lunes, 9 de noviembre de 2015

Todos Fracasos II

Estoy viendo mi reflejo en el espejo del ascensor, durante toda la noche he tenido la sensación
de estar despelucada, pero cuando me vi, me di cuenta que no es asi; estoy mareada como efecto de las tres cervezas que tome, lo que me genera una experiencia extraña cuando me veo a mi misma, veo a mi lado a un señor mayor, esta casi calvo, su cabello es gris y esta de saco y corbata como si fuera a su oficina. Tiene una argolla en el dedo, esta casado, tiene tres hijos, lo sé porque conozco a uno de ellos, al menor. Su apartamento esta en el piso 13 (¿un mal presagio?), se da vuelta y me besa el hombro, me pica su bigote mal cuidado, apesta a alcohol y tabaco.

Se abren las puertas del ascensor, no hay nadie en el pasillo, he venido un par de veces, pero esta vez es diferente, tengo algo de culpa, tal vez no debí venir, pero, ya es tarde él cierra la puerta y pone seguro... no tengo escapatoria.

Me besa apoyándome contra la puerta, yo busco relajarme teniendo un dialogo interno en donde justifico que nadie se va a enterar. Con sus manos desabotona mi jean, pongo una mano en su pecho, lo aparto un poco y digo:

-vamos al cuarto-

Me toma de la mano, me lleva a su cama matrimonial. Tomo asiento en un sofá que esta en la habitación, me quito mis botas y el pantalón, me pongo de pie y dejo mi blusita en el suelo, junto con mi bra y mi tanga, enseguida busco la cama y me acuesto en ella; abro mis piernas y con dos dedos froto mi clítoris ligeramente, él se arrodilla a los pies de la cama y acerca su boca a mi coño, su bigote me hace cosquilla lo que hace me estremezca un poco como tratando de huir.

Su lengua toca mi clítoris, lo acaricia gentilmente, saborea mis fluidos que ya inundan mi coñito, sin prisa me da placer, me doy cuenta que quiere hacerme sentir bien, a continuación se pone de pie, se coloca un condón, abro más mis piernas para recibirlo, él se tumba sobre mi, me penetra una vez, dos veces, la culpa se va quiero que me penetre toda la noche... lo mete una tercera vez, gime, se estremece y se detiene.

Nooo, no puede ser lo que me estoy imaginando, no en este momento, maldita sea.

Lo saco, y se acostó a mi lado, vi el condón lleno de semen. Después se levanto y se fue al baño; mientras con mi dedo intente seguir, comencé a masturbarme, pero era tanta mi frustración que no sirvió de nada. Maldita sea, volví a pensar.

Pasaron alrededor de diez minutos y no salia del baño, fueron diez minutos eternos y aburridos en donde mi frustración me consumió. Se abrió la puerta, y salio él con una erección y un nuevo condón. Me entusiasme: "tal vez estaba ansioso, ya se habrá relajado, bueno no importa ahora si que me demuestre lo que saber hacer".

Me tomo por los tobillos, puso mis piernas en sus hombros, busco mi vagina y me penetro, esta vez lentamente, frote mi clítoris con mis dedos, él se entusiasmo, acelero el ritmo, me penetro con fuerza, luego lo volvio a hacer, y de nuevo, y de nuevo, y una ultima vez que lo llevo de nuevo a estremecerse, lo saco y se acostó a mi lado.

Maldita sea ¡¡ íbamos bien, mejor me habría quedado en mi casa.

Pasaron unos cinco minutos en silencio, no nos miramos, no hicimos nada. Decidí tomar la iniciativa esta vez, tome su pene que estaba con una erección a medias, lo masturbe lentamente, mi idea consistía en lograr la erección completa y ponerle otro condón, hacerme encima de él, cabalgarlo y buscar egoistamente mi orgasmo... almenos uno.

Lo hice suavemente, luego con mas intensidad, busque el condón, y mientras hice eso sentí un liquido caliente en mi mano.

Qué mierda es esto¡¡ no puede ser, maldita sea me rindo, perdí mi puto tiempo.

No dije nada, ya todo estaba dicho, fui al baño, me lave las manos, luego me vestí dispuesta a irme, o, huir, si creo que huir es la palabra más adecuada, nunca había estado tan frustrada.

-Mira... ehh ... te pido un taxi- me dio un billete de 50. Abrí mis ojos llenos de ira. Él se intimido.

Tuve la dulce fantasía de estrangularlo.