
En la mesita de noche esta el celular de Paola, no suena, ella le quito el volumen cuando subían por el ascensor para no ser molestada, entra una llamada y sin ver de cerca la pantalla tiene seguridad que su novio le marca insistentemente.
Ella centra su atención en su cuerpo, las sensaciones que un amante pasajero le brinda y que se traducen en placeres eróticos negados en su relación de pareja en donde el placer de él era lo único.
La venganza y la libertad son experiencias que Paola abraza con incertidumbre y alegría; el hombre saca su pene, se quita el condón y se derrama en su espalda. Ella se deja tumbar en la cama por la fuerza del habito, dispuesta a dormir, pero su nuevo amante no tiene en mente dejarla descansar.
Él agarra la cintura de Paola, indicándole que se coloque boca arriba, ella lo hace y se ve a si misma en el espejo del techo, puede observar como su joven amante la cubre, se da cuenta que entra una nueva llamada.
-¿es tu novio?- pregunta el joven amante, se pone otro condón y guía su pene para penetrarla de nuevo.
-Si, es mi novio, estará... preocupado- pero en su mente pensó: eso le pasa por desconfiar en mi.