a tocar su entrepierna.

Esta vez, su mirada no era tímida o de vergüenza, sus ojos quedaron fijos en mis senos erectos por el frió, y entre mas miraba con mayor intensidad se frotaba. No me moví, y no me intimide por las acciones de mi entrevistador.

-¿qué piensas?, no me digas que me dijeron mentiras- abrió su cierre, desapunto su pantalón y saco su verga que tenia una erección parcial.

-no, no te han dicho mentiras- dije con seguridad.

-deberías acercarte, y darme... una mamadita- empezó a masturbarse con intensidad, consiguiendo una erección completa.

-y ¿por qué?- pregunte al tiempo que me puse de pie.

-porque vas a probar una rica verga-

-pero yo vine para un trabajo- dije e hice el gesto de querer salir.

-si, si lo que quieras- dijo descuidadamente.

-eso no me garantiza nada- se detuvo, se impulso de nuevo hacia adelante, colocando sus codos encima del escritorio.

-José¡¡- grito, y el muchacho que me había recibido llego enseguida.

-¿señor?-

-la señorita Pilar desde mañana nos va a acompañar en las tardes, necesito que cuadremos horarios y que usted se quede unas horas mas en la noche- dijo con autoridad-

- si, señor- y se retiro.

-¿contenta?- me miro fijamente y volvió a impulsarse hasta la pared, su verga regreso a una erección parcial.

-si, ahora si- le respondí, deje la chaqueta en la silla y me acerqué a mi nuevo jefe.

Me arrodille frente a él, y tome su pene con mi mano derecha, lo mire a los ojos, e inicie a masajearle la verga suavemente. Armando me tomo del cabello con una mano y acerco mi cara a su verga.

-cometela toda-

Su pene entro todo en mi boca, enseguida su verga iba creciendo con cada palpitación, mi lengua la saco hasta la mitad e inicia chupar la punta con intensidad, después él puso la otra mano en mi cabeza y con las dos guió mi movimiento, adelante y atrás, aumentando el ritmo por ratos y en otros momentos quedándose quieto para dejar que lamiera su pene.

-que rico, se nota que te encanta- lo mire a los ojos, lo saque de mi boca, con mi mano inicie a mastubarlo con intensidad y le dije:

-me fascina, esta muy rica- y la metí de nuevo a mi boca, me entre en la punta y seguí estimulandolo. 

No tardo tiempo en señalar que estaba a punto de venirse, entonces aumente un poco el ritmo, él se puso de pie frente a mi, tomo su verga frotándola con intensidad.

-abre la boca, y saca le lengua- tan pronto menciono la ultima palabra salio su semen.

El primer chorro entro de lleno en mi boca, el segundo dibujo una linea desde mi mentón hasta mi frente, a continuación mi nuevo jefe metió de nuevo su pene en mi boca, que recibí con agrado, limpiando su verga con eficacia. 

Me puse de pie y con mis dedos limpie el semen de mi cara, recogiéndolo y llevándolo a mi boca, me puse mi chaqueta y me dispuse a irme.

-mañana llega temprano, y no traigas ropa interior... no la vas a necesitar

Sonreí y me di la vuelta.