domingo, 16 de agosto de 2015

No 11. Un muchacho fuera del colegio

Una semana había pasado y estaba en total abstinencia, la experiencia anal con Cesar me había dado cierto temor a seguir el camino elegido, sin embargo la falta de sexo género en mí una fuerte ansiedad que notaba al haber tenido enfrentamientos tontos con mis padres y con algunas amigas en poco tiempo, no había hecho la conexión hasta que empecé a coquetear naturalmente con un muchacho de unos 25 años que vendía pulseras a la salida del colegio.

Me encontré en una fase en donde pensaba que los hombres en general querían hacer daño, idea que me asusto en un principio y me culpe por haberle permitido a Cesar abusar de mí. Pero, a la vez me negaba a elegir desligarme de una vida sexual satisfactoria.

Y, ahí me encontré por tercer día seguido comprándole manillas al muchacho, del cual me entere esa tarde que su nombre era Julian. Al adarme cuenta de la situación comprendí que muchos podían interpretar mis acciones como el movimiento de una gata acechando su presa, lo cual no me importo, además estaba entendiendo cada vez más las señales que me daba mi cuerpo de 16 años; mientras coqueteaba con Julian me sentía con calor y con una humedad creciente.

-¿me esperas y hablamos?- me dijo Julian al darme una manilla como regalo.

-voy a tomar algo en la panadería y vuelvo- conteste tratando de ocultar mi entusiasmo.

Julian era un muchacho popular, varias niñas lo notaban al salir del colegio, y esa tarde no era la excepción, iba junto a él pero habían tres niñas de otro curso, lo cual me inhibió, me sorprendió que Julian vivía en un pequeño cuarto a 4 cuadras del colegio. Las otras niñas hablaban con él, con conmigo, pero él trababa sin mucho éxito tener cercanía física conmigo, estábamos frente a su casa-cuarto, de la cual había una puerta de metal, tenía el impulso de escapar pero actué.

-¿me prestas el baño?- lo dije con torpeza.

-claro, es por aquí, niñas ya salgo y seguimos hablando- contesto mientras abría la puerta.

Entramos y me di cuenta que era un cuarto rectangular donde apenas había espacio para una cama y un escritorio donde tenía un pequeño reproductor de cds, en la esquina contraria a la puerta había un cuadrado que era el baño; con un impulso cerré la puerta.

-pon música ¿no te parece?- le mencione mientras exploraba el baño.

-¿te gusta linkin park?- decía mientras me mostraba la caratula y daba play.

Sonó a un volumen moderado, de modo que me permitía escuchar las voces y risas de las niñas que estaban afuera esperando a Julian. Me senté en su cama, y me recosté colocando mi mejilla sobre la almohada.



-mejor voy a darme una siesta- dije en un suspiro que sonó a invitación.

-esta cama no es para dormir- me susurro al oído mientras se acomodaba en la cama.


Su lengua entro en mi oído suavemente, que humedeció casi proporcionalmente a la humedad de mi vagina en ese instante.


-entonces no hay que dormir- le dije en un tono que indicaba placer.


Me tomo con fuerza, y se hizo encima de mi, me beso con pasión, y se sorprendió cuando metió su mano debajo de mi falda.


-¿y eso?- pregunto con desconcierto.

-no uso ropa interior- respondí en tono travieso.


(anteriormente cuando fui a la panadería, entre un momento a un baño y me había quitado mi ropa interior, con el objetivo de sorprender y seducir)


-ufff que rico, ¿le gusta ártico el pipi, no?-

-me encanta- en voz alta como dándole la bienvenida


No espero demasiado y entro en mi con fuerza, lo que genero en mi un par de gemidos que intente controlar


-JULIAN, NO NOS DEJE PLANTADAS- gritaban las niñas mientras tocaban la puerta.


Eso apuro a Julian, que incremento su ritmo.


-toca hacerle rápido- me decía disculpándose


Con mis piernas intente rodear su cintura, acomodándome a su ritmo, y haciendo movimientos intensos que hacían que mi clítoris tuviera mejor estimulacion.


-ufff ya casi me vengo, lo quiero echar en tu carita- lo dijo jadeando y casi ahogado.


Julian se levantó, me agarro del cabello para hacerme sentar al borde de la cama, metió su verga en mi boca, la metió y la saco cinco veces, enseguida lo saco, lo puso cerca de mi cara y con su otra mano se masturbaba... hasta que sentí que mi cara se bañó en 4 chorros de semen que salieron con fuerza.


-que deliciaaaa ahhh- gemía y restregaba su verga por toda mi cara.


Me levante fui al baño y quede encantada con la imagen que vi en el espejo, mi rostro totalmente bañado de su semen y mis mejillas de un rojo intenso.

Julian abrió la puerta y salio, mientras yo me limpiaba mi cara. Espere unos momentos y salí, no vi a nadie, por lo tanto cerré la puerta y me fui a casa.

Ya lo necesitaba, pensé, mientras caminaba.