jueves, 20 de agosto de 2015

No 17. La Semana Libidinosa: Sábado de sexo y calentura adolescente. Parte 2

Era la tercera vez en esa tarde que Daniel estaba encima de mí, penetrándome y explorando con su verga mi coñito, le gustaba mirar mis senos y procurar para que nuestras miradas se cruzaran buscando tal vez pistas de mi nivel de satisfacción.


-¿así le gusta?- pregunto como estudiante curioso.


-si, qué rico lo haces- tratando que no se detuviera.


Sus movimientos y embestidas guiados por mis manos daban la ilusión de que me follaba un experto, yo dominaba la situación, guiaba, pero su calentura adolescente era un complemento exquisito. Cuando nos mirábamos a los ojos me brindaba gran placer ver en su mirada un desahogo acumulado por años que cumplían un deseo que semanas atrás habían visto una oportunidad a través de su ventana. Su cuerpo cubría totalmente el mío, y su inexperiencia al contrario de frustrarme me daba inmensa alegría pensar en que marcaria su vida.


-dale más durito- dije invitándolo a que se viniera.


Se escucho un sonido de llaves, claramente alguno de los primos de Daniel había llegado a casa, sin embargo ese pensamiento se perdió con el movimientos de nuestros cuerpos que se frotaban con gran deseo.


Tocaron la puerta.


-¿Dani estas ahí?- pregunto una voz tras la puerta, que presumí era Oscar, el mayor.


-Si, si, estoy ocupado- en tono que mostraba nerviosismo.


-no te detengas- susurre a su oído al notar que dudaba.


-¿ya comiste?, voy a pedir pizza-


-no, no he comido- titubeando.


-¿estas acompañado?- con sospecha de compañía femenina-


-si... una amiga- como comunicando el interés de hacer cumplir un acuerdo previo.


-ahh todo bien Dani-


Daniel se sujeto a la cabecera de la cama, intuí su intención y abrí más mis piernas para recibir sus embestidas, que vinieron con fuerza y un ritmo que en poco tiempo consiguieron llenar mi coñito de sus semen al tiempo que se escapaban algunos gemidos de mi parte, la cama rechino, su espalda quedo marcada con mis uñas.

Me puse de pie con la intención de buscar mi ropa, por mis piernas se escurrían tres líneas de semen aún cálido.


-Necesito el baño- dije en voz alta.


-esta afuera- respondió Daniel al momento que tocaba su verga con sus dedos los cuales olfateaba buscando mi aroma, olvidando que vivíamos en el mismo conjunto.

Pensé en vestirme sin limpiarme, pero considere mejor que no quería ensuciar mi ropa. Afuera podría estar Oscar, tal vez podría estar en su cuarto y no notaria mi presencia, pero era posible correr con mala suerte y cruzármelo en el baño. Por otro lado ya me había visto desnuda y me había tocado.

Decidí entonces salir, agarre mi ropa y sin dudar salí del cuarto para dirigirme al baño, vi las luces encendidas, pero no vi a nadie y entre al baño impunemente. Más semen salía de mi vagina, limpiarme no fue tarea sencilla, pero lo hacia con una sonrisa en mi rostro. Me vestí ya con la intención de ir a mi casa.

Escuche una conversación en la sala, y me dirigí a ella.


-hola Pilar milagrazo en verte- irónicamente me saludo Oscar, que estaba sentado en el sofá.

Daniel estaba de pie junto a la puerta.


-si hace rato, he estado como ocupada- le respondí.


-pedí pizza, no demora en llegar, estas invitada-


-wiiii pizza- afirme como niña consentida.


Fui afortunada, era mi favorita, pollo con champiñones, que comimos rápidamente mientras conversábamos para conocernos mejor.


-¿hasta cuando estas solita Pilar?- pregunto como para dar claridad a sus planes personales.


-hasta el otro domingo-


-quédese esta noche aquí entonces, así pueden culiar... aprovechen que pueden, pero no hagan mucho ruido- logrando en mi sacar una risita nerviosa.

Después de la cena, no tardamos en regresar al cuarto con Daniel y la ropa encontró el suelo rápidamente; me puse en 4 en la cama, no perdiendo de vista las expresiones de sorpresa de mi amante, se coloco detrás de mi comenzando a lamer de arriba abajo mi espada, y deteniéndose delicadamente en mi coxis, enseguida se acomodo metiendo con fuerza su pene en mi coñito. Inicio movimientos rápidos que iban al ritmo de mis gemidos, a continuación lo detuve.


-lo quiero en mi boca- mientras me incorporaba, me di la vuelta y me incline para mamarcelo.


Con la mano derecha agarre su verga, la izquierda la puse en su nalga para empujarlo, su pene ya en mi boca fue masajeando como saboreando un helado, él se movía como follando mi boca, y la evidente emoción de Daniel impulso su ritmo hasta sentir mi boca inundada de su semen.

Sentí como se estremeció, luego de eyacular en mi boca saco su verga.


-saque la lengua- agarrándome del cabello mirándome morbosamente.


Abrí mi boca y saque mi lengua que la sentía con una fina capa de semen, tenia un sabor a crema, ni salado ni dulce, estaba fascinada con la forma en que me miraba, que tomaba una foto mental a la escena. Le limpie su verga con lamidas suaves que mantuvieron la erección.

Me acosté, fatigada con la idea de dormir, Daniel me siguió y me abrazo, quedando dormida casi al instante.

Soñaba que estaba en el colegio, en una clase en la cual estaba perdida y con el deseo de escapar del salón, pero mis amigas no me dejaban salir.

Me desperté casi a la media noche según el despertador que estaba en la mesa de noche, sentí un movimiento que me había sacado de mis sueños, la mano de Daniel estaba estimulando suavemente mi clítoris, pero lo suficiente como para humedecer mi vagina, sensación acompañada por dientes en mi pezón.


-quiero el ultimo- susurro a mi oído


Automáticamente y sin abrir los ojos me acomode para que se hiciera encima, me penetro nuevamente, con fuerza desde el inicio con el animo de despertarme sin éxito. La cama rechino de nuevo, mi coñito me ardía pero lejos de desagradarme pensé alegremente que esa calentura adolescente se había incrementado por mi culpa.


-que chimbaa- dijo Daniel mientras se venia de nuevo en mi vagina, que en esta ocasión note que estaba agotado y que su semen estaba al mínimo.

Volvimos a dormir, y continuar soñando...

Era domingo, Daniel se levanto temprano y se fue dejándome dormida en su cama.

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