domingo, 16 de agosto de 2015

No 15. El día S: Mis juegos sexuales, me manosearon 3 tipos en el parque. Parte 3

Su verga estaba húmeda a una media erección que me propuse completar mientras mi lengua pasaba suavemente por la punta, miraba fijamente los ojos de Jasón que estaban al parecer desconcertados pero lujuriosos; mi rostro contenía aun rastros de semen que no había secado.


-qué rico lo mama muñequita-


Me puse de pie, y busque hacerme encima de él, mientras Jasón dirigió su verga para penetrarme de nuevo, hice movimientos lentos logrando que su verga se pusiera cada vez más dura, a continuación él se levanto tomándome del brazo y llevándome al baño, me inclino frente al espejo del lavamanos del cual podía verse toda la acción, mi mirada oscilaba entre ver su rostro y mis expresiones de placer.


Al ver su cara me di cuenta que estaba atento a mi espalda, mi cola y el primer plano de la penetración, que no hacia con envestidas habituales, más bien eran movimientos circulares que me recordaban a cuando uno saca con el dedo los restos de un recipiente de dulce/arequipe que se deseaba fuese eterno.


-me dijeron que... te gusta el dedito en el culo- dijo como pidiendo permiso.

-si, me encanta- y pensé con algo de rabia en Julián.


Su dedo rozaba con la superficie de mi culo, como dudando y explorando a la vez.


-métemelo rico-


Al momento que entro su dedo sentí mucho placer, aumentado por ver mi propia expresión en el espejo, emoción compartida con Jasón que me miraba en el reflejo. Saco su dedo y me agarró de las caderas tratando de hacer mas profundas las envestidas. Su ritmo, potencia, además de mis gemidos fueron en aumento a la vez que con una mano me tomo del cabello, y vinieron un par de nalgadas que me dejaron la cola roja.


-mamacita que rico como cuela usted-

-más... más duro... hay si... más...-


Tuve una conexión especial con mi reflejo que me permitió en ese instante ver las expresiones de mis orgasmos, él con fuerza y ritmo agresivo me regalo el ultimo orgasmo de ese encuentro, intenso y con el toque especial de dos chorros de semen que acabaron en mis nalgas.

Me incorpore hipnotizada por la imagen en el reflejo, y pensé que seria un lío vestirme y salir así de sucia como había quedado.


-si se quiere bañar hágale de una- mientras me daba una nalgada.


Mientras iba camino a casa pensé que ya no estaba molesta con Julián, imagine que tenia que ver más con sentirme frustrada, y me relaje; comprendí entonces que no seria feliz con relaciones monogámicas y que lo mío era ser libre.

Eran pasadas las 5:00pm cuando llegue al conjunto, no quise entrar al apto aun y me senté en el parque a tomarme algo, estaba en un banco de concreto cercano a una cancha de basket que solo usaban los fines de semana, entre semana y esa tarde siempre se veían pocas personas, a veces nadie, me entretuve viendo a dos niños jugando... y vi a alguien familiar.


-te vez diferente sin las gafas- dijo una voz a mi lado.

-la hemos pensado mucho- dijo alguien más que se sentó a mi lado.


El primero que hablo se presento como Diego, no era muy alto, tenia 21 años de edad y vestía con una gorra y chaqueta grande, el segundo se presento como Oscar, que tenia 28 años, bastante alto, corpulento y llevaba una sudadera con una camiseta tipo esqueleto. Llamaron a un tercero que estaba jugando basket y al que si reconocí, y que se presento como Daniel de 16 años, era también bastante alto pero delgado. Eran los del 4to piso, y Daniel era el que habitaba ese cuarto cercano a mi ventana, luego me entere que eran primos que llevaban poco más de un año en Bogotá, pero que eran de Barranquilla.


-¿por qué han pensando en mi?- en tono inocente y despreocupado.

-por ese súper show de esta mañana- dijo Oscar tomando la iniciativa.

-y por tremendo cho...- Diego se vio interrumpido por un calvazo que le propino Oscar.

-shhh cállese estúpido-

-y las téticas- dijo Daniel tomando del pelo.

-ehhh otro, no joda hermano-


Esa breve interacción me sonrojo, cosa que notaron enseguida, pero a la vez tenia una sensación de alegría pues entendía que les había gustado mi juego de la mañana.


-pero no se ponga roja, más bien tiene que estar orgullosa- Oscar acaricio suavemente mi mejilla con un dedo.

-venga, muestre un poquito- con un tono retador.


Dude un momento, era claro que la idea de mostrar me divertía, sin embargo no los conocía lo suficiente y mi confianza en ellos era cero.


-uuu le dio miedo, no es capaz-

-pero tápenme- me decidí, con la condición que se acercaran y fuéramos discretos, de modo que nadie más se diera cuenta.

Me rodearon, Oscar y Daniel se sentaron a mis costados, mientras Diego se hizo de pie frente a mi, en seguida poco a poco fui desabotonando mi blusa, mientras ellos me observaban atentos y sorprendidos porque tal vez no creyeron que lo haría. Abrí mi blusa por completo dejando mis senos expuestos a sus miradas aún incrédulas.


-que ricas- mientras me pellizcaba mi pezón izquierdo Daniel, que se aventó sin preguntar.

-uffff se ven sabrosas- mencionó Diego agachándose y apretándome ambos senos.

-pa´ chuparlas toda la noche- Oscar se inclino y chupo brevemente pero con intensidad mi pezón derecho.

-bueno mucho por hoy- me cubrí y abotone rápidamente.

-¿y el resto?-

-si le falto lo más rico-

-bueno, pero rápido- me puse de pie, desapunte mi jean y me lo baje hasta las rodillas.

-uffff ese chochito pelado-


Percibí sus manos por todos lados, algunos agarraban mis nalgas, otros acariciaban mi coñito, y otros dedos intentaban entrar, la sensación fue espectacular para mi, no quería que se detuvieran, pero tenia que hacerlo... era tarde.


-¿y se lo va a dejar meter?- pregunto Diego con la seguridad de mi afirmación.

-otro día, me tengo que ir- pero con el deseo de quedarme.

Subí y apunte mis jeans, mientras oía protestas insistiéndome en no dejarlos. Si viviera sola seguiría jugando con ellos, pensé. Me fui rápidamente pero con la promesa que los visitaría alguna tarde.

Eran más de las 6:00pm, esperaba a mis padres con las persianas de mi ventana abajo, recordando lo bien que ocupe mi día en juegos de placer, e imagine que con ciertas condiciones podrían ser mejor.

Llegaron mis padres y me puse en modo: hija ejemplar.